Tres niñas se asomaban delante de una gran ventana situada en el segundo piso.
-Será extraño, ya veréis. - decía la mayor.
Todas estaban inmóviles, sin ni siquiera mirarse entre ellas.
-Es muy pequeña. - habló la menor.
El trío estaba muy concentrado en lo que sucedía tras la ventana.
-Extrañaré a la antigua profesora. - habló la del medio.
Las otras dos exhalaron, sentían añoranza.
-Pues a mí me caía mal.
Las tres se giraron hacia otra chica, esta estaba tumbada encima de una mesa.
-¡Anastasia! - regañó la mediana.
-¡Tatiana! - imitó la pequeña.
-Baja de ahí. - ordenó Olga, la mayor.
-No tengo zapatos. - respondió despreocupada.
- Da igual, no puedes estar subida a una mesa. - volvió a regañar Olga.
La pequeña se acostó boca arriba en la mesa.
-Me moriré de hipotermia si pongo un pie en el suelo. - habló Anastasia.
-¡No seas tan dramática! - suplicó Tatiana.
Entonces la niña se reincorporó.
-Todas sabéis que seré actriz, debo prepararme.
Las mayores rieron.
- ¿Y tus zapatos?- preguntó la tercera chica de la ventana, María. - Iré a por ellos.
-Pues... - empezó la niña.
No le dio tiempo a terminar, pues un niño más joven entró corriendo a la habitación.
-Ahí. - terminó.
El niño llevaba atados con una cuerda unos pequeños zapatos de seda.
-Alexéi, ¿qué haces? - preguntó María.
-Jugar. - respondió el chico.
- ¿A robar zapatos? - se extrañó Olga.
-Es que creía que así Anastasia saldría detrás de mí. - dijo con una pizca de travesura en su voz.
-Alexéi, los zapatos. - pidió Tatiana.
-Entonces Anastasia me atrapará. - se quejó.
-No lo haré. - mintió la niña.
-Le cortaremos el paso para darte ventaja. - le habló la mayor.
- ¡Eso es favoritismo! - se quejó ahora Anastasia.
María soltó una leve risa.
-Solo dale los zapatos y ya. - ordenó Tatiana.
Entonces el niño se acercó para darle el calzado a su hermana, la cual hacía muecas a este.
-¿Llegará pronto? - preguntó María a las mayores mientras miraba de nuevo por la amplia ventana.
-No lo sé, pero estoy ansiosa. - respondió Olga.
Mientras, Anastasia se ataba los cordones y Alexéi la miraba nerviosa. La niña se bajó de un salto.
-Por fin. - hizo una sonrisa pícara.-
¡Prepárate!Entonces, Alexéi se asustó.
- ¡Olga! - exclamó el niño. - ¡Ayuda!
Los dos más pequeños corrieron por toda la habitación. Alexéi se subía en un sofá para poder alejarse de Anastasia y, cuando miraba a su hermana, estaba a centímetros de alcanzarlo. El niño se escondía detrás de los muebles, debajo de las mesas e incluso ponía obstáculos por el camino mientras que su hermana corría lo más rápido posible tras él.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE DOS BANDOS
Historical FictionLa Rusia zarista. Nikita, una joven española, es enviada hacia Rusia con su padre. Causará gran revuelo en el pueblo ruso por su increíble inteligencia y facilidad de enseñar español. Nicolás II, al oír esto, aceptará que la adolescente imparta cla...