My First And Last | Nomin

¡Feliz cumpleaños! (I)

Advertencia: El siguiente capítulo está dividido en dos partes porque tiene aproximadamente 22 mil palabras (sí, se me ha ido la cabeza). La primera parte tiene 10k, y la segunda 12k. Además, toca bastantes temas delicados que pueden causar incomodidad y malestar, así como incluye contenido para adultos (+18) que se supone solo pueden leer los adultos... Pero ahí cada uno que haga lo que crea (?). ¡Buena lectura!

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—Creo que Jeno me está evitando.

Todo empezó aquella noche, pero yo no me daría cuenta hasta días, semanas después.

Nada en su comportamiento había cambiado significativamente: Seguíamos hablando muchas noches por videollamada, me despertaba con un mensaje de buenos días y me iba a dormir con un 'te quiero' en el teléfono. Nos veíamos un rato en el gimnasio casi todas las tardes y conversábamos. Sin embargo, cuando era hora de despedirse y las cosas se ponían un poco más... intensas de la cuenta en uno de aquellos apestosos cubículos del vestuario masculino, Jeno desaparecía. Mis besos le evaporarían como la espuma en la orilla de la playa, y me dejaría solo, frustrado y confundido a más no poder:

"—Me tengo que ir, tengo clases particulares."

"—Tengo que seguir estudiando."

"—Tengo que terminar un proyecto."

"—Te quiero. ¡Adiós!"

Y cada intento por verme de nuevo con él se veía acompañado por una sutil pero letal negativa:

"Este fin de semana no voy a poder, estoy hasta arriba de proyectos"

"Tengo dos exámenes la semana que viene, ¿te parece si lo dejamos para la otra?"

Durante las últimas semanas, ese había sido su patrón de evitación. Sus trabajos académicos no habían hecho más que aumentar, sus entrenamientos cada vez eran más intensos, e incluso tenía clases particulares a horas ridículas (¿quién demonios tiene clases de chino los domingos por la tarde?). Por supuesto, yo también tenía mi propia ración de estrés universitario. Estaba a tope de trabajos y de exámenes finales que me tenían hincando los codos hasta las tantas de la madrugada cada noche, pero siempre esperaba con anticipación a que llegara el fin de semana para volverle a ver. Aunque él no parecía sentir lo mismo...

Y como siempre, tenía la irrefutable corazonada de que todo era culpa mía.

—¿Qué dices? ¿Por qué lo piensas?

Para sorpresa de todos, Haechan y yo estábamos más unidos que nunca. Desde aquella noche en la que se presentó borracho en el cumpleaños de Renjun, me había asegurado de hablar con él todos los días para no volverle a perder la pista. Nos veíamos casi todas las tardes en la biblioteca de la universidad para estudiar juntos, y nos llamábamos muchas noches. Y aunque al principio se había negado, mi insistencia y mi pesadez habían conseguido hacer mella en él. Yo conocía su reciente adicción al alcohol, y él sabía que mi relación con Jeno estaba pasando por un bache que parecía interminable. Ahora éramos uña y carne.

Algunas noches le colgaba a Jeno antes solo para hablar con él.

—Pues... Entiendo que esté a tope con sus trabajos y sus exámenes y que por eso se agobie y no quiera quedar conmigo...

—Pero...

—Pero sé que en realidad es por lo que pasó el otro día entre nosotros... Está evitando cualquier tipo de situación que conlleve intimidad física conmigo, y se nota.