Decepción

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Senku apretó los labios con fuerza, viendo las pequeñas, casi imperceptibles burbujas en su copa de vino, mismas que antes no estaban ahí y que no deberían estar en ese tipo de vino.

Frente a él, la bella chica que conoció a través de una app de citas sonreía inocentemente.

Nunca se quitó de delante de ella, pero si pudo haber mirado por la ventana o al techo algunos segundos... ¿solo le bastaron esos segundos para echar veneno en su bebida?

Bueno, su cita, llamada Hizashi Kohaku, dijo que era una atleta, así que no le debía parecer demasiado extraño que fuera capaz de un movimiento lo suficientemente rápido para que él no se diera cuenta, y tampoco es como que él fuera muy perspicaz en estas cosas.

Suspiró, decepcionado.

Ella estuvo siendo tan agradable toda la noche... y él sintió que esta cita que fue obligado a tener por sus amigos quizás no era tan mala, sintió que podría gustarle la chica... pero claro, era una maldita asesina a sueldo, por supuesto que sí, con su suerte de mierda.

Volvió a suspirar, dejando su copa con fuerza en la mesa.

Ella mantuvo su fachada tranquila, sin duda era toda una profesional.

—Voy a ir al grano —dijo con voz cargada de fastidio—. ¿Cuánto te pagaron por mi cabeza? Sea lo que sea, te pagaré diez veces más para que me traigas la cabeza del que te contrato.

Kohaku lo miró boquiabierta, antes de alzar una ceja.

—¿Puedes pagar cien millones de yenes? —Lo miró incrédula.

Senku la miró sorprendido.

—¿Reconoces tan fácil que te contrataron para matarme?

—Ja, es obvio que ya me descubriste, y aunque estemos en una cabina privada en un restaurante igualmente sería molesto tener que cortarte el cuello y sacar tu cuerpo ensangrentado, y tampoco es que tenga tanta lealtad hacia el que me contrató... Si me ofreces algo mejor, no me molestaría matar al pobre diablo, hago todo esto por dinero, no porque sea una persona leal. —Sonrió fríamente.

Él hizo una mueca.

—Y esa historia que me contaste de que renunciaste a inscribirte al torneo de kendo que estuviste esperando por años para ayudar a tu hermana en su recuperación... ¿era mentira?

Ella lo miró con el rostro en blanco.

—¿Qué importancia tiene para ti si es mentira o no? Te dije que soy una asesina a sueldo enviada a matarte y aún no me contestaste si me puedes pagar diez veces más o no, así que todavía no estás a salvo conmigo. —Lo miró con frialdad pura.

Ah, cierto.

Carraspeo, rascando su oído con fastidio.

—Bien, claro que puedo pagarte, tengo mucho dinero, soy una de las personas más ricas de Tokio. —Chasqueó la lengua—. Te puedo pagar la mitad ahora mismo y la otra mitad cuando termines el trabajo.

—¿La mitad hoy mismo? —Lo miró boquiabierta—. Ja, muy bien, entonces, me alegra que me hayas descubierto. —Tomó su copa y arrojó el contenido en una maceta, para luego darle la copa que había sido de ella y llenar con vino la copa vacía, bebiéndolo rápidamente y llenándola con más—. Queda algo de veneno impregnado aún, pero soy resistente a ellos... ¿Brindamos?

Senku la miró fastidiado, pero chocó su copa con la de ella.

Kohaku le dio toda la información de quién la había contratado y las formas en las que podría matarlo, a lo que Senku le contestó todo solo con monosílabos mientras arreglaba las cosas para pagarle la primera mitad de la fortuna.

Después de pagarle, Kohaku quiso brindar otra vez, pero Senku se negó, tomando otra botella y bebiéndosela él solo con amargura.

—Oye, sé que no es agradable enterarse que alguien contrató un asesino para matarte, pero... tu cambio de actitud fue bastante brusco, ¿seguro que está todo bien? Si planeas hacerme algo luego de que acabe con el que quiso matarte... —Entrecerró los ojos, llena de desconfianza.

Él bufó.

—No es eso, leona paranoica.

—¡¿Leona?! —Lo miró ofendida y por un momento pareció querer sacar un pequeño revolver de su escote, pero se contuvo—. Ja, tienes suerte que quiera esos otros cincuenta millones... —Tomó aire, para luego mirarlo con sospecha—. Y si no es eso... ¿entonces por qué la actitud tan ácida?

Senku rodó los ojos, pero no era de irse por las ramas, así que simplemente le dijo la verdad:

—Por si lo olvidaste, se supone que estábamos en una cita, y en serio me estabas gustando, así que... pues, estoy algo decepcionado por el giro de los eventos.

—Oh... —Se hizo más para atrás en su asiento—. Sí, eso es... incómodo. Lo siento.

Él encogió los hombros, desanimado.

—Da igual, seguro me encontraran otra cita pronto...

—Sí, seguro. —Carraspeo—. No eres feo... ni tampoco eres tan desagradable.

—¿"Tan desagradable"? —La miró con sequedad.

—No me malentiendas, tu ciencia es interesante, pero hablas demasiado, me mareas. —Encogió los hombros—. Estaba deseando que te tomaras el vino pronto para dejar de tener que escucharte.

Senku la miró con una ceja temblándole, sintiendo un fuerte golpe a su orgullo.

Como si eso no hubiera sido suficiente, ella siguió hablando.

—Además, hablas de tus amigos como si fueran un fastidio y de tus empleados como si fueran ineficientes, ¿qué ves a las personas solo como objetos? Ja, no me extrañaría, tienes la fama de ser un explotador, por eso no me molestaba matar a alguien como tú.

—Les pago a mis empleados por todas sus horas extra, y nadie está obligado a hacerlas, lo hacen porque quieren. —La miró con frialdad.

—Ja, seguro, conozco a los de tu clase. —No pareció creerle en lo absoluto.

Él rodó los ojos.

—¿Sabes? Me alegra que me hayas preguntado por mi actitud y haber tenido esta conversación, así descubrí que realmente nunca podría haberme gustado alguien como tú. —Sonrió con los dientes apretados.

Ella encogió los hombros.

—Me da igual, eres guapo, pero desagradable, y solo no te mato porque tienes más dinero que el que me contrató primero.

—Bien, pues a mí también me da igual lo que piense una asesina barata que inventa historias sobre hermanas enfermizas y sobrinos necesitados.

De repente, Kohaku le arrojó el vino de su copa a la cara, dejándolo boquiabierto mientras ella se ponía de pie bruscamente.

—¡No te atrevas a hablar de mi familia, escoria! —gritó con los ojos ardiendo de ira.

Él la miró confundido.

¿No que sus historias fueron todas falsas?

De repente, ella tomó su bolso y le dio la espalda.

—Ya tienes mi número, volveré a contactarte cuando termine el trabajo, así que ten preparado el resto de mi dinero —murmuró amargamente, para luego irse pisoteando.

Senku solo la miró en silencio mientras se marchaba, preguntándose qué clase de persona era ella en verdad.

Bueno, lo único que tenía claro era que Kohaku definitivamente no era la chica divertida, amable y honesta que fingió ser al principio de la cita o por sus conversaciones por chat, así que realmente le daba igual.

Lo más probable era que tuviera otras citas pronto, ya que necesitaba una esposa para que su padre le vendiera su parte de su compañía principal, y esperaba que esta vez se encontrara con una chica sincera, o por lo menos una que fuera mejor que esta inmensa decepción llamada Hizashi Kohaku.

Fin.

Este fic está patrocinado por mi querida Vidi, todas las gracias a ella!

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora