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leer el aviso la final del capítulo por favor

╔══✩══╡˚✧延芬✧˚╞══✩═══╗

Tzuyu sabía que Sana iba a golpearla, así que se adelantó y la empujó contra el suelo, gruñéndole juguetonamente para mantenerla a raya, y la omega soltó un jadeo de disgusto, luchando para soltarse.

Pero Sana volvía a estar dominada por esa otra parte irracional así que estaba un poco más débil, lo suficiente como para vencerla en aquella jugada de mordidas.

—Debería ser tu último día —le dijo Tzuyu acomodándose entre las piernas de la menor—, y has estado arisca y gruñona, Sanashine.

Sana dejó salir ahora un gemido de placer cuando la alfa se adentró en su interior, arqueando su espalda mientras sus manos recién libres se deslizaron por la espalda de la mayor, temblando por las sensaciones que le recorrieron.

La omega humedeció sus labios, jadeando, sintiendo los labios de Tzuyu en su cuello, chupando, besando, mordiendo...

Bueno, ¿cómo habían acabado así?

Sana no podía recordarlo bien. Sólo sabía que cuando el peligro había pasado, con Yuri en sus brazos, lloriqueando para no soltarla, de pronto quería vomitar y Tzuyu la sostuvo para que no cayera al suelo. Antes de darse cuenta estaba mareada, gruñéndole por el disgusto, su omega otra vez dominándola, y necesitaba desesperadamente a la alfa acariciándola, besándola, tomándola.

Tuvieron que habilitar un cuarto de urgencia para que terminara su celo allí, y ahora Tzuyu estaba aprovechándose de ella.

Tonta, tonta alfa...

Tzuyu le embistió y jadeó, los labios de la alfa sobre los suyos en uno de esos besos que tanto le gustaban: devoradores, húmedos, una lucha por el control entre las dos.

Por otro lado, Tzuyu apenas cabía en sí por la felicidad que estaba sintiendo mientras movía sus caderas, empujando contra Sana salvajemente, oyendo los gemidos sonoros de la omega a su oído, y sus dientes se deslizaron por su cuello, sintiendo escalofrios en tanto la sostenía de la cintura.

Tenerla entre sus brazos, hecha un desastre, como la había tenido tiempo atrás, hacía que se sintiera feliz y completa y llena de una infinita alegría que hasta podría comenzar a cantar.

Bueno, quizás no tanto, pero la intención era lo que valía.

Mordió en su marca, su enlace vibrando, y hasta casi podía sentir a su alfa moviendo la cola en su interior, dando vueltas por la emoción cuando comenzó a anudar en el interior de la omega.

—Uh... uh... te... a-amo...—gimió Sana arqueando su espalda, temblando por el orgasmo, sus ojos llenos de lágrimas por las sensaciones placenteras que recorrian su cuerpo.

Tzuyu gruñó contra su cuello, satisfecha, y observó el rostro sudoroso y agotado de Sana. Antes de darse cuenta comenzó a llenarle la cara de besos, causando que comenzara a protestar.

—¡Bas... ta...! —chilló Sana.

—Te amo —le murmuró Tzuyu entre besos—, te amo, te amo...

Y, aun así, esos te amo se sentían insuficientes para lo que verdaderamente sentía por la omega. Se sentían pequeños, no abarcables para los sentimientos que tenía por Sana, pero no sabía qué otra palabra usar para explicárselo mejor. Para decirle que ella era una parte fundamental de su vida, de su cuerpo, de su alma, y Sana era como el oxígeno para ella. Para poder estar bien.

Nunca se lo diría porque no quería hacerla sentir culpable, porque deseaba ahogar todos esos años, pero estar alejada de Sana había provocado que una parte suya estuviera muerta. Su alfa interior se sentía herido, destrozado, muerto, y cada día era un verdadero suplicio, un sufrimiento eterno, rogando para que acabara pronto y despertara con Sana a su lado.

𝐘𝐔𝐀𝐍𝐅𝐄𝐍  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora