DON'T TOUCH ME! || KOOKGI/YOONKOOK 「ADAP」¡PAUSADA!

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Desde que sintió la marca de olor que Yoongi le dejó aquella tarde, Jungkook se cuestionaba muchas cosas.

Como, por ejemplo: desde cuándo Yoongi se había instalado tan firmemente en su vida.

No era difícil para él darse cuenta de las miradas que Yoongi le lanzaba de vez en cuando; de que acribilló con los ojos a Mina cuando estuvo intentando coquetear con él.

Y de que, quizás, Yoongi estaba empezando a verlo como algo más.

Pero no había escuchado salir de esos rosados labios algún indicio, alguna insinuación, una sola evidencia que confirmara sus sospechas. Yoongi era cuidadoso con lo que decía. Tal vez demasiado.

Pero Jungkook no se detenía al observar su lenguaje corporal. Yoongi tenía cierta manía por rechazar inconscientemente a Hoseok incluso cuando éste no estaba presente. Ya sea con alguna prenda de ropa tirada descuidadamente en la sala, él se mantendría alejado de ella como si fuera venenosa.

Cuando se rodeaba de niños, ellos solían trepar por sus piernas o exigirle mimos, a lo que él suavemente correspondía; acariciando sus suaves cabezas y cargando a alguno de ellos con una fingida mueca de molestia. Pero estaba lejos de molestarle realmente: podía notarlo en el brillo excepcional en sus ojos.

Cuando estaba con Namjoon, Yoongi permanecía calmado. Algunas veces reía con su hermano o discutían sobre alguna cosa trivial, a veces incluso tonta. Había cierto cariño en su mirada, un cariño fraternal: no tenía miedo de tener contacto con él.

Luego estaban los demás. Jimin, Mina y Taehyung no tenían permitido acercársele demasiado. De hecho, él podía llegar a gruñir si alguno de ellos intentaba tocarle, pero se tragaba sus sonidos roncos y se alejaba al instante, evitándolos.

Sí, Yoongi odiaba el contacto físico. Excepto si éste provenía de personas especiales: de Namjoon, de sus alumnos...

De Jungkook.

El veterinario se daba cuenta de que cada vez que estaban cerca, Yoongi se acercaba cada vez más. No importaba si estaban diez metros alejados: Yoongi gradualmente acortaba la distancia, a menudo exigiendo atención.

Él era territorial. Lo era al gruñir a Hoseok cuando éste se acercaba a su lugar feliz —el sofá, mientras él dormía en su forma gatuna sobre el regazo de Jungkook—, o cuando Mina le miraba con lascivia, orillándolo a marcarlo con su olor de repente.

Su olor...

El aroma de Yoongi seguía impregnado en su ropa; era un aroma familiar, agradable y suave. Era exactamente el mismo olor natural de Yoongi. Estaba seguro de que, si se aventurase a hundir su nariz en la unión entre el cuello y hombro del pálido, podría sentirlo con mayor intensidad.

Y él no estaba del todo seguro de cómo sentirse al respecto. De cómo debería.

Porque no iba a negar que Yoongi era grandiosamente hermoso. Sus pequeños ojos oscuros, la nariz de botón, aquellos labios finos y rosados; las mejillas delicadamente llenas, el cabello brillante y suave, la forma en que su cuerpo se veía con o sin ropa. Yoongi era un híbrido hermoso y no hacía falta mirar dos veces. Sin mencionar su personalidad encantadora y testaruda.

Pero, ¿Era correcto?

Observó al dueño de sus pensamientos justo en frente de él. El híbrido movía sus orejas suavemente mientras le platicaba sobre los dibujos que los niños habían hecho de él. Había un montón de hojas coloridas sobre la mesa del centro de su sala, y aquella imagen le pareció agradable. Muy agradable.

Yoongi sonreía animadamente mientras describía a cada uno de sus alumnos, más atento hacia los dibujos que en él. Por eso, Jungkook pudo observarlo con mayor intensidad cómodamente. Podía ver sus ojos brillantes e ilusionados, su sonrisa contenta y orgullosa. Las mejillas ligeramente teñidas, como un suave rubor rosa.

Y sonrió, porque verlo feliz le hacía sentir irremediablemente feliz también.

Quizá ya había empezado a desarrollar sentimientos por Yoongi, desde hace varios días, aunque apenas lograba darse cuenta.

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651 palabras.

-CoffeeToffee♡