040

195 33 6
                                    


Unos pocos días más tarde, otro conjunto de paquetes fue asignado a Jimin. El hombre de cabello morado le pidió ayuda nuevamente, consciente de lo bien recibido que estuvo en aquel hogar.

Jungkook tampoco se negó. De hecho, aprovecharía para sorprender a Yoongi con su inesperada visita. Así que, dejando a Taehyung y a otros compañeros a cargo de unos pacientes regulares, partieron en seguida.

Jungkook y Jimin dieron un par de vueltas más esta vez. El más joven se encontró a sí mismo partiendo y volviendo a la camioneta unas cuantas veces con cajas ligeramente pesadas. Eran, al menos, unas quince.

Jimin volvió a saludar cariñosamente a su hermana y ésta volvió a recibirlo con una sonrisa grande, batiendo sus pestañas al veterinario de gruesos labios. Éste no podía evitar echarse el cabello hacia atrás inconscientemente, fácilmente molesto por la ligera capa de sudor que emanaba su piel, producto del esfuerzo.

Jimin le dirigió una mirada pícara antes de que se dirigiera a otra dirección, alegando que traería bebidas para los dos antes de irse. Mina simplemente juntó los pies e intentó sacarle plática, con la voz extrañamente suave. Justo como la primera vez.

—Entonces, ¿Trabajas para mi hermano?

—Sí, desde hace algún tiempo —admitió desviando la mirada hacia el pasillo que daba a las aulas, justo donde había sido llevado para encontrarse con Yoongi y los niños—. Desde que terminé la carrera, de hecho.

—Uh, debe ser interesante trabajar contigo, entonces.

Cuando Mina jugó con su cabello, sonrió descaradamente y cambió su peso de un pie a otro para relucir sus curvas, Jungkook pestañeó con cierta incomodidad. No era tonto. A sus casi treinta años sabía cuándo una mujer estaba interesada en él.

Pero no estaba seguro de estar atrayéndola de una manera adecuada.

—Noona —una voz algo áspera llamó la atención de los dos. Mina y Jungkook clavaron sus miradas sobre cierto híbrido pálido de orejas gatunas. Jungkook sonrió inmediatamente al verlo. Tenía algunas manchas de pintura en sus manos, dándole un aspecto descuidado a pesar de la mirada fría que relucía sobre la mujer. Era la primera vez que lo veía así, y se encontró algo confundido sobre aquella faceta, pero no dijo nada cuando Mina respondió al llamado, atenta—. Los niños están listos para la siesta.

Los labios rosados de Mina se abrieron en una pequeña o. Ella dirigió una última mirada a Jungkook antes de disculparse y retirarse con una breve venia, dejándolos solos. Yoongi observó brevemente las cajas y luego al veterinario, luciendo un poco más relajado, con la mirada suave.

—No sabía que venías.

—Jimin me pidió que lo ayudara una vez más —sonrió, encogiéndose de hombros. Yoongi sonrió de vuelta, aunque no quisiera—. ¿Sorpresa?

Ambos fueron suavemente.

—Deben ser materiales para los niños —concluyó el híbrido en un murmuro, acercándose a las cajas. Jungkook, en cambio, caminó hacia el bebedero de una de las paredes. A pesar de que Jimin dijo que traería bebidas, él realmente sentía la garganta áspera.

Se tomó el tiempo para servirse y, apenas llevó el vaso a sus labios, sintió una respiración justo sobre la expuesta piel de su nuca. Quiso girar sobre sí mismo y averiguar de dónde provenía, pero la respuesta llegó sin rodeos cuando un olor familiar lo rodeó.

¿Yoongi?

Giró el rostro justo cuando sintió otro cuerpo pegarse a su espalda. Sólo pudo divisar el cabello claro y las orejas oscuras del híbrido asomarse por su vista periférica. Y tembló ligeramente, porque pronto sintió las mejillas del híbrido restregarse contra su hombro. Sintió unas tímidas manos posarse sobre el otro, delicadas, sutiles. Y creyó que dejaría caer el vaso de lleno al suelo cuando escuchó un suave ronroneo.

Minino Min lo estaba marcando con su aroma.

Y no tenía idea de porqué, pero se sintió muy feliz.

_________________________________________

643 palabras.

-CoffeeToffee

DON'T TOUCH ME! || KOOKGI/YOONKOOK 「ADAP」¡PAUSADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora