•Capitulo 42•

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Llevo dos semanas viviendo con Suji y Yoongi, y no puedo quejarme de nada. Me he sentido verdaderamente en casa, y es innegable el hecho de que no me vaya adaptando poco a poco a sentir que son mi familia. 

Hemos visto álbumes en donde la mayor parte de fotos son de ellos dos, o por separado. Suji asegura tener un pequeño libro con detalles sobre mí cuando era una bebé, donde anotaba lo que me gustaba comer, hacer o ver, junto a unas fotos adjuntas, pero que no lo ha encontrado desde que se mudó aquí a Seúl, y teme haberlo dejado en Daegu.

Espero que pronto pueda encontrarlo si así es, y poder ver mis pequeños y viejos hábitos cuando a penas era una niña.

Aunque ella me ofreció con gusto poder quedarme en su casa el tiempo que quisiera no me parece justo quedarme de brazos cruzados sin buscar un lugar propio dónde vivir. Tengo el dinero que Dong Sun me dió el día que renuncié, con eso podría pagar el primer mes de alquiler de algún apartamento y mi mantenimiento.

Y ¿Cómo pagaré el resto de la renta si ya no trabajo en la mansión? Fácil, ya conseguí empleo. Jungkook dijo que tenía un puesto como camarera disponible en su bar. Me habló de un salario cómodo para mí sola y de turnos que no sobrepasan las seis horas de trabajo ni la salida tan tarde para que regrese a salvo a casa.

Sin dudas lo acepté, y hoy empiezo con ese nuevo empleo.

—¿Por qué no sales con Jimin? Los dos se gustan, se conocen hace tiempo, no veo una razón para que no estés con él.

Sí, hablando con Yoongi sobre mis sentimientos hacia Jimin, ya que quería conocer un poco más de mí en relación con él, pero igual, al parecer solo quiere un cuñado con urgencia. 

Él se irá en unos minutos a trabajar al igual que yo, pero seguimos matando el tiempo con su balón de básquet y charlando fuera de la casa, mientras Suji está arreglando algunas cosas de la casa.

Mi turno empieza a las una de la tarde y termina a las seis de la noche, lo mejor es que puedo regresar caminando a casa porque queda a un par de cuadras de distancia. Mi uniforme consiste en una camisa de mangas largas blanca, corbatín negro, pantalón de vestir y zapatos bajos de ese mismo color.

Decidí amarrar mi cabello en una coleta baja y no tan apretada, y me he maquillado un poco de acuerdo a los colores de mi uniforme.

Estoy entusiasmada por trabajar ahí, es un lugar agradable y más que todo juvenil, no llegan más que universitarios o adultos jóvenes a pasar el rato, ya que hay juegos de mesa disponibles, buena música y bebidas también.

—¿Por qué te desespera que no estemos juntos?

Yoongi vuelve a agarrar su balón y lo encesta una vez más en el aro que tiene colgado en el patio delantero de la casa, sí que es bueno. Me pasa la pelota para que lo intente, y trato de imitar su ángulo y posición para que me salga bien.

—No me desespero en vano porque, vamos, ya no hay nada que les impida ser algo, ¿O sí?

—No he estado pensando en eso desde que vivo aquí, pero es verdad, ya ni siquiera trabajo para sus padres, soy una persona libre —digo antes de lanzar la pelota, pero esta a penas dió giros alrededor del aro.

Yoongi ríe un tanto por lo que acabo de hacer, y me da una segunda oportunidad.

Mejoro un poco mi postura frente al aro, y mis manos sostienen con más seguridad la pelota, enfocándome hacia dónde quiero lanzarla. Luego de varios segundos tratando de encontrar el ángulo ideal, la tiro haciendo que dé varias vuelta al aire, y logrando encestar de una vez.

La empleada de Los Park || 𝐏.𝐉𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora