¿Todo va a estar bien?

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Sentí como mi vagina se llenaba de su semen,no podría decir cuánto fue el tiempo que tardó en acabar ese infierno,sin embargo,para mí se me hizo tan eterno como quién agoniza entre las llamas de un fuego.

Soltó un fuerte jadeo final y,en cuestión de segundos después de eso,había desaparecido por completo.

Escuché la caída de algo pesado en el pasillo que me hizo sobresaltar. Mi cuerpo temblaba por completo,mis piernas se habían paralizado.

Julio. — ¿Mairim?

Pude reconocer esa voz.
Julio.

El se acercó a mí y se paró justo detrás mía,mirando mi cuerpo de frente.

Me giré muy lentamente.

Julio. — ¿Quieres un vaso de agua?

Baje aún más mi mirada y pude observar como por mis piernas recorrían restos de su semen que se habían mezclado con sangre que provenía de mi canal vaginal.

Reserve mis palabras.

Julio. — *se acerca a ella y le coge en brazos* Vamos,a tu habitación.

Mi cuerpo no dejaba de temblar,no obstante,mi cerebro era incapaz de mandar una sola orden a mi sistema nervioso o psicomotriz.

Llegamos a la habitación y una vez los dos dentro,Julio cerró la puerta.

Julio. — Bien,ahora estate completamente quieta.

Julio cerró la llave y me acomodo gentilmente en la cama.

Luego él se sentó justo debajo de mis piernas.
Yo estaba recostada,no tumbada.
Con las piernas apoyadas en la cama.

Julio. — Voy a echar un vistazo. *mira seriamente a Mairim*

No recuerdo que fue lo que me dijo.
No podía escuchar nada,solo sentía mi zona íntima irritada,dolorida y sucia.
Yo me sentía sucia.

Julio agarro mis muslos y situó mis piernas sobre sus hombros muy suave y cuidadosamente.

Yo tape toda mi zona íntima con ambas de mis manos,Julio se acercó aún más a mí,aún con mis piernas colocadas sobre sus hombres y,agarro mis manos con las suyas y las apartó.

Julio agachó su cabeza y la situó frente a mi vagina,agarraba mis caderas.

Me era completamente imposible procesar toda esa información.

Julio. — *sube levemente la cabeza y mira a Mairim* La saliva es curativa.

Le lancé una fugaz mirada triste.
El captó enseguida que no era el momento de chistes,a pesar de que es algo que cualquier persona en esa situación podría percibir al momento.

Entonces bajo mis piernas,me desnudó y me cogió de nuevo entre sus brazos,esta vez me llevó a la ducha y una vez ahí,me sentó en el suelo de esta y empezó a bañar mi cuerpo con agua fría,muy muy fría.

Mi cuerpo parecía estar fuera de sí,no daba respuestas ningunas y,tampoco sentía frío o calor,de nuevo,solo podía centrarme en como sentía mis labios vaginales,mi vulva y mi agujero vaginal, dolían.

Julio abrió mis piernas muy lentamente y mientras con una mano agarraba la alcachofa de la ducha y rociaba mi coño con ella,con la otra mano empezó a frotar toda la zona, absolutamente toda,lo hacía con tanto cuidado y cautela que parecía estar a penas acariciándome.

Lavo bien mis piernas,mis muslos y toda mi zona íntima.

Me cogió en brazos una última vez y me llevo de regreso a la cama,esta vez para tumbarme en ella,no me puso ninguna prenda y me arropó con las sábanas.

Julio. — Estás bien.

Lo afirmó,seguro de si.

Se me quedó mirando unos pocos minutos y repentinamente entro a la cama conmigo,estando el vestido,por supuesto,se arropó el mismo y se situó justo delante mía,agarró una de mis piernas con su mano y la colocó sobre su cintura.

Julio. — Estarás más cómoda así.

Julio me abrazó con sus grandes manos por la cintura con una de ellas y con la otra acaricio mi cabello entrelazando lo entre sus dedos.

Olía realmente bien,jamás olvidaré ese olor a hombre, jamás.

Solo recuerdo que me estaba quedando dormida y escuché a Julio hablando.

Julio. — Tranquila,todo va a estar bien.

No recuerdo más, caí completamente rendida y sucumbiendo a arroparme entre los brazos del sueño,me dormí.

Tu cuerpo mi delito y tus labios mi pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora