Liberty City

-18 Jugadas mortales-

Pov Héctor

Desde que era un chamaquito, tuve que ganarme la vida de mil formas para sustentar, sobrevivir en este jodido mundo. Mi madre murió cuándo tenía unos 6 años, vivía con mi abuela quién ya había partido al más allá dos años atrás.

No tenía a dónde ir en esos ayeres, pero, mi padrino me había dicho que necesitaba una mano en su chamba que tenía y con eso podría ayudarme. Todo iba muy bien, pero lamentablemente ese padrino mío se metió en unas buenas con los sicarios y se lo llevaron del pueblo. Nunca supe si lo tirarían por allí o solo le dieron una amenaza, él desapareció de la faz de la tierra. Mientras más crecía, la vida fácil era mi único sustento, hasta que conocí a un amigo llamado Ernesto quién era conocido por ser uno de las cabecillas de un cartel de aquél entonces.

Fuí de un simple mensajero, vigilante,   cobrador y terminé siendo un simple asesino a sangre fría a cualquier orden que me dieran. Allí había aprendido a manejar desde el arma más pequeña al más pesado, pero terminé enamorándome de un fusil DXL-5, buen francotirador, fácil de manejar. Bueno, para mí si lo fué. Pero, cuándo el ejército mexicano nos atrapó, tuve que huir para gringolandia lo antes posible dejando todo mi pasado allá. Convirtiéndome en una nueva persona, una nueva vida, pero, mi labor como francotirador jamás iba a acabar.

Liberty City se había convertido en mi nuevo "pueblo", aún era joven e ilusionado cuándo trabajé para un tipo llamado Bellic un par de ocasiones, el cuál era difícil de recordar cómo era su rostro. Ganaba cómo rey, pero cómo siempre las cosas siempre tienen que dar un rotundo giro haciendo que el héroe se convierta en un villano. No supe más de él, cuándo Dimitri murió toda la ciudad se había puesto de cabeza, no había nadie para mover toda esa comercialización    sucia que sustentaba hasta al mismo gobierno. Muchos odiabamos a ese Dimitri, nunca nos pagaba como nos prometía y en ocasiones te traicionaba por la espalda. Grande pero un tacaño de los chingones.

Trabajar con Lotto me ha ayudado mucho para seguir sobreviviendo, ganando como siempre y tener todas las comodidades que deseaba sin preocupaciones. Pero, había solo un simple detalle, prefiero trabajar solo son tener que depender de alguién. Una identidad libre y que puede cambiar de bando cómo me convenga, saliendo libre de que rodará tu cabeza por el suelo. Era buena ganga con ellos, pero no estaba del todo convencido de sacarles la platita con solo atravesar craneos a desconocidos; me sentía aún vacío, quería mucho más de lo que me ofrecen.

Una noche en Navidad de hace un par años atrás, llegó aquella oportunidad que estaba esperando, el jefe y comandante del departamento de investigación especial de la FBI: Tadashi Hamada. Recuerdo aquella vez en el bar Donut Red ubicado en la segunda isla de Liberty City, dónde un chino que lloraba cómo Magdalena estaba incomodando a la clientela fue  pieza fácil para acercarme. Sabía que el comercio de documentos de información del estado eran bien pagados y con eso me llevaría una buena fortuna exprimiendo a esta alma desafortunada.

-Oye, compadrito. Creo que está haciendo un alboroto grandísimo aquí... porqué no le ayudo a llevarlo a su casa.

-¡Cállate! Tú ...no sabes nada...es mejor...que alcohol haga su maldito efecto... además...no necesito ir a ningún lugar.- Allí supuse que también tenía sus broncas pero eso a mí ni me importaba, cómo pude lo saqué del lugar. Con un par de guamazos bien puestos, aquél chino sería mi gran botín para sacarle lo que podía para hacer mi negocio. Fue de las más extrañas experiencias en conocer gente, pero, el plan iba de la mejor manera, pues no solo pasé de ser un conocido para él.

Hasta el día de hoy, hemos cumplido dos años juntos, nuestra relación ha sido un misterio con todos sus seres queridos y en su familia. Él y su hermano menor no estaban llevándose de lo mejor, peor aún descubrí que este salía con uno de los trabajadores de Lotto. Punto más de ganar para mí, así sería una buena manera de que ese tal chamaco Miguel sea la distracción y siga teniendo mis ganancias sin que nadie se de cuenta.