Capítulo VI.

54 11 0
                                    

No recomiendo el viaje sombra si te asusta:

a) La oscuridad
b) Escalofríos en la espalda
c) Ruidos extraños
d) Ir tan rápido que sientes que la cara se te está despellejando.

En otras palabras, creo que fue impresionante. Un minuto no podía ver nada, solo sentía el pelo de la señorita O´Leary y mis dedos aferrados a los costados de mi hermano. Al siguiente minuto las sombras se fundieron en una nueva escena. Estábamos en una colina en los bosques de Connecticut. Al menos, parecía Connecticut de las pocas veces que había estado ahí: muchos árboles, muros de piedra bajos, casa grandes. Bajando por un lado de la colina una autopista cortaba a través de un barranco. Bajando del otro lado era el patio
de alguien. La propiedad era enorme - mas maleza que césped.

Era una casa blanca de dos plantas estilo colonial. Dejando de lado el hecho de que del otro
lado de la colina pasaba una autopista parecía estar en medio de la nada. Veía una luz encendida en la ventana de la cocina. Un columpio viejo y
oxidado estaba debajo de un manzano. No podía imaginarme viviendo en una casa así, con un patio real y todo. Yo había vivido en un pequeño departamento
o en un dormitorio de escuela toda mi vida. Si esta era la casa de Luke, me preguntaba por qué habría querido irse.

La señorita O´Leary cesaba. Recordé lo que Nico dijo de que el viaje sombra la agotaría, así que nos bajamos de su lomo. Soltó un bostezo gigante que hubiera
asustado a un T-Rex, dio unas vueltas en círculo y se dejó caer tan fuertemente que el piso tembló.

Nico apareció junto a mí como si las sombras lo hubieran oscurecido y creado. El trastabilló, y sostuve su brazo.

-Estoy bien.- dijo, frotándose los ojos.

-¿Cómo hiciste eso?-pregunte

-Practica. Unas pocas veces, apareciendo entre paredes. Unos pequeños viajes accidentales a China.-

La señorita O´Leary comenzó a roncar. Si no hubiera sido por el rugido del tráfico detrás de nosotros, estoy seguro que habría despertado a todo el vecindario.

-¿Vas a tomar una siesta también?- le preguntó Percy a Nico.

Él sacudió la cabeza.

-La primera vez que hice un viaje sombra, me desmayé por una semana. Ahora solo me hace sentirme un poco somnoliento, pero no puedo hacerlo más de un par de veces por noche. La señorita O´Leary no irá a ningún
lado por un rato.-

-Así que tenemos tiempo de calidad en Connecticut.-dijo Percy. Miré hacia la casa colonial.

-¿Ahora qué?-pregunte

-Tocamos el timbre.- dijo Nico.

Si yo fuera la mamá de Luke no le habría abierto mi puerta en la noche a 2 niños extraños. Pero yo no era para nada como la mamá de Luke. Lo supe incluso antes de que alcanzáramos la puerta principal. Había miniaturas de
leones, cerdos, dragones, hidras, incluso un pequeñito Minotauro con su pañal para Minotauro. A juzgar por su triste apariencia, las figuritas habían estado aquí largo tiempo, la menos desde que la nieve se fundió la primavera pasada. Una de las hidras tenía un retoño de árbol creciéndole entre los cuellos.

El porche del frente estaba infestado con carrillones de viento. Brillantes trozos de vidrio y metal tintineaban con la brisa. Tiras de latón repicaban como el agua y me hacían darme cuenta que necesitaba usar el baño. No sabía como la Sra. Castellán soportaba todo el ruido. La puerta frontal estaba pintada de color turquesa. El nombre CASTELLAN estaba escrito en Inglés, y debajo en griego.
Nico nos miró.

-¿Listos?-

Apenas tocó la puerta cuando esta se abrió.

-¡Luke!- gritó la vieja señora alegremente.

Los Hermanos Jackson y El Último Héroe del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora