Capitulo 24

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Estuvimos comiendo muy a gusto en ese bar , el ambiente había vuelto a la normalidad nuestros piques y nuestras bromas habían vuelto , y esa tensión sexual que nos caracterizaba tanto también había vuelto. Después Luis se empeñó en pagar la comida cuando le dije que yo pagaba mi parte pero cuando hay una cosa en la cabeza que se le meta apaga y vamos es imposible convencerle , es un cabezon pero si , es  y será siempre mi  cabezon.

Después me cogió en brazos otra vez y me llevo hasta el rio, sacamos las toallas y nos pusimos a tomar el sol un rato puesto que en nada anochecería y Luis quería quedarse a ver las estrellas conmigo ya que desde mi casa no se veían y le parecía un plan romántico, adoraba cuando se ponía así de romántico,pocas veces lo saca ese lado tan bonito que tiene.

Vimos el atardecer juntos, de la mano, sentados en aquella toalla disfrutando de aquella puesta de sol tan bonita que teníamos enfrente nuestra. Luis me puso encima de sus piernas cuales estiro para poder sentarme y me apoye en su pecho, sin duda era una de las estampas más bonitas de mi vida. Iba poniéndose el sol y la gente se iba marcando a sus casas puesto que empezaba a refrescar y ya no había sol en aquel rio, Luis no me soltaba la mano ni tampoco de darme besos en la cabeza, el sabía que me volvían loca aquellos besos en la cabeza, me provocaban mucha ternura. Cuando anocheció Luis me cogió como una princesa y me llevo al agua , ni se que prendía pero amaba su locura , quizá su locura y el ver que podia ser 100% el conmigo es lo que mas me gustó de él, tenia que reconocerlo estaba  enamorada hasta las trancas.

—¡Luis está congelada! -dije quejándome de aquella idea suya de lanzarse al agua
—que quejica eres Aitana , que va a estar helada
—¿te recuerdo que es de noche y que aun no estamos en verano?
—no hace falta que  me lo recuerdes porque lo sé perfectamente
—si me constipo es culpa tuya
—no te vas a constipar porque me voy a encargar yo de eso -dijo abrazándome por detrás
—Luis
—dime princesa
—te quiero , te quiero mucho, más de lo que puedas pensar
—y yo a ti aitana Ocaña , me has salvado la vida
—me encanta que seas tan sinceró conmigo, de verdad, casi nunca nadie se ha sincerado conmigo y yo con nadie , ni siquiera con marta y Adrián, ellos no saben ni una cuarta parte de lo que sabes tú
—¿y porque no se lo cuentas? También querrán saberlo -dijo acariciando mi pelo mojado
—no lo sé Luis , se que puedo confiar en ellos pero como tampoco ellos cuentan sus problemas no me sabe decirlo , no quiero preocupar a nadie
—me siento muy afortunado de conocer a la verdadera Aitana , con sus miedos , sus inquietudes, sus sonrisas , sus sentimientos a flor de piel, todo en conjunto
—lo mismo digo , me hace pensar que yo sea la afortunada en conocer a Luis Cepeda en profundidad
—solo lo hacen mi madre mi mejor amigo Javi y tú
—¿y tú padre y tu hermana?
—bueno -bajé la cabeza mi padre y yo nunca tuvimos una excesiva relación, además como te conté el es el que mas se niega a que entre en el mundo de la música aún que trabaja haciendo guitarras pero no le acaba de gustar la idea , y mi hermana... antes teníamos mucho contacto éramos uña y carne pero se fue a china por trabajo y ya solo la veo en navidad y tampoco es que hablemos mucho
—jo lo siento -suspire viendo la cara que se le había puesto de pena yo nunca tuve un hermano, bueno ahora si pero nunca supe como es ese sentimiento de pérdida
—es una mierda , pero te acostumbras con el tiempo , ahora tengo la suerte de tener una hermana pequeña puesto que la mía es mucho más mayor que yo y me siento la persona más afortunada del mundo
—yo también me siento la persona más afortunada del mundo a tu lado

Dicho esto el me subió encima suya y me beso, yo le seguí el beso porque sus labios eran como una droga, quería saborear siempre ese sabor que desprendían sus labios y que queria besar una y otra y otra vez y que nunca me cansaría de sentirlos, ojalá alguien pudiese hacer una foto a esta escena, Luis y yo besándonos en el rio a la luz de la luna desprendido amor por todos los poros del cuerpo.

Una canción y una rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora