Capítulo 3.

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Capítulo 3.

ALICE

La puerta de mi habitación se abrió sin pedir permiso, fruncí el ceño al ver entrar a Marcelo como si yo no estuviera en la habitación, termine de tender la cama acomodando lo cojines que faltaban, Marcelo se acercó lentamente, llevaba las manos en la espalda al estar lo suficientemente cerca mostro sus manos en las cuales llevaba una bolsa de regalo color rojo intenso, del interior de la bolsa se podían ver las puntas de papel de china, la dejo con cuidado en la cama y se marchó sin decirme nada.

Fruncí el ceño aún más. Me acerque al regalo y lo tome con cuidado, no sabía que era, pero sabía que lo había hecho como para pedirme disculpa. Retire el papel de china y me sorprendí al ver lo que la bolsa contenía.

Un vestido. Un hermoso vestido.

Era un vestido corto, dos colores, negro y fucsia, el negro era el que predominada, había una franja de color fucsia con algunos detalles negros, en realidad yo no era una fanática de los vestidos, era más sencillo verme con unos jeans y una blusa cómoda, pero debo admitir que este vestido era precioso, Marcelo sabe muy bien como sorprenderme.

—Supongo que tendré que ir... —suspire y miré hacia el techo— por favor, que no tenga que toparme con Joseph por favor, por favor...

Deje el vestido extendido en la cama y mire el reloj que estaba aún lado de la cama "5:45pm" tendré que comenzar a alistarme.

{...}

A las "6:20" salí de bañarme con una toalla enredada en el cabello y una alrededor del cuerpo, cerré la puerta de mi habitación con seguro por si Marcelo intentaba volver a entrar como hace rato, comencé a ponerme mi ropa interior, y finalmente el vestido, me dirigí al espejo de cuerpo completo que estaba junto al baño y mire mi reflejo con mucha atención es impresionante lo que un simple vestido puede hacer, estaba descalza y despeinada y aun así me veía demasiado bien.

Se escucharon 3 golpes en mi puerta, gire lentamente y me encamine a abrir, al hacerlo no había nadie intente salir al pasillo pero una caja de zapatos me lo impidió, fruncí el ceño y la recogí, di una última mirada al pasillo y al no ver a nadie entre de nuevo a mi habitación.

Abrí la caja para encontrarme con un par de zapatos negros con plataforma fucsia, eran los zapatos más hermosos que había visto, corrí a sentarme en la cama y me los puse de inmediato, volví al espejo de cuerpo completo y me veía aún más preciosa con los zapatos puestos.

Coloque crema en mis brazos y piernas para evitar que se resecara mi piel y fui directo al tocador a cepillar mi cabello, Lo recogí en una coleta alta con una liga y una par de pasadores para así evitar que quedara floja, cepille mi fleco asegurándome de que quedara recto y solté un par de mechones a los lados dejando las esquinas largas y el fleco derecho como a mí me gustaba les aplique mouse a los mechones que coloque junto a mis ojos para rizarlos, y por ultimo aplique spray a todo el peinado para mantenerlo así. Después enchine mis pestañas con una cuchara como me había enseñado mi madre hace tiempo, había dicho que los enchinadores comunes las dejaban algo cuadradas y con la cuchara quedaban redondas, naturales y hermosas les aplique un poco de rímel, pinte mis labios de un color rosa muy débil y complete poniéndoles un poco de brillo, y por ultimo aplique polvo rosado a mis mejillas para así verlas "sonrojadas"

Sonreí satisfecha por el resultado.

Tome uno de mis bolsos negros que estaban en mi closet y guarde mi celular mi dinero y un poco de maquillaje por si necesitaba arreglarlo.

Salí de mi habitación cerrando la puerta tras de mí y baje lentamente las escaleras, Marcelo estaba sentado en la mesa leyendo lo que parecía un periódico, me aclare la garganta atrayendo su atención, al verme abrió los ojos como platos y dejo caer la mandíbula.

—Cierra la boca, entraran moscas. —Bromeé.

Se levantó de la silla y se dirigió a mí a paso rápido me tomó una de las manos con suavidad y me hizo girar.

—Te arreglaste muy bien... —sonrió— estas preciosa.

—Gracias, por los zapatos y por el vestido, son perfectos.

—Tuve un poco de conflicto eligiendo pero me alegra que te gustaron... ¿Nos vamos?

Asentí con la cabeza, Marcelo abrió la puerta de la entrada para que saliera primero le sonreí y después corrió hacia el auto a abrirme la puerta.

—No tienes por qué molestarte.

—¿Quieres que deje de tratarte como a toda una dama?

—Pensándolo bien, mejor si moléstate.

Soltó una carcajada negando con la cabeza, subí al auto, Marcelo cerró la puerta y después entro en el asiento del piloto.

{...}

Joseph POV'S

—¡Mamá ya me voy! —Grité tomando las llaves de mi auto, giré hacia las escaleras al escuchar el sonido de los tacones de mi madre bajar por las escaleras.

—Cuídate mucho hijo... —Me estrecho sus brazos y besó mi mejilla— Y... por favor —continuó— No te acerques a Alice Bennett.

{...}

Estacione el auto justo en frente del salón de fiestas que me habían indicado, bajé de mi auto y apresure el paso, ya se escuchaban gritos y risas.

Entré mostrando mi credencial de estudiante a los guardias, camine entre empujones susurrando uno que otro "Lo siento"

Llegué a la barra y me senté en una de las sillas.

—¿Qué le sirvo? —Me pregunto uno de los camareros.

—Estoy bien gracias. —Hice una seña de agradecimiento con la mano, asintió con la cabeza y se retiró.

—¡Hey! —Gritaron a mis espaldas para después darme un pequeño golpe en la espalda.

—Hola Erick. —Sonreí.

—Creí que no vendrías —Respondió sentándose a mi lado— Una cerveza por favor. —Le dijo al camarero.

—Yo igual pensaba eso, no tenía pensado venir.

—¿Sabes cuanta gente hay aquí? ¿Dos institutos completos querido amigo? —Estiro los brazos hacia los lados riendo— ¿Cuántas posibilidades hay de que la veas? Tal vez no venga.

El camarero regresó con una cerveza en las manos la puso frente a Erick junto a un plato con sal y limones.

—Tienes razón. —Rocé mis piernas con mis manos, comencé a ponerme nervioso ¿Qué pasaría cuando volviera a mirarla a los ojos? No la había visto en un año y... estaba nervioso por volverla a ver.

—¡Wow! Dime por favor que esa chica es del Milán —Exclamó en shock— dime que no es del Torino.

—¿Quién?

Seguí su mirada para saber de qué chica hablaba, clavé mi vista en la entrada y me encontré con una chica con un vestido bastante hermoso, color negro con todos fucsias, mi corazón comenzó a palpitar más y más rápido y me asombre de lo rápido que creció mi nerviosismo.

Seguí mirando a aquella chica que en ese instante dirigió su mano a su frente y dio pequeños masajitos de costado, un gesto que parecía de frustración.

Me congelé.

Era un gesto que yo conocía demasiado bien.


Eres tú. © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora