Capítulo 4.

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Capítulo 4.

Alice POV'S

-¡Alice! ¡Por aquí! -Gritó Emma desde una de las esquinas del salón haciendo señas con el brazo, le sonreí y camine hacia ella.

Suspire aliviada, no quería llegar y tener que buscarla, podría toparme con personas con las que no planeaba ni quería hacerlo.

-Qué bueno que llegaste... Y, ¡WOW! ¡Que vestido tan hermoso! -Exclamó con emoción y después hizo una mueca- lástima que no podamos divertirnos como esperaba.

-¿No lo haremos?

Se encogió de hombros.

-Él está aquí, y bueno...

Me puse tensa y comencé a temblar, Ismael me entregó un vaso con limonada, al tomarlo los nervios se apoderaron de mis músculos, mis manos estaban descontroladas, el vaso se movía de un lado a otro descontroladamente.

-¡Basta Alice! -Gritó Emma extrañada arrebatándome el vaso y poniéndolo sobre la barra- veo que aún no controlas esos ataques ¡Santo Dios! Tiemblas como si estuvieras en Canadá en traje de baño ¿te sientes bien?

Asentí con la cabeza sin responder.

-Pequeña -Hablo Ismael y gire a verlo- si te sientes incomoda, podemos irnos a mi casa, haremos nuestra propia fiesta.

-¡Sí! -Gritó Emma.

-No chicos, este es nuestro día, mañana me iré y quiero pasarla bien, no me atormentare solo porque el este aquí.

-¡Si bebe! -Exclamó Emma rodeándome con sus brazos por los hombros- Anda vamos a lavarte esas manos pegajosas, Ismael ordenara la siguiente ronda.

Ismael me guiño el ojo, Emma me jalo y me guio por el salón hacia los baños.

-Emma... por favor ayúdame.

-¿A qué? -Asomo su cabeza por el marco de la puerta y frunció el ceño.

-No quiero toparme con él.

-¡Alice! Ya supéralo, bebe, eso pasó hace un año, tal vez ni siquiera te reconozca, dejaste de usar lentes, eres más alta, más delgada, no digo que hayas sigo gorda pero bajaste de peso, ¿qué probabilidades hay de que te reconozca? ¡Es más! ¿Qué probabilidades hay de que siga enamorado de ti?

Se me formo un gran nudo en la garganta, Emma tenía razón ¿Qué probabilidades había de que me siguiera amando? Tal vez ya tenía novia, tal vez ya me había olvidado.

-Tienes razón... -Cerré la llave del agua y me encamine hacia la puerta.

Al salir me encontré con gente empujándose por todos lados, gritaban y se maldecían unos a otros.

-Sabía que sería mala idea meter a los del Milán y a los del Torino en un mismo lugar -Susurré.

-¡Oh por dios! -Gritó Emma.

-¡Ya basta Baccherelli! -Gritaron a lo lejos.

Deje de caminar, las manos me comenzaron a sudar, jale a Emma que se estaba desorientando, me tomo por lo hombros y me abanico la cara con sus manos.

-Alice te estas poniendo amarilla -Me sujetó fuertemente por los hombros.

-¡Joseph! ¡Suéltalo! -Volvieron a gritar.

-¡Oh mierda! -Susurró al comprender la razón de mi mal estado- Vamos te sacare de aquí.

Tomo mi muñeca y me jalo entre empujones pasando entre toda la gente.

Mala dirección.

Llegamos justo al frente del espectáculo.

-Joseph... -Intenté gritar pero mi voz se quebró.

-Alice vámonos -Dijo Emma en voz alta para que pudiera escucharla entre todos aquellos gritos.

La ignore por completo y me dirigí a poco pasos de Joseph y aquel chico del que desconocía su nombre. Estaban tirados en el piso rodando descargándose golpes el uno contra el otro.

-¡Joseph!

Me ignoró, tenía que acercarme, me quite los tacones y los avente en dirección a Emma.

-¡Aléjate de ahí estúpida! -Gritó una voz femenina a mis espaldas.

Tome a Joseph por los hombros jalando con todas mis fuerzas, tomó mi muñeca con la intención de apartarme de él, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, me puse tensa, y me enfade, no tenía por qué hacer esto, pero ¿Quién más? Todos los estudiantes estaban como idiotas mirando y grabando la pelea.

-¡Aléjate de él Joseph! -Grité lo más alto que pude, Joseph frunció el ceño y soltó a aquel chico. Gran error.

Al intentar levantarse el chico desconocido descargo un golpe en su mandíbula, grite llena de terror, Joseph dio dos pasos hacia atrás tambaleándose, y tome esa oportunidad para ponerme entre los dos.

-¿¡Qué te sucede!? -Le grité a aquel chico- ¡Suficiente!

Por fin entraron dos chicos más grandes que yo, uno tomo a Joseph de los brazos, y el otro tomó de la misma manera al otro chico.

Suspire aliviada y me dirigí junto a Emma para ponerme los zapatos.

-¿¡Estás loca!? -Gritó cuando me detuve frente a ella- Pudieron haberte golpeado.

-Estoy bien...

Giré la cabeza, todos continuaron platicando, como si aquello no hubiera sucedido, me puse los zapatos de nuevo.

Al levantar la mirada, mis ojos quedaron frente a frente con los suyos, su mirada demostraba, dolor, pero no dolor físico, algo le sucedía, intente mantener la mirada en alto pero fue imposible, sus ojos me ponían nerviosa, no era como todos los chicos que tenía ojos verdes, o azules, o incluso marrones, sus ojos color miel demostraban miles de cosas, cosas hermosas.

-Esto se salió de control, debemos irnos. -Dijo Emma con seriedad.

-No. Nos quedaremos aquí.

-Alice...

-Me quiero quedar -Susurré y miré por última vez a Joseph, tenía una bolsa pequeña con algunos hielos presionando en el labio, elevo la cabeza al sentir mi mirada, e hizo una mueca que pareció una sonrisa.

Gire de nuevo y jalé a Emma dirigiéndome de nuevo a la barra. Lo que menos quería era tener que toparme con Joseph, y justo así termino.


Eres tú. © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora