Polos Opuestos

Capítulo 6: Preguntas y más preguntas.

Bien, eso estaba todo menos bien, aunque no culpo a mi amiga, yo también lo fuera hecho si me fuera quedado a solas con las motos. Luego de que Stevens dijera lo de las motos, ambos idiotas salieron azotando la puerta de mi casa caminando a paso apresurado hasta la entrada en donde se encontraban sus motos, yo me mordí el labio inferior, para no estallar en una carcajada, mi amiga tenía unas ocurrencias que a veces daban miedo. Lo digo de verdad.

Las motos de Alex y Nash estaban chocadas, con ramas por todas parte y cubierta de lodo ¿en dónde se habían metido?, corrijo ¿en dónde las metió Anna?, las ruedas estaba medio torcidas, el espejo estaba partido, y el asiento por lo que se notaba estaba rasgado. Mire a mi amiga para buscar una explicación pero ella estaba en la misma situación que yo, reteniendo las risas, le guiñe un ojo y le lancé un beso. Nash se giró a nosotras muy fúrico ¿Dónde está Derek?
¡Ay, madre!

- ¿Quién lo hizo?- preguntó Nash apretando los puños, pero hizo una mueca de dolor así que los deshizo.

-Ni idea-murmuré.

¿Por qué me preguntaba a mí? ¿Acaso pensó que yo lo había hecho? ¿Luego de todo lo que hice por él, pensó eso de mí? Estúpido.

Su mirada me escudriñaba y no pude evitar mirar esos ojos penetrantes que tanto lo caracterizaban, eran hermosos y a pesar de ser verdes intimidaban. Mucho. Bajé la vista y me encontré con sus labios, a pesar de estar hinchado y rotos se veían apetecibles...

¡Reacciona! Gritó mi conciencia.

Necesito que alguien me dé un golpe en la cabeza para dejar de pensar tantas estupideces, pestañee varias veces y volví a mis cinco sentidos.

-Te llevaré-solté sin pensar, me golpeé mentalmente. Deberían hacerme una estatua por ser tan estúpida y tonta. En definitivo.

Nash se alejó de mí y asintió con la cabeza sin discutir. Cosa sorprenderte viniendo de él. Anna abrió la boca para decir algo, pero le lance una mirada para que se quedara callada, Stevens simplemente se encogió de hombros y se subió en su motocicleta que si estaba en perfecto estado.

-Alex, vente conmigo-hablo Stevens, este camino sin rechistar y se montó en la parte trasera de su motocicleta, encendieron la moto y salieron disparados como un rayo por la carretera.

Minutos después llegó mi hermano y le conté que iría a llevar a Nash a su casa ya que su moto estaba dañada, este le mando una mirada fulminante a Nash en advertencia y caminamos juntos los cuatros al estacionamiento; Derek se ofreció a llevar a Anna a lo cual ella se negó pero yo rápidamente la convencí, ella replicó que era mejor que Derek llevara Nash y yo a ella, pero le dije que me podía cuidar sola y ella solo me acuchilló con la mirada. Nash iba en total silencio, quizás era porque mi hermano iba junto a nosotros, y a pesar de su faceta de chico malo, callado y tranquilo se veía realmente lindo.

Llegamos al estacionamiento y vi como Nash abrió los ojos como platos. Si estaban nuestros coches, y no es fácil ver a dos jóvenes con autos tan lujosos y mucho menos a una chica que él consideraba nerd y que solía ir en bicicleta a la escuela. Mi hermano se montó en su Audi, ya que la policía estaría buscando a los otros dos autos por todos lados, así que era mejor prevenir y usar el otro. Anna se despidió de un beso y un abrazo y se subió al auto de mi hermano quién abrió el portón con su control y desapareció no sin antes tocar la bocina. Y yo en mi caso tuve que devolverme corriendo a mi habitación y buscar las llaves de mi otro coche, bajé y pulse el botón de seguridad, estas desactivaron la alarma y quitaron el seguro de las puertas. Nash me miraba como si tuviera un tercer ojo en la frente con cinco cuernos y lanzara fuego por mi boca; le hice señas para que se montara y eso hizo, yo caminé para pasar por el lado de piloto y me subí en mi auto, puse en marcha mi Lamborghini y salió no sin antes cerrar nuevamente el portón de mi casa. Con todo este asunto no me había puesto a pensar ¿Qué haría ahora?, Nash ya sabía mi dirección y no quería que él, ni nadie, supieran donde yo vivía. Solté un suspiro, me reacomodé las gafas y seguí conduciendo, pero un momento... ¿Dónde vivía Nash?