El Mapa de tu Corazón

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Esa noche tuve una verdadera pesadilla.

En algún lugar de mi conciencia sabía que estaba soñando. En el sueño, me encontraba solo, rodeado por una vaporosidad, oscura y onírica. No podía distinguir nada a mi alrededor, no sabía dónde estaba, no podía moverme, pero sentía una presencia observándome oculta entre la niebla y un gorgoteo incesante que resonaba con eco en mis oídos.

La vaporosidad se dispersó a los pocos segundos. Sin embargo, tan pronto como lo hizo, deseé haber permanecido oculto por ella.

Una piscina se extendía ante mí, imponente. Una masa infinita de agua que desaparecía en el horizonte. Mis pies, justo en el borde, resbalaban y estaban a milímetros de tocar el agua. Aterrorizado, reconocí el lugar.

Era la piscina de la universidad.

El agua comenzó a rebosar y tocó la punta de mis pies. No me esperaba que estuviera tan caliente. Quería moverme, pero mis propios pies no respondían. Solo podía observar con horror cómo resbalaba una y otra vez, hasta que la presencia que me había estado observando se materializó a mi lado.

Era un rostro femenino, con facciones que a pesar de estar completamente borrosas supe identificar al segundo. Mi miedo se incrementó. Quería despertar, ¿no podía obligarme a despertar?

Extendió un brazo hacia mí. Intenté gritar. Moverme. Intenté cualquier cosa y me desesperaba por momentos. Entonces, empecé a caer.

El vértigo me dejó desorientado. El agua, ardiente y burbujeante, me envolvió y engulló sin remordimientos. Segundos después, me ahogaba en la oscuridad.

No podía nadar. La oscuridad me arrastraba hacia abajo y yo sentía con cada segundo que pasaba que me iba a morir. Nunca alcanzaría la superficie, por mucho que patalease, no mientras la cara desfigurada de aquella mujer enferma se reía cruel ante mi impotencia.

¿Por qué no me despertaba? ¿Por qué aunque sabía que era un jodido sueño, no podía respirar? 

Mis pulmones ardían llenos de agua, así que dejé de respirar. Dejé de luchar contra la oscuridad y me dejé caer en el inmenso vacío, esperando que llegara aquel final en el que me por fin me despertaba y volvía a vivir. Sin embargo, al contrario a como esta pesadilla acostumbraba a terminar, de repente, un brazo se sumergió con violencia en el agua, atrayendo mi atención en mis últimos segundos de agonía, y se estiró hacia mí, llamándome.

Pero a mí ya no me quedaban fuerzas para intentarlo.

El ruido de un chapuzón a lo lejos llegó distorsionado a mis oídos. El ruido se hizo cada vez más cercano, ¿o estaba cada vez más lejos? Mis sentidos se estaban apagando uno a uno.

¿Querría alguien salvarme todavía?

Gritó mi nombre. El pánico se ataba a su voz mientras tiraba de mí con todas sus fuerzas, pero yo apenas podía abrir los ojos. Aprecié el tacto suave y cálido de la piel que envolvía la mía, y visulmbré la familiaridad de los dedos huesudos y finos que se aferraban a los míos como si les fuera la vida en ello.

Dejé que mi cuerpo fuera arrastrado sin ejercer oposición alguna. La oscuridad comenzó a esclarecerse y entonces, finalmente abrí los ojos.

Desperté en pánico, sudando a mares, y totalmente destapado, probablemente debido a que había pateado las sábanas en mi ansiedad por despertar.

Aún despierto sentía que no podía respirar, que el aire no llegaba con la suficiente rapidez a mis pulmones. Tosí con violencia, llevándome las manos a mi pecho. Mi corazón latía con tanta fuerza que parecía que iba a estallar del miedo y la quemazón.

My First And Last | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora