21) Heterosexual II

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Aclaraciones:
►Parte 2 del one-shot anterior.

—Vik, ¿Tú crees que es momento de decirle a papu y a nuestros compañeros sobre lo nuestro?— preguntó Gustabo admirando el atardecer, luego de pasar la tarde patrullando con el ruso esa duda le surgió de la nada.

—Yo creo que sí cariño, la parte más difícil era Horacio, y ya está hecha.— dijo el peligris mirando de reojo al rubio, sin quitar la vista de la carretera por mucho tiempo.

—Creo que Horacio se lo tomó bien.— dijo en un suspiro, en verdad estaba asustado por la reacción de su hermano.

—Se lo tomó como una persona adulta Gus, ya era hora que madurara.— agarro la mano del menor y besó el dorso de esta —¿Estás listo para cantar a los 4 vientos que tengo el privilegio de estar saliendo contigo?—

—Claro que si bobo, yo también soy muy privilegiado, y hasta diría que más que tú.— dijo Gustabo con diversión.

—¿Ah si? ¿Por qué?— preguntó curioso.

—Porque eras un jodido glaciar, aún no entiendo como te conquiste, pero me siento orgulloso de ello.— comentó alzando en pecho con egocentrismo.

—Derretirias hasta Oymyakon si te lo propusieras.— dijo mirándolo con cariño.

—¡Oh yo escuché de eso! ¿Era el lugar más frío del mundo cierto?— preguntó con emoción al haber escuchado de aquello en alguno de los documentales que le encantaba ver.

—Exactamente красивый.— (Hermoso) dijo contagiandose de la emoción del más bajo.

—Quiero que me pidas matrimonio en Ru...— hablaba quedándose callado de la nada.

—¿Dónde?— preguntó sin darse cuenta de que ahora mismo su pareja se estaba a abofeteando mentalmente.

—No nada, olvídalo, lo siento.— dijo quitando su mano del tacto del ruso —¿Volvemos a comisaria?—

—¿Sucedió algo?— preguntó haciéndole caso y girando para dirigir su andar a comisaria.

—Nop.— dijo Gustabo con una mueca.

—Gustabo.— Volkov estacionó el patrulla al notar el aura de tristeza del más bajo —Ven aquí.— dijo al palmear su regazo, no era para nada sexual, solamente quería explorar cada expresión de su rostro.

—Que no pasa nada Vik.— bufó levemente subiéndose encima del más alto.

—¿Por qué dejaste de hablar a la mitad de tu frase? ¿Estás bien?— volvió a indagar.

—Sí.. Es sólo que nunca hablamos de ir más allá en la relación, y quizás no te sientes cómodo hablando de estos temas, pero olvídalo, no dije absolutamente nada, está todo bien, ¿Volvemos a comisaria?— hablaba rápidamente sin mirar al ruso.

—Hey, hey, hey, alto ahí.— dijo con una sonrisa cálida al escuchar aquello. —¿Piensas que no me quiero casar contigo? Joder Gustabo eso sería lo más maravilloso de mi vida.— comentó bajando su mano al bolsillo de su pantalón toqueteando por encima, sintiendo esa caja cuadrada que venía estando ahí ya hace 2 meses.

—Que alivio, pensé que la había cagado o había metido la pata.— suspiró apoyando ambas frente cerrando sus ojos con tranquilidad.

—Gus, extiende tu mano.— dijo Viktor comenzando a mover su pie nerviosamente, Gustabo lo miró extrañado pero lo hizo, confiaba en él —Cierra los ojos.—

—Me estas asustando Viktor.— dijo con un tono para alivianar la tensión que de la nada había surgido en el cuerpo del más alto.

—Sé que no estamos en París, ni en Rusia, simplemente estamos en la mísera ciudad de Los Santos, y que esto no es para nada romántico, cursi ni nada de eso pero.. Gustabo García, ¿Me darías el honor de convertirme en tu esposo?— preguntó Volkov apretando con nerviosismo la cadera del rubio.

Gustabo quien había abierto sus ojos sorprendido al escuchar la última pregunta, observó fijamente la cajita color granate que tenia de contenido dos hermosas alianzas de oro, cada una tenía una letra tallada G y V, miró a aquel hombre que le había devuelto la felicidad a su vida, y no pudo contener más sus lágrimas, asintiendo rápidamente se abrazó a los hombros del mayor.

—J-joder eres perfecto, claro que me encantaría casarme contigo.— decía el rubio enterrado en su pecho —Gracias, muchas gracias por todo esto y por salvarme.—

—¿Salvarte?— murmuró Volkov abrazando con fuerza la cintura de su prometido.

—Cuando llegue a comisaria no tenía nada, solamente un portaretrato viejo en donde salía con mi mejor amigo y a Horacio, pero toda la malla me dieron muchas cosas, me dieron ganas de seguir luchando y tú me diste motivos por el cuál sonreír.— decía Gustabo resfregandose en el pecho del ruso.

—Joder a este paso, vamos a terminar llorando los dos.— dijo Viktor con una sonrisa ignorando las finas lágrimas que bajaban por su mejilla, rápidamente conectó sus labios con los de Gustabo —Te amo.—

—Y yo a tí mucho más.— dijo el rubio mirándolo con los ojitos brillosos y una sonrisa sincera.

Luego de varios mimos y frases tiernas, decidieron volver a comisaria, ambos con las alianzas puestas, sabían que eso se colocaba en la boda, pero eran Gustabo y Viktor, no cumplirían con nada, y menos queriendo gritar su relación a todo pulmón.

Iban entrando a comisaria cuando de repente un grito los hizo sobresaltar.

—¡No me lo creo!— gritó Greco como una fangirl —¡Superintendente Jack Conway me debe 50 dolares!—

La pareja se miró extrañada antes de observar como el barbudo se acercaba a ambos y los abrazaba por los hombros.

—Estoy muy feliz por ustedes, siempre supe que serían la mejor pareja de este jodido mundo.— decía Greco feliz, sin darse cuenta que una lagrima había salido de su ojo derecho.

—Joder Greco, eres un mariconeti.— dijo Conway llegando a la sala de recepción.

—No me jodas que estás llorando.— dijo Volkov incrédulo escuchando reír a su prometido.

—Es que me he emocionado, pido perdón.— dijo bajando la mirada para limpiar su mejilla, abriendo los ojos como plato al ver las alianzas —¡Pero qué es esto!— gritó de nuevo tomando las manos que estaban entrelazadas.

—Pues, sorpresa.— dijo Gustabo con una sonrisa.

—Ay ustedes me quieren matar.— dijo Greco dándose aire con su mano libre.

—Felicidades supernenas, me alegro por ustedes.— dijo Jack sonriendo con orgullo a ver a dos de los que consideraba su familia, progresar.

—¡Felicidades!— gritaron contentos 4 alumnos que pasaban por allí.

—¡Gracias guapos!— habló Gustabo sin borrar su sonrisa.

—Bueno super, si nos disculpa, nuestro turno ya a acabado, iré a dormir con mi prometido.— dijo Viktor tomando al rubio de la cintura —Uf, siempre quise decir eso, que bien suena.—

—Vamos, pro-me-ti-do.— dijo el menor burlonamente.

—Que tengan buen descanso nenas, tienen el día de mañana libre, hagan sus cosas de mariconetis.— dijo Conway dándole los 50 dolares a su segundo comisario.

La pareja se dirigió a los vestidores a por su ropa de civil para dirigirse a su departamento.

—¡Los amo!— gritó Greco desde la puerta, haciendo carcajear a ambos.

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ola ke tal<4
Nose que hice pero me gustó y lloré.

One-shot | VolkaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora