Capítulo 2.

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Capítulo 2.

JOSEPH

-¿Joseph... Joseph Baccherelli? -Dejo escapar la pregunta con la voz temblorosa, Marcelo hace una mueca- Creí que sus padres lo habían mandando a un internado...

-Alice así fue pero no tengo idea de que fue lo pasó... Yo no sabía que sería él, me avisaron hoy, lo juro.

-No pienso ir a Estados Unidos, me quedaré aquí. No iré, no con él.

Marcelo suspira pesadamente y me mira penetrante, yo sigo parada sin saber qué hacer, me dirijo a la cocina y saco un plato y una cuchara, voy por el cereal y saco la leche del refrigerador, me siento frente a Marcelo que sigue con su desayuno, de vez en cuando me dirige una mirada rápida, sabe que me afecta, lo sabe.

-Tal vez debí preguntar quién sería el otro trasladado, lo lamento.

-¿Cómo pudiste quedarte tan tranquilo? Aunque te hubieran avisado hoy tu sabes lo que sucede con los Baccherelli, sabes lo que sucedió con... Joseph. -Bajo la cabeza y suspiro.

-No me quedé tranquilo -recoge el plato que ahora solo contiene migajas, lo deposita en el fregadero y regresa a su lugar en la mesa, lo miro fijamente mientras comienzo a comer mi cereal- sabía que te pondrías así Alice se lo mucho que te afecta y bueno...

-No me afecta... -Lo interrumpo y dirijo una cucharada de cereal a mi boca.

Suspira y se lleva una mano a su cabeza, se nota cansado de hablar, claramente se nota que no sabe que decir.

-Quieras o no iras...

-No puedes obligarme Marcelo.

-Claro que puedo -Se levanta y se dirige hacia las escaleras dispuesto a subir.

-Sabes que si lo haces abrirás heridas en mí que estaban a punto de ser cerradas ¿verdad? -Susurro.

-Alice, ya pasó un año, ¡Un año! No fue tan grave ni algo que cueste tanto olvidar, los Baccherelli y los Bennett vuelven a odiarse como desde el inicio de los tiempos -exagera- y espero y te ruego que lo mantengas así.

-¿Cómo? -Pregunté ofendida- ¿Crees qué intentaré cambiar eso?

-Pues ya lo has intentado una vez... -Escupió con dureza- y espero que lo mantengas así por tu bien y el de ambas familias.

Me quedo callada, mis ojos comienzan a cristalizarse y me levanto de la mesa con brusquedad, Marcelo suspira y se pasa la mano por la cara con frustración, ni si quiera recuerdo que bajé a desayunar, el cereal prácticamente quedó intacto, las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas pero a pesar de eso Marcelo no dice nada, corro a las escaleras y subo directo a mi habitación cerrando la puerta de un portazo.

Es increíble que mi hermano siga pensando así de mí, hubiera deseado no tener esa plática y continuar platicando con mi hermano dulce y bromista, me senté en la orilla de la cama y me talle los ojos, comencé a sentirlos pesados por el esfuerzo inútil de aguantar las lágrimas, las maletas están frente a mí y las maldigo en mis pensamientos como si ellas tuvieran la culpa de todo lo que me está sucediendo, mi vida marchaba bien hasta hace unos minutos en donde mis oídos captaron por primera vez después de muchos meses el nombre de Joseph Baccherelli...

{...}

Joseph POV'S

-¿Alice Bennett? Mamá no pienso ir y lo sabes... -Susurré con dolor, hace meses estaba prácticamente prohibido mencionar su nombre en esta casa y ahora como si nada y con demasiada tranquilidad viene mi madre a avisarme que hoy habrá una "fiesta de despedida" sobre los trasladados a Estados Unidos, y para mi suerte una de ellas es Alice Bennett.

-Joseph... Intente platicar con los directivos, es imposible que cambien de estudiantes, lo traté te lo juro, pero no debes preocuparte mi amor, no piensas acercarte a ella ¿verdad? -Me respondió con ternura acariciando mi mejilla.

Asentí con la cabeza.

-Entonces no hay problema corazón, tu padre y yo estaremos tranquilos.

Da la media vuelta y camina hacia la sala resonando el sonido de sus tacones al chocar con el piso de madera.

Recojo mis libros que dejé en el sillón y me dirijo a mi habitación, cierro la puerta al entrar y me quedo mirando fijamente las maletas, coloco los libros en la pequeña mesa de estudio que esta junto a mi cama y busco entre las maletas la de color marrón, al encontrarla la coloco en mi cama y la abro lentamente, esta maleta contiene fotografías de mis compañeros de escuela, con mis padres y todo tipo de cosas para distraerme en ese viaje tan largo que estoy a punto de hacer.

Busco entre las decenas de fotografías enmarcadas que empaque y me detengo al ver la que estaba buscando, las manos comenzaron a sudarme las sentía mojadas y resbalosas y... por alguna extraña razón mis ojos comenzaron a humedecerse, tomé la pequeña fotografía entre mis manos y la acaricie lentamente con las yemas de mis dedos, y entonces sin previo aviso un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas.

La fotografía me muestra a mí, claramente feliz con una chica en mis brazos, ambos nos vemos felices, y es verdad, éramos felices en esos momentos, no hay día en el que no me arrepienta de las decisiones que he tomado en los últimos 3 años, sin ella me siento vacío e incompleto, junto a ella me sentía feliz, siempre fue así desde el día en el que la vi por primera vez, puedo decir que de lo único de lo que no me arrepiento es de haber tomado esa decisión, si eso no hubiera pasado ella no hubiera aparecido en mi vida, y... para bien o para mal... Alice Bennett me hizo el chico más feliz del mundo.


Eres tú. © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora