Poco a poco, el cielo se fue oscureciendo. Otro día llegaba a su fin. Ace y yo terminamos de comer nuestra fruta, quejándonos al mismo tiempo del sabor mientras nos sentamos uno al lado del otro, observando la puesta de sol en el horizonte.
Como siempre, la isla era impresionantemente bella.
Recordé el esqueleto que había encontrado antes cerca de los arbustos al borde de la arena. No pude evitar pensar en la posibilidad de que cuando llegó a ese sitio, también contempló la puesta de sol al igual que lo hacíamos nosotros. Él estaba solo, sin nadie con quien hablar.
Ya que lo pensaba, tenía suerte de que al menos Ace estuviera allí conmigo. Me había costado tanto darme comprender que no estaba solo. Gracias a Ace, podía sobrevivir por mi cuenta. Ace parecía pensar de la misma manera.
—Mira el sol —dijo repentinamente—. Si lo pienso, hombre, es precioso. —Suspiró—. Pero estoy solo. ¿Qué más da si nadie más lo ve conmigo? ¿Qué sentido tiene? —Se rió para sí mismo.
El sol se pondría en minutos, pero no se sentía tan frío como normalmente a esa hora del día. Debe haber sido porque finalmente tenía algo de comida en el estómago, o quizás era por tener a Ace sentado cerca.
Era una sensación misteriosa. De hecho, casi se sentía más cálido que antes en el día.
Me giré para mirar a Ace. Estaba ardiendo. Y no se trataba de sus emociones . Ardía de verdad. Estaba literalmente envuelto en llamas que salían de su piel.
—¡¿Qué está pasando?! — Grité, justo cuando Ace también se dio cuenta de que algo andaba mal.
—¡Whoa! ¡¿Qué es esto?! —gritó Ace y entró en pánico en el acto.
Recogí un poco de arena con las manos y se la lancé a Ace, pero no tuvo ningún efecto sobre las llamas de su piel. En todo caso, parecieron calentarse más.
—¡¿Por qué te has incendiado de repente?! —le cuestioné, mientras seguía echándole arena.
Pese al jaleo, algo me pareció raro. El cuerpo de Ace se había incendiado, pero no quemaba su ropa o su piel. Extrañamente, era como si su cuerpo entero —y todo lo que llevaba encima— se hubiese convertido en fuego.
—¡Aaaaah! ¡Está caliente! ¡¡Está caliente!! No está... ¿caliente?
Ace recuperó instantáneamente la calma. Y en cuestión de momentos, las llamas que cubrían su cuerpo se redujeron notablemente y sin más, desaparecieron. No había ni una sola quemadura en su piel ni daños en sus capas o sombrero. Ni siquiera una mota de hollín.
—¿Crees que esa fruta... —murmuré aturdido—, podría haber sido una Fruta del Diablo?
La fruta prohibida. Una maldición del demonio del mar. Cierta o falsa, la leyenda decía que si se daba un solo mordisco, dicha fruta otorgaba poderes demoníacos. A cambio, la persona que comía la fruta atraía sobre sí la ira del mar. Nunca más podría nadar.
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Ace's Story vol. 1 [Versión en español] ━━ [Finalizada]《44》
Fiksi PenggemarFormación de los Piratas Espada. Arrastrados a las costas de una isla desierta en el borde del East Blue Azul, dos hombres de orígenes diferentes se unen en su sed de aventura compartida. Uno de ellos, Portgas D. Ace, seguirá los pasos de su infame...