-11 Bellic-

157 30 10
                                    

Pov Miguel

-¡Enciende el puto auto!

-¡Cuidado atrás Marco!

-¡Eso no va a pasar!- ya había pasado dos semanas desde la muerte de Gary. Aunque seguía doliéndome al ver su última expresión que tuvo frente a mí, tenía que seguir con trabajar para mi patrona Miss Yami. Sin embargo, desde allí nuestras peticiones han sido completamente peligrosas. Esta vez ya no era mi única vez matando personas, la pistola se había vuelto mi fiel compañera. 

El nombre de las máscaras de la muerte ya se me había tatuado en mí, aunque haya pasado tan poco tiempo todo se había vuelto en mi nueva tradición. Marco también no se diga de él, se convirtió en el punto de negociación en nuestras misiones , se había vuelto el cerebro y yo la guadaña.

Esta vez corríamos por nuestras vidas por habernos infiltrado en los bancos más famosos de Liberty City. Debíamos de robar el dinero suficiente para nuestra organización, al parecer uno de las manos derechas de Miss Yami había trasladado dinero sin supervisión de ella. Todo iba sin levantar cargo, pero, había un gran problema...

-¡Detengansé en nombre de la ley de Liberty City!- era un furioso Hiro disparando sin piedad por ambos. Habíamos llamado la atención de todas las fuerzas policiacas de la ciudad, teníamos helicópteros en nuestra cabeza, agentes intentando rodearnos y los miembros de la FBI a unos cuántos pasos de nosotros.

Ya estábamos en el auto listos para irnos, por suerte arriba de los edificios cerca teníamos a Héctor en posición activa. Su agilidad con el  francotirador era sorprendente, abrió mucho campo libre para nuestra huida.
Cuándo estaba ya listo para avanzar noté que Hiro apunto en mi dirección, pero la bala solo pegó en el retrovisor del auto. Pise a fondo dejando resonar el motor del auto, Marco solo salía para disparar por la ventana. Íbamos a toda velocidad esquivando los demás autos y defendiendonos a toda costa de las patrullas detrás de nosotros. El helicóptero no podía seguirnos el paso pues adentrarse a la ciudad, los edificios eran barrera para seguirnos por el aire.

-¡Pinche madre! ¡¿Qué no se cansan?!- gritaba Marco desde fuera de la ventana disparando descontrolado.

- Tenemos que tomar un atajo ...

-¡¿Qué?! ¡Ahhhhh!- di volantazo para irme por otra ruta alterna. En segundos sonidos de colisión detrás de nosotros se hicieron presentes, tuvimos que infiltrarnos por el barrio chino. Allí todas las calles eran demasiado pequeñas, ir más de dos autos sería ir en contra de tu vida pues podrías chocar o atropellar gente sin piedad. Pero al único que no pudimos perderle era a los agentes de FBI, pude reconocer al hermano mayor de Hiro, otro agente y al que llamaba "cariño" todas las mañanas, Marco sabía de su labor y de quién se trataba pero aún así les tentaba en dispararles en puntos no tan graves.

-¡Putos chinos no chocan!

-¡Agárrate Marco tengo un plan!- de nuevo metí velocidad para meterme a un pequeño callejón, delante de nosotros había algunas cajas de un camión que estaba descargando cosas. Me fui contra de él haciendo que toda la mercancía cayera dejando una gran barrera. Detuve el auto para poder escapar a pie, tomamos las mochilas y comenzamos a correr, la gente estaba más sorprendida al accidente de la mercancía, podía oír que pedían permiso para seguirnos pero nos estaba ayudando en separarnos más de ellos. Doblamos a una pequeña calle  y nos ocultamos detrás de un edificio de departamentos, vinos que la puerta de emergencia trasera estaba abierta y nos escabullimos sin pensar más. Podíamos ya escuchar sus pasos detrás, subimos hasta al tercer piso, pero en un momento nos quedamos en buscar las siguientes escaleras, pero , estábamos totalmente confundidos.

-¡No escaparán!- escuché la voz de uno de ellos, estábamos a punto de ser descubiertos pero una de las puertas se abrió y nos tomó con fuerza del brazo haciéndonos entrar. Caímos al suelo dejando caer las mochilas, los pasos acelerados se escuchaban afuera alejándose de dónde estábamos, suspiré intentado recuperar el aliento, pero miré al responsable que nos ayudó.

Liberty City Donde viven las historias. Descúbrelo ahora