Capítulo II

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Íbamos camino a donde estaban mis padre mientras Rachel conducía. Yo iba jugando con mi anillo y tratando de no acariciar el nombre de Tsunami, no quería que se abriera en el auto.

-Andy...-me llamo Rachel-, ¿No te molesta que yo y tu hermano...?

- No me interesa-dije viéndola-, Percy es el único que sabe lo que hace, pero te diré que no eres la única mujer en la vida de mi hermano.

Ella me vio y yo me sonreí. Al llegar con mamá y Paul les explique lo que estaba pasando, se disculparon con Rachel y rápidamente llegue nos pusimos en camino al campamento Mestizo, donde si todo sale bien, llegará mi hermano.

Llegué al día siguiente a la colina mestiza, donde Annabeth ya me estaba esperando.

-¿Alguna señal de Percy?

-Aun nada-dijo mientras caminábamos a la cabaña tres.

Había empacando dos mochilas, una mía y otra de Percy, aún que ya tenía poca ropa aquí le traje la más cómoda que había en casa.

-Se supone que tendría que haber llegado hoy

-Esa misión era algo peligrosa, Andy. No podemos pedir mucho más que ambos salgan con vida.

Habíamos pasado la tarde con Quirón, que también estaba preocupado por Percy y Beckendorf. Todo el campamento de hecho estábamos preocupados.

-¿Y si les paso algo?

-Tranquila, Andy, tu hermano llegará.

Antes de que Quirón dijera algo un chico de Hermes llegó gritando que Percy había llegado por la costa. Los tres nos levantamos y corrimos.

Percy parecio vernos de lejos. Quirón galopó hacia el pabellón primero, lo que era fácil para él siendo un caballo blanco de la cintura hacia abajo. Su barba había crecido revuelta a lo largo del verano. Usaba una camiseta verde que decía "MI OTRO AUTO ES UN CENTAURO" y un arco colgaba en su espalda.

-¡Percy!- dijo -Gracias a los dioses. Pero donde...-

Corrí hacia mi hermano y lo abrace, el me devolvió el abrazo pero no como esperaba, era flojo y sin ganas. Al verlo a los ojos supe que algo muy malo paso, mire a mi alrededor y él no estaba.

-Lo lamento...-murmure aún abrazandolo y él me lo devolvió con más ganas.

Annabeth corría justo detrás de nosotros, y tengo que admitir que el corazón de mi hermano hizo una pequeña carrera de relevos en su pecho cuando la vio, volví a alzar la mirada y lo vi perdido en mi amiga rubia. Lo entendía en cierto modo, habían pasado por tantas misiones de combate últimamente, que ya difícilmente cepillaba su cabello rubio ondulado, y no le preocupaba que ropas utilizaba, usualmente la misma playera naranja del campamento y unos vaqueros, y de vez en cuando su armadura de bronce. Sus ojos eran de un gris tempestuoso. Pero la mayor parte del tiempo no podían tener una conversación sin tratar de estrangular al otro.

Aún así, ver a mi hermano así, me hizo sonreír un poco. El verano pasado, antes de que Luke se volviera Cronos y todo se tornara desagradable, hubo unos pocos momentos en que pensé que tal vez...bueno, que tal vez habían pasado la etapa de estrangular al otro, y por fin admitirian las cosas.

-¿Qué pasó? -ella sujetó su brazo -¿Luke está...?-

-El barco explotó- dijo -Él no fue destruido. No sé donde...-

Silena Beauregard se abrió paso entre la multitud. Su cabello no estaba peinado y no usaba maquillaje, lo que no era propio de ella.

-¿Donde está Charlie? -exigió, mirando alrededor como si él se escondiera.

Percy miro a Quirón suplicante. El viejo centauro se aclaró la garganta.

-Silena, querida, hablemos de esto en la Casa Grande.-

-No- murmuró -No, no-

Comenzó a llorar, y el resto de nosotros nos pasmamos ahí, muy
consternados como para hablar. Ya habíamos perdido mucha gente a lo largo del verano, pero esto fue lo peor. Con Beckendorf caído, se sentía como se hubiesen robado el ancla del campamento entero.

Finalmente Clarisse de la cabaña de Ares se acercó. Puso su brazo alrededor de Silena. Ellas tenían una de las más extrañas amistades -una hija del dios de la guerra y una hija de la diosa del amor- pero desde que Silena había aconsejado a Clarisse el verano pasado acerca de su primer novio, Clarisse había decidido ser guardaespaldas personal de Silena.

Clarisse portaba su armadura de combate color rojo sangre, con su cabello castaño metido en una pañoleta. Era tan grande y corpulenta como un jugador de
Rugby, con una mueca permanente en su cara, pero habló a Silena con amabilidad.

- Vamos, chica - le dijo -Vamos a la Casa Grande. Te prepararé chocolate caliente.-

Todos se volvieron y empezaron a dispersarse en grupos de 2 y de 3, de vuelta a las cabañas, Ya nadie estaba emocionado de ver a Percy. Nadie quería oír acerca del barco que explotó. Solo Annabeth, Quirón y yo nos quedamos cerca. Annabeth se limpió una lágrima de la mejilla.

- Me alegra que no estés muerto, sesos de alga.

-Gracias, -dijo -a mí también.-

Quirón puso una mano en su hombro.

-Estoy seguro que hiciste todo lo que pudiste, Percy. ¿Nos dirás que pasó?-

Al parecer dudo, seguro no quería pasar por eso de nuevo, pero nos conto la historia, incluyendo su sueño acerca de los Titanes. Me envió una mirada de hablamos luego y yo asentí. Supongo que tenía que tratar el plan. Percy me había hecho prometer que no le diría a nadie acerca de el plan hasta que se decidiera, y el plan era tan espantoso que no me importaba guardarlo en secreto.

Quirón miró hacia el valle.

-Debemos convocar a un consejo de guerra inmediatamente, para discutir lo de este espía y otras cuestiones.-

-Poseidón mencionó otra amenaza- dijo -Algo incluso mayor que el princesa Andrómeda. Pienso que debe ser el desafío que el titán mencionó en mi sueño.-

Quirón y Annabeth intercambiaron miradas, como si supieran algo que nosotros no. Odiabamos cuando hacían eso.

-Discutiremos eso también- prometió Quirón.

-Una cosa más- dijo, inhalando profundamente -Cuando hablé con mi padre, me dijo que te dijera que es el momento. Necesito conocer la profecía completa.-

Los hombros de Quirón cayeron, pero no pareció sorprendido.

-Temía por éste día. Annabeth, le mostraremos a Percy la verdad, toda la verdad. Vamos al ático. Todos.

Los Hermanos Jackson y El Último Héroe del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora