DON'T TOUCH ME! || KOOKGI/YOONKOOK 「ADAP」¡PAUSADA!

029

Yoongi movió sus orejas suavemente en dirección a Jungkook.

El veterinario preparaba un sándwich de atún para él, silbando una repetitiva melodía en el aire. El híbrido se mantenía sentado en la isla de la cocina justo después de observar a los peces dorados de la pecera, viendo a Jungkook moverse tranquilamente de un lado a otro.

Dado a que le estaba dando la espalda, no se cortó al comerse al otro con la mirada.

Miró su cabello oscuro y bien peinado. Aún después de un largo día de trabajo, conservaba su cabellera en perfecto estado. Bajó suavemente a su nuca y hombros, notando la anchura justa de éstos últimos, recorriendo lentamente la espalda hasta llegar a la retaguardia. El humano vestía una camisa azul cielo algo holgada que se escondía dentro del pantalón negro, el cual no era tan ajustado, pero tampoco tan suelto como para no notar el relleno trasero.

Continuó su camino por las fuertes piernas y se detuvo en los pies, los cuales calzaban unas pantuflas blancas con un diseño de conejitos.

Yoongi se mordió el labio, intentando no reír. El humano no notó su presencia y continuó silbando, hasta que se dio media vuelta para llamarlo. Yoongi miró con una sonrisa burlesca cómo el mayor daba un respingo de la sorpresa.

—¿Desde cuándo estás ahí? Oh Dios, casi muero del susto... —exageró tendiéndole su plato de comida. El híbrido rio con los labios cerrados mientras aceptaba con gusto.

Adoraba los sandwiches de atún que Jungkook le preparaba. En su opinión, eran los mejores. No había probado unos tan deliciosos desde que la madre de Namjoon dejó de preparárselos por la supuesta dieta, hacía muchos años atrás.

Estaba seguro de que la señora le regañaría por consumir tantos carbohidratos, pero no se arrepentía. Era un placer para él gustar de un sabor tan familiar en compañía de Jungkook.

El veterinario, después de contarle la historia con su hermano, había estado pensativo. Yoongi quería borrar esa expresión en su rostro, aquella que a veces podía percibir mientras se sumergían en el silencio.

—Hyung, ¿Te gusta mi presencia?

Jungkook observó al híbrido confundido por la repentina pregunta. Se encontraban lavando los platos: él encargándose de lavarlos mientras Yoongi los secaba y ordenaba.

Jungkook sonrió, tomando una de las ollas para empezar a enjabonarla—: Por supuesto. ¿A qué viene esa pregunta?

Creo que me gustas mucho.

El pálido había batallado consigo mismo por un rato para mantener sus acciones compulsivas lo más lejos posible de su cuerpo. Y sin embargo, no pudo resistir la potente felicidad que aquellas palabras habían producido en su interior. Inclinó las orejas y mordió suavemente el hombro contrario, provocando que el veterinario diera un respingo.

Y sonrió. La expresión melancólica había desaparecido, abriendo paso a la sorpresa y diversión.

—¿A qué viene eso? Estás actuando raro, ¿Acaso quieres que te compre croquetas de pescado? —se burló, intentando aligerar los nervios que florecieron en su interior y burbujearon alrededor de su nuca. Observó por el rabillo del ojo cómo el híbrido sacaba la lengua con la nariz arrugada.

—Uhg, que ni se te ocurra. Son horrendas.

Se mantuvieron conversando sobre el sabor de las croquetas hasta que terminaron de lavar los trastes. Ambos tomaron rumbo hacia la casa de los híbridos, entre alguna anécdota sobre sus días de escuela.

Yoongi pensó nuevamente en la maraña de pensamientos que Jungkook cargaba. Se mantuvo en silencio, poniéndose en sus zapatos con poco esfuerzo. Y, más confundido que contento con su conclusión, observó su destino a la vuelta de la esquina.

—Sobre tu hermano... haz lo que creas correcto —Dijo antes de dar la vuelta para entrar a su casa, dejando a un pensativo Jungkook retomar su camino. Y al ver a su hermano cenar con una expresión cansada, decidió hacer el cambio.

Haría un esfuerzo por cambiar. Lo haría por Namjoon. Y por Jungkook.

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653 palabras.

-CoffeeToffee♡