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Mark estaba en la guardería, cuidando a los niños para distraerlos de todo el conflicto, Yuqi curándose de sus heridas y contándole bromas a los bebés, cuando lo sintió.

Minghao se hallaba jugando a las escondidas por lo que no estaba cerca de él en el momento en que dolor lacerante, fuego vivo, quemó su cuerpo de forma repentina, cortando su respiración, haciéndole caer de rodillas de golpe.

—¡Mark ! —gritó Yuqi al ver como se iba contra el suelo.

Alcanzó a sostenerse, su cuello ardiendo en fuego, y llevó su mano a ese lugar esperando ver sangre, un cuchillo, una bala, que lo explicara todo.

Pero no había nada. No había motivos para ese sufrimiento, excepto...

Excepto...

Golpeó el suelo con el costado antes de gritar cuando la marca, el enlace que compartía con Lucas, desapareció.

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Abrió sus ojos y sintió el dolor estallando en su hombro.

Gimió en voz baja, parpadeando, tratando de enfocar su vista, y vio el preocupado rostro de Tzuyu sobre el suyo, lleno de miedo, demacrado, ojeras enmarcando sus ojos, pero también una chispa de alivio. —¿Tzuyu... ? —preguntó débilmente, su garganta seca.

—Shhh, tranquila bebé —arrulló Tzuyu con suavidad—, no te esfuerces. Deja que te acomode y llamaré al doctor, ¿está bien?

Asintió, perdida, y permitió que la alfa la ayudara a enderezarse, débil y temblorosa. Minutos después, Lay entró con una mirada de tranquilidad, sonriéndole en señal de consuelo.

—¿Recuerdas el disparo, Sana? —preguntó Lay sentándose en la silla.

Miró el techo, aturdida todavía, recordando los gritos, el polvo, la sangre.

Jia muerta.


Chen Le siendo golpeado.

Alfas tocando la sin pudor alguno.

Lucas. Lucas llenó de sangre por todas partes, sus ojos desesperados, el dolor en su cuerpo.

Su garganta estaba seca.

—Lu… Lucas…—pidió con voz ronca.

Lay mordió su labio inferior mientras Tzuyu desviaba sus ojos.

—No pudimos hacer nada, Sana —le dijo suavemente Lay—, para cuando Tzuyu lo atendió, ya estaba muerto.

Muerto. Muerto.

Lucas muerto.

Oh dios, oh dios…

Sus ojos se llenaron de lágrimas y Tzuyu se movió, abrazándola a pesar del dolor en su cuerpo, soltando hormonas alfas para tranquilizarla.

Lucas, que había sido su mejor amigo. Su sostén tantos años. Y aunque las cosas hubieran estado rotas y tensas, hubiera sido un desastre, eso lo significaba que Sana no quisiera solucionarlo.

𝐘𝐔𝐀𝐍𝐅𝐄𝐍  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora