Eres tú. © (EN EDICIÓN)

Capítulo 14.

Capítulo 14.

El taxi estacionó justo frente al hotel, suspiré cubriendo mi rostro con ambas manos, inhalé todo el aire que mis pulmones pudieron contener y bajé del taxi.

—¿Puede esperar aquí un momento, por favor? Buscaré a alguien que me ayude.

El taxista asintió poniéndose más cómodo en el asiento.

Abrí la puerta principal y me introduje en el lovi, busqué con la mirada algún guardia de seguridad o a algún hombre de gran tamaño que pudiera ayudarme. En ese momento el elevador se abrió. Evan salió de él a grandes zancadas con una amplia sonrisa plasmada en el rostro, suspiré aliviada, tal vez no era un hombre de gran complexión pero sería suficiente.

A paso apresurado me acerqué a él, sonreí nerviosa y junté mis manos entrelazando mis dedos.

—Evan, ¿Puedes ayudarme? Joseph estuvo en un bar... bueno... —Sacudí la cabeza fastidiada y masajeé mi sien— ¿Me ayudas?

Sonrió con confusión y asintió caminando a mi lado, volví a salir a l calle en donde el taxi seguía estacionado, abrí la puerta trasera, la cabeza de Joseph cayó rebotando, exclamé con sorpresa, su cabeza estaba recargada en la puerta y ahora gracias a mí se encontraba bailando.

Evan rio negando con la cabeza, se inclinó hacia él tomándolo por un brazo y le pidió al taxista un poco de ayuda.

Ver a Joseph en ese estado realmente me puso demasiado furiosa, me crucé de brazos negando con la cabeza y entré de nuevo al edificio.

Suspiré sentándome en uno de los sofás de la recepción e incliné mi cabeza en el respaldo.

—Después de esto subiré a mi habitación y tomaré una larga siesta. —Murmuré para mi misma.

—Disculpa...

Levanté la cabeza al escuchar a alguien llamarme, una chica pelirroja de edad aparentemente mayor a la mía estaba frente a mí. Llevaba el uniforme del hotel, se notaba nerviosa, la forma en la que acariciaba su falda perfectamente planchada era de nervios.

—¿Si?

—Eh... hola.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Eh... si, claro.

—¿Él es algo tuyo?

Señaló disimuladamente la entrada del hotel, giré el cuerpo sobre el sofá ya que estaba completamente de espaldas a la entrada, Evan entraba con Joseph aferrado a su nuca con uno de los brazos, rodeé los ojos aún molesta.

Me tomó un momento reconocer que era la chica que me pidió el taxi.

—¿El chico lindo o el idiota que viene pasado de copas?

—Oh, bueno, creo que la descripción hacia él me confirma todo.

—Ah, entonces te referías al idiota.

Sonrió con timidez asintiendo y tomó asiento a mi lado.

—¿Sabes algo sobre él?

—¿Además de que es un idiota? —Volvió a reír asintiendo.

—No, no sé mucho, viene de Italia al igual que yo.

Me encogí de hombros mientras un nudo se removía dentro de mí, me sentía un poco culpable porque prácticamente sabía todo sobre Joseph.

—¿Por qué quieres saber? —Pregunté al ver que ella guardaba silencio.

Se sonrojó encogiéndose de hombros.