Ace's Story vol. 1 [Versión en español] ━━ [Finalizada]《44》

3.3

—¿Qué estás diciendo? —pregunté al alférez, atónito—. ¿Dejar de ser piratas? Si no somos piratas... ¿entonces qué somos?

Ella cortó mi tartamudeo.

—Si no tienes otro sitio donde ir, ven a la Marina. Puedo darte una recomendación personal. Isuka miraba fijamente a Ace, con ojos apasionados y llenos de intención—. Estoy segura de que te quedaría bien el uniforme. Podemos ocuparnos de todos tus amigos juntos . ¿Qué te parece? No es un mal trato, ¿verdad?

«Esta señora está loca...», dije en mi interior.

Me quedé sin palabras.

Isuka hablaba en serio. Ella estaba honestamente tratando de reclutar a Ace y a los Piratas de Espada.

Desde que entramos en el Grand Line, ella había sido nuestra enemiga en todas y cada una de las islas que habíamos visitado. La Marina y los piratas no podían ser otra cosa más que perseguidor y perseguido, cazador y presa, así que ¿cómo podía sugerir algo así con tanta seriedad?

Tal vez, a través de nuestras muchas evasivas, Isuka había empezado a aceptar a Ace no como un pirata, sino como un individuo.

Los piratas causaron la muerte de sus padres, así que veía a todos los piratas como malvados, hasta que vio lo suficiente en él como para darse cuenta de que no era tan malo.

Ace mantuvo su silencio durante todo su discurso.

Entonces se oyó un chasquido familiar.

—Oye, la puerta está abierta —dijo Ace, volviéndose con una mirada preocupada.

De alguna manera, la cerradura de la góndola se había abierto. El aire entraba en el estrecho interior desde la puerta.

—Se supone que no debe abrirse... —dijo Isuka—. Quiero decir, ¡no se supone que esté así!

La puerta de la góndola estaba abierta de par en par en la parte superior de la rueda.

Pensé que Ace había estado mirando por la ventana en silencio durante todo el rato, pero aparentemente había estado jugando con la puerta todo el tiempo.

—¡Cierra la puerta! Es peligroso —Le dije, pero Ace ya se había levantado de su asiento.

—En realidad, me está dando hambre, así que voy a saltar primero.

—¡¿Eh?! —grité, mientras Ace asomaba su cuerpo por la puerta.

—Espera —dijo Isuka—. Todavía no me has dado una respuesta —Tenía los brazos y las piernas cruzadas, y no se movía ni un milímetro de su asiento.

—¿Dejar de piratear y ser un hombre de la Marina? Me temo que no puedo hacerlo —dijo Ace, volviéndose hacia ella. Sus ojos eran del color del fondo del mar, como los que había visto una vez. Pero sólo duró un instante. Con la misma rapidez, una alegre sonrisa apareció en su rostro—. Hasta luego, Isuka —dijo, y saltó aterrizando en el techo de la siguiente góndola que bajaba. En el aire, el fuego brotó de su cuerpo.