Decepción 2

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Senku azotó la puerta de su auto, lleno de furia y cansancio, para luego encaminarse a paso rápido al edificio aislado en el que le habían dicho que la encontraría... a ella, Hizashi Kohaku.

Abrió la puerta y de inmediato se encontró con la imagen de la asesina a sueldo que conoció hace casi un mes atrás, cuando la recontrató para matar a quien quiso matarlo a él primero.

Ella, que había estado usando un seductor vestido rojo en su cita falsa, ahora tenía un corto vestido azul medio destrozado, su cabello estaba hecho un desastre, tenía manchas de tierra, rodillas raspadas y una mirada de completo odio hacia él, probablemente porque su personal la tenía colgando del techo, atada de pies y manos.

—Váyanse, déjenme solo con ella —ordenó a su personal.

—¿Seguro? Es peligrosa —le advirtió Tsukasa, a lo que Senku asintió.

Aunque dudoso, Tsukasa se fue.

Cerraron la puerta y Senku comenzó a acercarse a ella.

—Te ves molesta, leona.

—Te dije que no me digas así, bastardo.

—Y yo te dije que mates a Ibara, te di cincuenta millones, y él ahí sigue, vivo... —La miró mortalmente serio—. ¿Crees que puedes robarme? Y además, no pienses que no sé que me estuviste siguiendo la semana pasada... ¿con quién crees que tratas? Me tomaste desprevenido en esa cita falsa, pero yo no soy el tipo de hombre que comete el mismo error dos veces... —Sacó una jeringa de su bolsillo—. Esto te matará rápidamente, de forma indolora, pero primero te daré la oportunidad de que intentes excusarte por estafarme.

—Ja... ¿y por qué me darías esa oportunidad? —Lo miró desde detrás de las hebras de su flequillo maltrecho—. Sabes que solo soy una asesina traicionera y mentirosa... si me sueltas, solo te mataré.

Senku la miró de reojo mientras comenzaba a dar vueltas a su alrededor.

—No sé nada de usted, señorita Hizashi, pero sí sé que tú no sabías que yo sabía que me estabas siguiendo la semana pasada... Según tú, estabas pasando completamente desapercibida, lo que hace...

—Lo que hace más humillante que me hayas descubierto, sí, sí...

—Lo que hace más interesante que no hayas intentado nada. —La miró con las cejas arqueadas—. En un momento, estuve en un balcón, solo... y mi equipo dijo que estabas en el techo, tus cuchillos listos... Tenía francotiradores apuntándote... —Vio los ojos de Kohaku agrandarse con horror—. Y tú no lo sabías, o sea que desperdiciaste la oportunidad perfecta... ¿por qué? ¿Por qué no intentaste matarme?

La notó tragar saliva, pero ella bajó la mirada y no dijo nada.

—Podemos estar aquí todo el día, Hizashi Kohaku.

—Eso me da igual... no me importa nada, porque no puedo hacer nada... —Su mirada parecía vacía, como si estuviera muerta en vida.

Senku entrecerró los ojos.

—¿Pasó algo... con tu familia? —De inmediato, ella volteó a verlo sorprendida—. Ah, di en el blanco... Por lo que investigue, aparentemente tu hermana y sobrino sí existen... ¿les pasó algo?

Ella lo miró con los ojos llenos de profunda tristeza, una pena que carcomía el alma que era prácticamente imposible de fingir, Senku conocía bien ese sentimiento.

—Ibara los tiene... —susurró Kohaku finalmente—. Los tomó como garantía, cuando me envió a matarte... Ni siquiera me lo dijo, porque no lo hace para asegurarse de que el trabajo se haga bien, lo hace para asegurarse de que los que lo traicionan paguen... —Tensó la mandíbula—. Le rogué que me diera tiempo, que iba a terminar el trabajo, y él me dijo que me daría un mes, porque de verdad quiere matarte... pasado mañana se cumple ese mes. —Sus ojos se llenaron de lágrimas—. Ya todo me da igual... no puedo salvarlos.

Senku la miró en silencio.

—Tu hermana y tu sobrino son tu vida, se nota... y aun así no intentaste matarme cuando tuviste la oportunidad perfecta... ¿por qué?

Ella rodó los ojos, llena de evidente amargura.

—En ese edificio, estabas con tus hermanos, dos niños pequeños y una niñita aún más pequeña... no iba a dejar tu cadáver ensangrentado allí para traumar a esos niños...

Senku la miró incrédulo.

—¿Eso es todo?

Ella encogió los hombros como pudo desde su posición encadenada.

—Simplemente pensé en matarte en otro momento, lo intenté hoy y así acabé. Fracasé, y ahora mi familia va a morir porque soy débil e insuficiente.

Senku la miró fijamente, antes de tomar una buena bocanada de aire.

—Mira, hagamos un trato... puedo salvar a tu familia.

De la nada, ella logró zafar una pierna y lanzó una patada hacia él, que apenas alcanzó a retroceder, totalmente tomado por sorpresa.

—¡No te atrevas a jugar conmigo! ¡No te atrevas a darme falsas esperanzas! ¡Solo mátame de una vez! —le gritó llena de furia, lágrimas al borde de derramarse de sus fieros ojos.

Él suavizó la mirada, antes de suspirar.

—No bromearía con algo así, Hizashi Kohaku, con los niños no bromeo... Mira, incluso si no fuera tu sobrino me interesa salvar de la muerte a un niño inocente, no soy un mafioso, por más que tenga algunos vínculos ilegales, si me dices que un niño está en peligro querré ayudar, y sé que la policía no ayudará, así que puedo mover mis influencias y mi gente.

Ella lo miró desconfiada, pero había una pizca de esperanza en sus ojos.

—¿Y mi hermana?

—Puedo salvarla, pero te pediré algo a cambio...

—Lo que sea... —Lo miró con desesperación—. Puedo devolver tu dinero, no lo gasté, o puedo matar a quien quieras, pero... pero si puedes salvarlos yo... haré cualquier cosa que...

—¿Incluso... te casarías conmigo?

Ella se congeló, perpleja.

—¿Qué?

—¿Por qué crees que tuvimos esa cita hace un mes? Necesitaba una esposa, y resulta que la sigo necesitando, si te casas conmigo, te garantizo que mañana mismo te voy a devolver a tu hermana y sobrino, sanos y salvos.

—Creo... que estás totalmente loco... pero si los salvas, seré tu maldita esclava y haré todo lo que quieras por el resto de mi vida. —Alzó mucho la barbilla—. Te doy mi palabra.

—No necesitas ser una esclava, sería diez billones por ciento aburrido que dejes de ser una leona indomable. —Rascó su oído con una sonrisa divertida—. Te mantendré atada por el momento, no quiero que caigas en la tentación de ir por el camino fácil y matarme para asegurarte de que tu familia viva, pero mañana mismo te los devolveré.

Dicho eso, empezó a dirigirse hacia la puerta.

Si iba a salvar a dos inocentes de un mafioso, tenía que comenzar a trabajar ya. Tsukasa sin duda estaría molesto por tener que trabajar tan rápido en algo que requería mucha discreción, pero al final lo lograría, como siempre, y Xeno estaría más que dispuesto de prestarle sus recursos y sus soldados.

Y él se ganaría de esposa a la única chica que le había gustado de entre todas con las que salió, porque bien que fue la peor de todas por la parte en la que quiso asesinarlo y eso, pero aun así fue la única que, aunque sea muy brevemente, logró cautivarlo.

Y no podía negar que incluso ahora, al volver a verla, al estar seguro de que ella sí fue sincera del todo esta vez... No podía negar que ella volvió a cautivarlo.

Aun así, sabía que debía ser cuidadoso con ella, porque este matrimonio sería por pura conveniencia de ambos, no podía olvidar eso... o solo acabaría sufriendo otra inmensa decepción, una tan grande que quizás podría amenazar con destrozarle incluso el corazón.

Fin.

¿O no?

No lo sé, probablemente sí xP No sentí que les gustara mucho la primera parte...

Pero bueno, esta segunda parte existe gracias a mi querido Aigamy! Espero te haya gustado :'D

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora