Asesina

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—Tengo que enterrar un cuerpo.

Ante esas palabras, Senku se quedó congelado en el pórtico de su laboratorio personal, mirando el rostro muy serio y casi perturbado de Kohaku, que desde hace meses era su novia.

—Disculpa, ¿qué?

—Yo... Yo lo maté... —Sus ojos azules se llenaron de lágrimas y la garganta de Senku se secó completamente—. No quise hacerlo... fue un accidente... Yo... —Sus manos temblaban.

Aunque el horror lo recorría de pies a cabeza, él solo tragó saliva y avanzó un par de pasos para atraerla a sus brazos, envolviéndola en un abrazo.

—¿Qué pasó, Kohaku? —preguntó en un susurro.

—Tienes que ayudarme a enterrarlo, Senku... ¡Nadie puede saber que yo lo hice! ¡Nunca me perdonaran! —Sollozó con su rostro enterrado en su pecho.

—Te ayudaré en lo que necesites —aseguró con firmeza, sabiendo que él era capaz de todo por ella—. Pero tienes que explicarme qué pasó. ¿A quién... mataste?... —La pregunta le supo rara al decirla, de verdad que no podía creerlo...

No podía siquiera imaginar que su leona hubiera... asesinado. No quería creerlo, pero si lo hizo debió ser por una razón, y sea cual fuera esa razón él la apoyaría. Sí era necesario encubrirla o incluso sí era necesario entregarse en su lugar a la policía recién restaurada... él lo haría.

—Estaba en la casa de Ruri, con mi sobrino y... con Chrome...

Senku abrió los ojos a más no poder y casi rompe el abrazo, pero ella se aferró a él con más fuerza.

—Y resulta que Chrome... él adoptó a uno de los nietos de Chalk. Sabes que sus perritos tuvieron más perritos. Y mi sobrino realmente lo ama y Suika aún va a visitarlo... ¡pero era muy molesto, no era nada como Chalk! ¡Siempre se metía en mi camino! —Sollozó, abrazándose a su camisa—. Y cuando estaba en el balcón el estúpido animal se me lanzó encima y yo lo empujé para quitármelo de encima, pero... lo empujé con demasiada fuerza y... ¡Fue un accidente! ¡No quise matarlo! ¡Cielo santo, Senku, debo ocultarlo antes de que lo noten! ¡Será mejor que piensen que escapó o mi sobrino va a traumarse de por vida y Suika me odiará! ¡Necesito tu ayuda, Senku, por favor! —Rompió el abrazo y tomó los bordes de su bata, sacudiéndolo ligeramente—. ¡Ayúdame a enterrar el cuerpo! —Lo sacudió con más fuerza, con una mirada casi desquiciada en su delicado rostro.

Senku hizo uso de toda su fuerza de voluntad para no rodar los ojos de forma absolutamente obvia y cargada con todo el fastidio e incredulidad que sentía ahora mismo, solo porque sabía que estaba hablando totalmente en serio y sus lágrimas eran reales.

Amaba a esta mujer, pero sin duda alguna algún día acabaría matándolo de un paro cardíaco y por la razón más estúpida e ilógica que se le pudiera haber ocurrido a cualquier persona.

—Entonces... mataste al perro de la familia de tu hermana. —Ella asintió con ojos llorosos y él suspiró profundamente—. ¿Y dónde está el cuerpo?

—En la cajuela del auto que me regalaste...

Senku estrelló la palma de su mano contra su frente.

Si cualquiera los escuchara ahora mismo llamaría a la policía y si bien no tendrían que soportar la cárcel sin duda deberían aguantar unas buenas carcajadas de los oficiales que llegaran a ver su caso.

Los medios de comunicación y las redes sociales sí los cancelarían y los acusarían de maltratadores de animales, pero ni que le importara.

—Muy bien, vamos a enterrarlo al bosque. —Suspiró mientras entraba al laboratorio para ir al armario con las herramientas grandes a buscar una pala.

—¿De verdad me ayudaras a enterrarlo? —Lo miró conmovida—. ¿Harías eso por mí?

—Sí, ya que —contestó con aburrimiento, rascando su oído con el meñique—. Y si me hubieras traído un cadáver humano de todas formas te habría ayudado, para eso están los novios, ¿no es cierto? —Por algo habían formalizado su relación que empezó tan ambigua con solo besuqueos ocasionales desde que se perdieron en el océano hace años.

Ella se rio de buena gana, finalmente dejando atrás su estado desequilibrado y lloroso que la hacía ver digna de villana psicópata de película de horror de bajo presupuesto.

—¡Ja!¡Si fuera así solo tendríamos que usar a Whyman, pero me gusto la broma! —Sonrió divertida, a lo que él estuvo a punto de decirle que no era ninguna broma, pero se calló al recordar algo.

—Oye, solo tenemos que pedirle que cambie su configuración a otra especie —recordó, a lo que Kohaku lo miró boquiabierta—. No tenemos que enterrarlo, podemos revivirlo.

—¡Es cierto! —Se lanzó a besarlo extasiada de inmediato—. ¡Cómo te amo, ahora Suika y mi sobrino no me odiaran por ser una asesina de mascotas! ¡Gracias, gracias! —Lo besó una y otra vez, casi haciéndolo olvidarse completamente del perro muerto en la cajuela, pero luego de unos minutos se alejó de él y lo envió a buscar a Whyman.

Afortunadamente, el perro revivió y pudieron devolvérselo a Chrome, y afortunadamente luego Kohaku igual le agradeció con más que besos por su brillante idea, aunque siguió creyendo que era una broma eso que dijo de que enterraría cualquier cadáver en el bosque por ella.

Ja, que mujer tan ilógica.

Fin.

Holaaaa :D

Este es otro de mis adapta-plagios a mí misma de un fic viejo de otro fandom xD

Sé que está raro pero a mí me da risa XD Ojala les haya gustado :'D

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora