Abrumador

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Senku llevaba unos buenos tres días sin dormir, ¿o eran cuatro?

Estaba casi allí, estaba tan cerca...

Pronto, muy pronto terminaría con el motor que le daría a la máquina del tiempo la cantidad de energía necesaria para poder abrir un agujero de gusano que lo llevaría a un supuesto mundo paralelo al suyo, uno que, según sus cálculos, podría darle la posibilidad de ver una Tierra idéntica, pero en un tiempo pasado. Aunque por el momento no lograban encontrar el modo de interactuar con ese mundo, los cálculos solo arrojaban que podrían verlo, pero sería un excelente primer paso.

No era el único que estaba sin dormir, Chrome y Xeno estaban igual o peor que él, los tres estaban trabajando como locos encerrados en el laboratorio.

Su mente estaba tan concentrada en su trabajo que hasta había perdido la cuenta de los segundos que normalmente podía llevar sin falla alguna, teniendo 3.700 años de entrenamiento.

Decidió tomarse un momento para pensar cuál era el día y la hora.

—¿Qué horas? —preguntó mientras bostezaba a Xeno.

—Acaba de ponerse el sol, creo que son como las siete y algo —contestó sin prestarle mucha atención, con sus ojos tan ojerosos como los suyos.

—Entonces todavía debe ser viernes... —murmuró, mirando al calendario.

—¿Por qué tanto interés? —Chrome se sirvió su séptima taza de café en las últimas dos horas.

—¿Qué no te acuerdas? El sábado es cumpleaños de mi hija.

—Ah, sí, mi sobrinita... perfecto, una excusa para tomarnos un descanso. —Sonrió con añoranza.

—Yo seguiré trabajando —murmuró Xeno, tecleando frenéticamente en una computadora.

—Nadie te invitó de todos modos. —Senku lo miró con acidez, antes de mirar alrededor del laboratorio—. ¿Y dónde está Suika? ¿En qué momento se fue?

—Mencionó algo de que tenía que ayudar con los preparativos de la fiesta de cumpleaños de tu engendro —dijo Xeno, con total desinterés.

—Qué extraño, Kohaku dijo que prepararía todo en la mañana del sábado, ya que la fiesta será en la tarde-noche. —Rascó su oído, pensativo, antes de encoger los hombros—. Seguro cambió de opinión. De todos modos, debería llamarla por si necesita ayuda. —Tomó su celular para llamarla, pero vio que estaba totalmente muerto—. Genial. Chrome, dame tu celular.

—Muerto. —El suyo también estaba totalmente drenado luego de días sin molestarse en darle una recarga.

—¿Xeno?

—Olvide comprarme uno. Stanley me rompió el que tenía.

—¿Cómo pasó eso? —Chrome lo miró incrédulo.

—Me estrelló contra un... No importa.

—Bien, porque no quiero saber.

Senku rodó los ojos ante la conversación, y estaba a punto de salir para pedir un cargador en recepción cuando de repente la puerta del laboratorio se abrió de par en par.

Un aura asesina lleno el lugar, como si fuera una ráfaga de viento helado y lúgubre.

En el marco de las puertas dobles estaba Kohaku, con los brazos extendidos y la mirada gacha, sus ojos cubiertos por su flequillo.

Por alguna razón, estaba muy bien vestida, hasta su cabello estaba muy arreglado y algo ondulado.

Cuando alzó la cabeza, sus ojos azules estaban tan llenos de sed de sangre que Senku por un momento pensó que brillaron en rojo, y se estremeció al ver que lo estaba mirando directamente a él.

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora