Capítulo 5

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Tres niñas se asomaban delante de una gran ventana situada en el segundo piso.

-Será extraño, ya veréis. - decía la mayor.

Todas estaban inmóviles, sin ni siquiera mirarse entre ellas.

-Es muy pequeña. - habló la menor.

El trío estaba muy concentrado en lo que sucedía tras la ventana.

-Extrañaré a la antigua profesora. - habló la del medio.

Las otras dos exhalaron, sentían añoranza.

-Pues a mí me caía mal.

Las tres se giraron hacia otra chica, esta estaba tumbada encima de una mesa.

-¡Anastasia! - regañó la mediana.

-¡Tatiana! - imitó la pequeña.

-Baja de ahí. - ordenó Olga, la mayor.

-No tengo zapatos. - respondió despreocupada.

- Da igual, no puedes estar subida a una mesa. - volvió a regañar Olga.

La pequeña se acostó boca arriba en la mesa.

-Me moriré de hipotermia si pongo un pie en el suelo. - habló Anastasia.

-¡No seas tan dramática! - suplicó Tatiana.

Entonces la niña se reincorporó.

-Todas sabéis que seré actriz, debo prepararme.

Las mayores rieron.

- ¿Y tus zapatos?- preguntó la tercera chica de la ventana, María. - Iré a por ellos.

-Pues... - empezó la niña.

No le dio tiempo a terminar, pues un niño más joven entró corriendo a la habitación.

-Ahí. - terminó.

El niño llevaba atados con una cuerda unos pequeños zapatos de seda.

-Alexéi, ¿qué haces? - preguntó María.

-Jugar. - respondió el chico.

- ¿A robar zapatos? - se extrañó Olga.

-Es que creía que así Anastasia saldría detrás de mí. - dijo con una pizca de travesura en su voz.

-Alexéi, los zapatos. - pidió Tatiana.

-Entonces Anastasia me atrapará. - se quejó.

-No lo haré. - mintió la niña.

-Le cortaremos el paso para darte ventaja. - le habló la mayor.

- ¡Eso es favoritismo! - se quejó ahora Anastasia.

María soltó una leve risa.

-Solo dale los zapatos y ya. - ordenó Tatiana.

Entonces el niño se acercó para darle el calzado a su hermana, la cual hacía muecas a este.

-¿Llegará pronto? - preguntó María a las mayores mientras miraba de nuevo por la amplia ventana.

-No lo sé, pero estoy ansiosa. - respondió Olga.

Mientras, Anastasia se ataba los cordones y Alexéi la miraba nerviosa. La niña se bajó de un salto.

-Por fin. - hizo una sonrisa pícara.-
¡Prepárate!

Entonces, Alexéi se asustó.

- ¡Olga! - exclamó el niño. - ¡Ayuda!

Los dos más pequeños corrieron por toda la habitación. Alexéi se subía en un sofá para poder alejarse de Anastasia y, cuando miraba a su hermana, estaba a centímetros de alcanzarlo. El niño se escondía detrás de los muebles, debajo de las mesas e incluso ponía obstáculos por el camino mientras que su hermana corría lo más rápido posible tras él.

ENTRE DOS BANDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora