cuerpo y corazón

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Aviso: Capítulo muy cortito ( alrededor de 3000 palabras)



🔞

Un mensaje entrante ilumina la pantalla de mi teléfono sobre mi cama. Lo busco con cansancio, y el corazón me da un vuelco de ilusión cuando veo de quién es:

J💛:

"Cómo están tus pies?"

Estiro los dedos instintivamente, agarrotados después de un eterno día entre la universidad y el trabajo, y tecleo una respuesta breve pero sincera:

"cansados..."

":( "

"Te duelen mucho?

"No has podido sentarte aunque fuera de forma disimulada en todo el día?"

"no 🥲"

"pero no te preocupes"

"cuando llevo un rato de pie me acostumbro y se me olvida 😚😚 "

"Bueno..."

Han pasado dos días desde que desperté desconcertado en casa de Donghyuck, arropado en aquella cama desconocida entre los brazos calentitos de mi novio. Después de que todo se fuera a pique la noche anterior.

Todavía me da vergüenza pensar en lo que ocurrió.

Fue incómodo al amanecer, aunque hice lo posible para que no se me notase en la cara en todo el rato que estuve junto a él -sin éxito. Tras despertar, hui rápido al baño mientras él seguía durmiendo, e intenté prepararme mentalmente para la conversación pendiente que de seguro vendría, o la sonrisa de lástima que me daría antes de confesar que quería dejarlo conmigo.

Sin embargo, ninguno de esos dos escenarios se dió.

Jeno estaba usando el móvil en la cama para cuando salí del baño. Sus ojos se percataron de mi presencia, dejó el móvil a un lado, me miró con ojos entrecerrados y adormilados, y me dedicó una sonrisa diminuta.

—Buenos días, ¿cómo te encuentras?

No sentí el dolor punzante en la planta de los pies hasta que su preocupación me lo recordó.

No podía hacer otra cosa que mirar mis pies descalzos sobre el suelo enmoquetado de aquel cuarto de invitados, incapaz de sostenerle la mirada mientras cientos de escenarios catastróficos se reproducían aún con locura en mi interior.

—Mejor. Duele un poco. ¿Y tú?

—¿Por qué no te tumbas aquí conmigo? —sugirió con dulzura a pesar de que su voz sonaba un poco ronca—. Aún es temprano, no debe de haber nadie despierto.

Asentí y volví a la cama, aún sin poder mirarle. Me arropé con las sábanas todo lo que pude y escondí la cabeza en ellas, pero sentí a Jeno arrimarse a mi lado y dejar un beso en mi coronilla. Me quedé dormido con la sensación hormigueante y cálida de sus labios en mi interior.

Para cuando nos volvimos a despertar, Renjun y Yangyang se habían marchado ya, dejando como único rastro el testimonio de Donghyuck que los escuchó levantarse para irse -aunque no al piso de Jeno, como luego me comentó él al llegar- y el colchón desinflado en el salón. El desayuno no fue mucho mejor. Desayunamos los demás en la cocina de Hyuck, en un silencio sepulcral únicamente interrumpido por el tintineo de cubiertos, platos y vasos que iban de aquí para allá. El vaso roto había desaparecido, Donghyuck no mencionó nada de lo ocurrido anoche, y Jisung y Chenle no parecían estar al corriente de nada. En aquel momento me vino de perlas que todos aparentáramos haber sido atropellados por cinco camiones seguidos para que no se hiciera pregunta alguna sobre por qué parecía estar a punto de llorar. Yo no tenía resaca, por algún extraño y fortuito milagro nunca había tenido antes, pero era obvia en las ojeras marcadas de los demás, haciendo que cada uno rememorara internamente los momentos más destacados de la noche mientras comía despacio y en silencio. Todos menos yo, que lo único que quería era olvidar todo lo que había pasado y marcharme a mi casa para deprimirme en soledad.

My First And Last | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora