Capítulo 17.

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Capítulo 17

Joseph POV'S

Cuando llegué del Instituto y estuve frente a mi habitación no pude evitar sentirme un poco decepcionado, ver la sudadera que había utilizado para cubrir a Alice en el vuelo estaba en el suelo. Mi entrecejo se frunció, estaba confundido, hace una horas pareció que habíamos quedado "bien" ¿cómo debía tomar esto? Una parte de mí decía que era una manera de demostrarme que no me necesitaba, que no necesitaba nada de mí, y la parte más fácil de mí me decía que simplemente quería devolvérmela. Era lo más lógico. Y aun así la primera opción estaba torturándome.

Caminé en dirección a su habitación y toqué la puerta con decisión, la sudadera dejaba escapar un olor dulce típico de Alice, para mí, cada persona tiene un olor diferente, de esos que, cuando dejas alguna prenda en casa de un amigo y te la regresa, al olerla te llega un olor familiar, y sin evitarlo dices. "Oh, huele a..." si no te ha pasado, bueno, pues a mí sí, y la sudadera definitivamente olía a Alice.

La puerta se entre abrió, sin poder llegar a más por la cadena de seguridad que la atravesaba y la mitad del rostro de Alice quedó visible, se mostró confundida, su ceño se frunció demasiado y cerró de nuevo la puerta, los sonidos de los cerrojos comenzaron a escucharse y en seguida la puerta se abrió por completo.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó sin más.

—Sólo quería preguntar... ¿tú dejaste esto en mi entrada? —Pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Pero claro. Es tuya, ¿no?

—Sí, lo es... pero... podías conservarla.

—¿Y yo para qué quiero tu sudadera? —Se recargó en el marco de la puerta con la expresión confundida, pero el tono frío e indiferente de su voz me dolió.

—Podrías haberla conservado.

—No. Digo... No, gracias. —Suspiró y se incorporó— ¿Necesitas algo más?

—No... creo que es todo.

—Bien. Adiós.

Cerró la puerta. En mis narices. Me di media vuelta impactado, ¿qué carajo había hecho mal? ¿por qué demonios...?

Al final del pasillo visualicé a Evan, sabía que él se había encargado de que Alice se mantuviera bien, y podría considerarlo su amigo. Tenía que contarle todo esto a alguien si quería que alguien me comprendiera, y Evan podría ser perfecto para ayudarme a acabar con esta barrera que se había levantado entre ella y yo.

—¡Hey, Evan! ¡Evan! —Grité y fui detrás de él.

Alice POV'S

Al cerrar la puerta regresé al sofá y reanudé mi lectura del libro que había tomado de la biblioteca, pero ya no pude concentrarme. Me recosté en la cama sin saber qué hacer, consideraba que había sido cruel con Joseph, y me maldecía por eso, pero realmente pensaba que era lo mejor y eso hacía que me sintiera menos culpable. De alguna manera.

Mi teléfono sonó, y al tercer timbre contesté.

—¿Hola?

—¿Alice?

—¡Emma! ¿Qué pasa...? Espera... ¿Estás llorando?

En la bocina podían escucharse sus fallidos intentos por intentar calmar los sollozos.

—Emma...

Mi corazón comenzó a latir de prisa y me asustó el no saber el porqué, al estar segura de que sabía que algo sucedía Emma explotó en llanto, trataba de hablar, pero se ahogaba con sus propias lágrimas.

—Marcelo...

Mi corazón se detuvo.

—¿Qué sucede con Marcelo?

—Él... intentó...

—¡Emma, dime qué sucedió con mi hermano!

—Él simplemente... ya no despertó...

—¿Qué estás diciendo?

—¡No lo sé! Sólo... ayer por la mañana tus padres me llamaron y me contaron todo, esa mañana él simplemente se quedó en la cama, sin abrir los ojos, respira, pero no se mueve, parece un cadáver... Alice, nadie sabe qué le sucede, el doctor dijo que era una especie de coma y... tu madre... dijo sin más que si no despertaba en un año darían el permiso de matarlo. ¡Alice!

Me quedé congelada pegada al teléfono. ¿Había dicho matar a Marcelo? Si Marcelo estaba en coma... podría durar ¡años! ¿Un año le parecía suficiente a mamá? La desconocía...

—Marcelo no se va a morir, no pienses en lo peor. Mi madre perdió la cabeza. Mañana Marcelo estará bien...

—¿Y si no?

—¡Al carajo! Mi hermano se pondrá bien, maldita sea... volveré a Italia.

—No puedes hacer eso.

—Nadie puede prohibírmelo.

—No seas idiota, estás bajo la responsabilidad del país, no te dejarán salir.

Apreté los puños sacando una libreta de algunas de mis maletas y la arrojé sobre la cama buscando en seguida el número de la oficina de mamá.

—¡Marcelo despertará, ya verás! —Grité llena de rabia y azoté mi celular contra el sofá y como idiota fui de nuevo a recogerlo, pues lo necesitaba.

Abrí la puerta de golpe buscando a Evan en el pasillo mientras los tonos de la llamada seguían produciéndose en la bocina.

Buzón de voz... por favor, deje su mensaje.

—¡¿Qué clase de madre eres?! —Fue lo único que pude gritar sin echarme al suelo a gritar.

Gritar por Marcelo.

Marcelo no.

No mi hermano...

¡No él!

Evan salió del elevador con la mirada perdida, levantó la vista y al verme medio sonrió, no le presté atención y cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí lo arrastré al interior.

—Necesito saber cómo puedo regresar a Italia.

—¿Para qué...?

—No. Sólo dime qué tengo que hacer.

—No puedes.

—Tengo que irme, mi hermano...

—¿Lo de tú y Joseph fue muy serio? —Soltó de repente.

Sacudí la cabeza restándole importancia.

—¡Necesito irme de aquí!

—Lo siento. No puedes.

—¡No estás entendiendo! —Grité al borde de las lágrimas.

—Perdón... no puedo ayudarte ¿sí?

Suspiró negando con la cabeza y aprovechando que había soltado mi agarre hacia él salió de la habitación.

La razón por la que lo subí hoy es porque sé que esto no se lo esperaban, además de que lo hice muuuuy corto, así que dos por día, yei(?) :'D

Y... no me odien, yo amo a Marcelo(?)

Próximo capítulo. 26 de Abril 2016. Horario indefinido.

Eres tú. © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora