Junto al árbol de Navidad

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Era la mañana de Navidad y el pequeño Senku de nueve años se despertó emocionado por los regalos que recibiría.

Rápidamente se alistó y bajó a la sala, donde su boca cayó abierta al ver una enorme caja en medio de la sala junto al árbol de navidad. ¡La caja era casi tan grande como él!

De inmediato su emoción se disparó. ¿Serían piezas para su cohete? ¿Una súper computadora? ¿Una réplica de algún rover?

Abrió la caja con los ojos brillantes, solo para que todo su entusiasmo muriera al ver a una simple muñeca gigante, rubia y con orejas de gato.

Una de sus cejas comenzó a temblar con molestia.

¡¿Por qué su padre le había regalado esto?! ¡Él no era una niña!

Gruñó por lo bajó y volvió a cerrar la caja, pisoteando hasta la habitación de su padre y golpeando con fuerza su puerta.

—¡Un segundo! —Se escucharon varios ruidos de golpes y pasos apresurados antes de que su padre le abriera la puerta luciendo un traje de Santa Claus—. ¡JO, JO, JO! ¡Feliz navidad, hijo!

Senku no le hizo el mínimo caso, simplemente tomó su muñeca y comenzó a arrastrarlo hacia la sala, ignorando sus preguntas.

—¿Qué es eso, viejo? —Volvió a destapar la caja y señaló su interior.

—Qué extraño… Yo nunca antes vi esta caja… —Frotó su nuca mientras se acercaba a ver su contenido—. Umm… ¿le pediste un gatito a Santa?

—¡Es una muñeca! ¡¿Por qué querría una muñeca?! ¡No soy una niña, papá! —Pisoteó.

—No sé de dónde salió esto, hijo… Yo te compre esos regalos. —Señaló la fila de obsequios envueltos bajo el árbol de navidad—. Pero es una muñeca muy bonita… —Sacó a la muñeca de la caja—. Uf, y más pesada de lo que creí… —La dejó en el suelo y comenzó a frotar su espalda con cariño.

—¿Cómo es posible que no sepas de dónde viene? ¿Estás diciendo que alguien se metió a nuestra casa y dejó esto? Porque ya sé que Santa no es real —aclaró rápidamente al ver a su padre alzar un dedo con otra de sus sonrisas estúpidas—. Al menos la muñeca si es bonita… eso solo me hace odiarla más, no soy una niña. Si me la quedó será para usarla en mis experimentos. —Se acercó a donde su padre la dejó.

Senku quiso probar a levantar la muñeca para comprobar qué tan pesada era, dándose cuenta que realmente era muy pesada y tenía casi su altura, así que más que levantarla solo pudo abrazarla y apenas levantarla del piso, pero antes de que pudiera dejarla caer a su suerte en el duro suelo... la muñeca envolvió sus brazos alrededor de él.

Senku gritó horrorizado, dejándose caer sentado en el suelo.

La muñeca lo soltó, solo para acurrucarse en su regazo como si fuera un gato de verdad.

Debajo de su vestido navideño color azul, Senku pudo ver una cola asomarse y balancearse de un lado a otro. Sus orejas también se movieron levemente y hasta le pareció escucharla ronronear.

—¡Hijo! ¡¿Qué pasa?! —Su padre se arrodilló a su lado.

—¡¿Qué clase de pregunta es esa?! ¡Es obvio que esta cosa está viva! —Miró espantado como la muñeca… o niña-gato más bien, dormía cómodamente en su regazo.

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora