Capítulo XVII

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-¿Que estabas pensando? Clarisse meció la cabeza de Silena en su regazo.

Silena trató de tragar, pero sus labios estaban secos y partidos.

-No...Escuchabas. La cabaña solo... te seguiría a ti.-

-Así que robaste mi armadura.- dijo Clarisse, incrédula. -Esperaste hasta que Chris y yo salimos a patrullar; robaste mi armadura y fingiste ser yo.- Fulminó con la mirada a sus hermanos. -¿Y NADIE se dio cuenta?-

Los campistas de Ares mostraron un súbito interés por sus botas de combate.

-No los culpes- dijo Silena -Ellos querían...creer que yo era tú.-

-Tú, estúpida niña de Afrodita,- sollozó Clarisse -¿Atacaste a un drakón? ¿Por qué?-

-Todo es mi culpa- dijo Silena, una lágrima corriendo por un lado de su cara. -El drakón, la muerte de Charlie...el campamento en peligro...-

-¡Basta!- dijo Clarisse -Eso no es cierto.-

Silena abrió su mano. En la palma tenía un brazalete con un colgante de guadaña, la marca de Cronos. Un puño gélido se cerró sobre mi corazón.

-Tú eras el espía.-murmure

Silena trató de asentir.

-Antes...antes de que me gustara Charlie, Luke era muy lindo conmigo. Era...encantador. Guapo. Después, quise dejar de ayudarlo, pero me amenazó con contar todo. Me juró...me juró que estaba salvando vidas. Que serían menos las personas lastimadas. Me dijo que no lastimaría...a Charlie. Me mintió.

Mi hermano y yo encontramos los ojos de Annabeth. Su cara estaba blanca. Se veía como si alguien hubiera movido el mundo de debajo de sus pies. Detrás de nosotros, la batalla continuaba.

Clarisse gesticuló a sus compañeros. -Vayan, ayuden a los centauros. Protejan las puertas. ¡Vayan!-

Ellos se marcharon a unirse a la pelea. Silena tomó una pesada y dolorosa bocanada de aire.

-Perdónenme.-

-No estás muriendo.- insistió Clarisse.

-Charlie...- los ojos de Silena estaban a un millón de kilómetros. -Veo a Charlie...-

No volvió a hablar. Me abrace más a mi hermano tratando de que nadie me vea llorar y Percy solo me abrazo con más fuerza.

Clarisse la abrazó y lloró. Chris le puso una mano en el hombro. Finalmente Annabeth cerró los ojos de Silena.

-Tenemos que pelear.- la voz de Annabeth sonaba frágil. -Ella dio su vida por nosotros. Tenemos que honrarla.-

Clarisse sorbió y se secó la nariz. -Ella fue una heroína, ¿Entendido? Una heroína.-

Asentimos. -Vamos, Clarisse.- dijo Percy

Ella recogió una espada de uno de sus hermanos caídos.

-Cronos va a pagar.-

**********

Me gustaría decir que expulsamos al enemigo lejos del Empire State. La verdad es que Clarisse hizo todo el trabajo. Aún sin su armadura o lanza, ella era un demonio. Condujo su carro directo al ejército del titán y aplastó todo en su camino. Estaba tan inspiradora que incluso los centauros aterrados empezaron a reagruparse. Las cazadoras recogieron flechas de los caídos y lanzaron descarga tras descarga sobre el enemigo. La cabaña de Ares desgarró y destrozó, lo que era su actividad favorita. Los monstruos se replegaron hasta la calle 35.

Clarisse se acercó a la carcasa del drakón y enlazó una línea de agarre entre las cuencas de los ojos. Fustigó a sus caballos y arrancó, arrastrando al drakón detrás del carro como un dragón chino de Año Nuevo. Cargó contra el enemigo, mascullando insultos y retándolos a cruzársele.

Los Hermanos Jackson y El Último Héroe del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora