O2

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╔══✩══╡˚✧延芬✧˚╞══✩═══╗

Yuri se había encerrado en el baño cuando el timbre para salir de clases sonó, ignorando por completo la tímida voz de Daehwi que la estuvo llamando todo el día, y se sentó sobre el cubículo mientras se obligaba a tomar aire y calmar la sensación pesada en su estómago.

Llevaba una semana haciendo eso: huir de Yoo Daehwi, ignorándolo como si nada, para esconderse en los baños de mujer hasta que sabía que todo el mundo se había ido y regresar a casa caminando, esperando calmar un poco su mente de toda la ansiedad que cada día se volvía más y más torturadora.

No se veía capaz de salir con el resto de personas para ver a Daehwi acercándose a su hermana mayor, Yujin, porque sentía que iría a exigirle respuestas a pesar de que no quisiera saber la verdad.

Soltó un bufido.

¿Qué verdad? Su padre era Taehyung. Su madre era Tzuyu. Nadie iba a cambiar eso, menos la presencia fantasma de una persona que no conocía.

Se puso de pie, agarrando su mochila, y salió del baño caminando hacia la salida.

Por supuesto, se quedó quieta en el umbral de la puerta cuando observó a Daehwi sollozando dentro de un auto mientras otras dos chicas discutían afuera.

Reconoció a Yujin, por supuesto, con su chaqueta de cuero y su cabello desordenado, pero la otra chica...

No, demonios, tenía que irse de allí.

Se giró, tragando saliva, bajando la cabeza, pero su suerte, por supuesto, no la iba a ayudar mucho en ese momento.

—¡Yuuuuuuuuuri!

Se quedó quieta cuando el grito de Yeongsan resonó en el patio y levantó la vista, viendo a su hermanito corriendo hacia ella con una expresión llena de felicidad.

Mordió su labio inferior, batallando internamente si volver o no al interior del colegio, pero ya era demasiado tarde. Podía sentir los ojos de Yujin puestos sobre ella, poniéndola más nerviosa que nunca.

Yeongsan se lanzó a sus brazos, riendo.

—¿Qué ocurre, príncipe? —preguntó con tono dulce, fingiendo una calma que no sentía.

El chico arrugó el ceño.

—Hoy es viernes —dijo confundido.

Yuri dejó salir el aire, derrotada, porque había olvidado que cada viernes llevaba a Yeongsan a comer helado luego de clases.

—Vamos entonces —se apresuró a decir dispuesta a salir corriendo de allí si era posible.

Por supuesto, no resultó.

—Yuri.

Aunque se llevó una sorpresa cuando la persona que habló no fue Yujin con su voz grave y aterciopelada, sino una voz más suave y dulce.

—Vámonos, Yena —habló Yujin antes de que se girara, y viera a la chica que había hablado.

La tal Yena le observaba inocentemente, con ojos enormes y solicitantes, y sintió que algo no estaba bien.

—¿Noona? —preguntó Yeongsan confundido.

—Suéltame, Yujin —gruñó Yena tirando de su brazo, pero la chica no obedeció—. ¡Qué me sueltes!

—¡Deja de comportarte como una niña! —replicó Yujin sin soltarla.

Yuri percibió el olor omega que soltaba Yena, dulce y envolvente.

𝐘𝐔𝐀𝐍𝐅𝐄𝐍  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora