Capítulo VIII

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Mi espada reapareció en mi bolsillo.

Si, justo a tiempo. Ahora podía atacar las paredes todo lo que quisiera. La celda no tenia barrotes, ni ventanas, ni siquiera una puerta. El guardia esqueleto nos llevó a través de la pared, y se volvió solida detrás de nosotros. No estaba segura si el cuarto era hermético. Probablemente. El calabozo de Hades estaba pensado para gente muerta, y ellos no respiran. Así que olvídate de cincuenta o sesenta años, ibamos a estar muertos en cincuenta o sesenta minutos. Mientras tanto, si Hades no mentía, alguna gran trampa se desplegaría en New York para final del día, y no había absolutamente nada que pudiera hacer.

Me senté en el frio suelo, sintiéndome miserable junto a mi hermano.

-¿Así termina?-pregunte-, no quiero que mamá salga lastimada por Cronos o que papá desaparezca

Me recargue en el hombro de Percy, y el me abrazo.

-Pelearemos hasta el final, Andy-me prometio-, no dejaré que nada malo les pase.

No recuerdo haberme dormido. Para entonces serían como las 7 de la mañana, tiempo mortal, y ya había pasado por mucho. Sin sueños mestizos por primera vez pero el susurro de nuestros nombres empezó a despertarme.

Percy se lanzo a ciegas logrando despertarme del todo. Mi hermano antes de esta completamente despierto tenía a Nico sometido sobre el piso de la celda con el filo de su espada en su garganta.

-Quiero...rescatarlos...- dijo estranguladamente.

La ira me despertó a toda prisa.

-¿Ah, sí? ¿Y por qué debería confiar en ti?- dijo Percy

-¿No...tienes...opción?- masculló
Esperaba que no hubiera dicho algo lógico como eso.

-Sueltalo, Percy-dije. Mi hermano me vio y lo soltó.

Nico se enroscó e hizo sonidos de arcadas mientras su garganta se recuperaba. Finalmente se puso de pie, vigilando la espada cuidadosamente. Su espada estaba envainada. Supuse que si hubiera querido matarnos lo habría hecho mientras dormíamos. Aun así, no confiaba en él.

-Tenemos que salir de aquí.- dijo

-¿Que?- pregunté -¿Tu papá quiere hablar conmigo de nuevo?-

Hizo una mueca de dolor.

- Andy, te juro por el Estigio, no sabía lo que estaba planeando.-

-¡Sabes cómo es tu padre!-dijo Percy

-Me engaño. Me prometió...-Nico levanto sus manos- Miren...justo ahora, tenemos que irnos. Puse a los guardias a dormir, pero no durará.-

Ahora yo quería estrangularlo. Desafortunadamente, él tenía razón. No teníamos tiempo para discutir, y no podríamos escapar por nosotros mismos. Nico apuntó a la pared. Una sección completa desapareció, revelando un corredor.

-Vamos.- Nico pasó por delante.

Deseé tener la gorra de invisibilidad de Annabeth, pero como resultaron las cosas, no la hubiera necesitado. Cada vez que nos acercábamos a un guardia
esqueleto, Nico solo apuntaba a él y sus ojos brillantes se oscurecían.

Desafortunadamente, entre más lo hacía, más cansado se veía Nico. Caminamos a través de un laberinto de corredores llenos de guardias. Para cuando alcanzamos una cocina atendida por cocineros esqueleto y sirvientes, ibamos prácticamente cargando a Nico. Había logrado poner a dormir a todos los muertos pero casi se desmayaba él también, Lo arrastramos fuera del acceso de sirvientes hacia los campos de Asfódelos. Casi sentí alivio hasta que oí el sonido de platillos de bronce repicando en el castillo.

Los Hermanos Jackson y El Último Héroe del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora