El Parto

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—No tienes porque estar tan nervioso, Senku-chan~ —canturreó Gen de lo más tranquilo, relajado en su silla en la sala de espera.

—¿No tengo porqué? ¡Mi esposa está dando a luz! —exclamó más que alterado el científico, caminando de un lado a otro por el pasillo—. Hay diez billones de cosas que podrían salir mal. El bebé llegó tres semanas antes. ¿Qué tal si hay complicaciones? ¿Qué tal si se asfixia? ¿Qué tal si requiere cesárea? ¿Qué tal si sufre desgarros o…?...

—Ruri está ayudando a la doctora, cálmate —dijo Chrome de lo más fastidiado, ya que se sentía un poco ofendido de que Senku pareciera tener tan poca fe en las habilidades de la doctora que ya había recibido a los hijos de todos sus amigos, además que él ya había pasado por aquello hace un par de años cuando su Ruchiru nació y aunque lo entendía aún creía que exageraba demasiado.

Senku volvió a sentarse, pero no dejó de tamborilear sus dedos ni zapatear con el pie.

—¡Senku-san! —llamó Ruri abriendo la puerta—. ¡Kohaku ya va a tener al bebé! ¿Entraras?

Senku, ansioso, asintió, antes de ponerse en pie y entrar a la habitación después de horas esperando.

—Yo también voy, Ruri —habló Chrome. Su esposa lo miró insegura, pero le permitió el paso.

Senku apenas presto atención a eso, estaba más concentrado en la imagen de su esposa que siempre fue tan feroz como una leona gritando del peor dolor.

—¡SENKU! —gritó Kohaku al verlo—. ¡BASTARDO! ¡ESTO ES TU CULPA! —lo maldijo mientras la doctora le decía que pujara.

Una gota le resbalo por la nuca al científico salvador de la humanidad.

—Será mejor que te sientes. —Chrome lo jaló hasta una silla junto a la cama donde estaba Kohaku y tomó un banco para sentarse también a su lado—. ¡Tú puedes, Kohaku! —la apoyó sin atreverse a acercarse ni a decirle gorila por una vez, ya que si llegaba a hacer eso ahora ella si que lo mataría.

—¿Debería tomar su mano o algo así? —inquirió Senku sin realmente tener ni la menor idea por una vez.

—Eso no es una buena idea. Algunas mujeres se ponen algo… agresivas… durante el parto… —Un escalofrío lo recorrió ante los recuerdos de sus propias experiencias.

Y teniendo en cuenta que alguien tan débil como Senku era esposo de alguien tan fuerte como Kohaku, entonces era una idea aún peor y ese pobre bebé se quedaría sin padre el mismo día de su nacimiento.

—¡Ya casi, Kohaku, ya casi! —exclamó Ruri emocionada.

—¡AGH! ¡MALDITA SEA, DUELE! —se quejaba Kohaku—. ¡MALDITO SEAS, ISHIGAMI SENKU! ¡QUIERO EL DIVORCIO! ¡¿ME OISTE?! ¡QUIERO EL MALDITO DIVORCIO! —lloriqueó de dolor.

Senku palideció.

—Todas dicen eso… —Chrome le palmeó el hombro, empático.

—¡Sigue, Kohaku! ¡Ya se le ve la cabeza! —alentaba Ruri junto con la doctora—. ¡Ya casi sale!

—¡TE ODIO, SENKU! ¡TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOO!

Posteriormente a ese grito, un sonido de llanto llenó la habitación.

—¡AW! ¡Es una niña! —Ruri se puso a llorar de la emoción, mientras unas enfermeras se encargaban de la bebé.

Kohaku cayó rendida en la cama de hospital, jadeando. Senku no se animó a acercársele.

—Aquí tienen a su preciosa hija. —Una enfermera le tendió la bebita a su madre.

La ahora mamá se puso a llorar de la pura felicidad, mientras el ahora papá sonrió suavemente, ocultando su mirada con su antebrazo.

La niñita era innegablemente idéntica a su padre, prácticamente su versión femenina en miniatura, excepto por su linda naricita respingona igual a la de su madre y porque, cuando abrió sus ojitos, pudieron ver el color azulado de su iris.

—Es hermosa… —Kohaku le sonrió a su pequeña y luego volteó a ver a su esposo–. Gracias, Senku. ¡Te amo tanto! —gorjeó encantada, siendo toda sonrisas.

Una gota resbalo nuevamente por la nuca de Senku, mientras no dejaba de sorprenderse de lo bipolar que podía ser su mujer.

Toda una leona, sin un milímetro de duda.

Fin.

Holaaaaaaaaaaa :D

Aquí otro de mis adapta-plagios a mí misma, ojalá les haya gustado! :3

No olviden que se les ama con todo el kokoro!~ uwu

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaa!

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora