Pov Miguel
- Este es el departamento que se les asignó - habló el tipo que nos había traído a este lugar. Abrió la puerta y ambos nos sorprendimos al ver nuestra nueva casa, para ser sinceros, ya me dieron ganas de regresarme.
Las paredes estaban con un desgaste horrible de tapiz, estaba adornada con muchos pósters de mujeres de poca ropa, parecía más lugar de un taller mecánico. Solo había una cama matrimonial , un sofá , la mesa estaba sostenida por montones de cartones y estaba seguro de que ví pasar una rata en la estufa.
-Esto es lo primero que tendrán llegando aquí. Si cumplen sus tareas como lo dice nuestra señora , tendrán los mejores lujos.
-Esto...es...
-¡Perfecto! No es por ser mala onda pero....mi primo y yo tenemos sueño- habló Marco quién no me dejó terminar .-Nos vemos mañana trajesito.
- Entonces tomen este móvil. Esperen la llamada de mi señora .- le entregó a Marco y este mismo cerró la puerta.
- Marco...
- ¿Qué?
- Para la otra que me invites ...¡Me pinches avisas bien cabrón! ¡Esto está de la chingada!.
- Ya, ya. No me grites , ya se que nos trajeron de Guatemala a Guatepeor. Pero ¡Mira!, Tendremos dinero y podremos ayudar a nuestra familia.- rodeé mis ojos y me deje caer en el sofá sobándome las sienes.
- Nos vamos a meter en buenas broncas, no tengo buena espina del trabajo "digno" que nos dió el Beto.
-Si pero...- habló Marco mientras de arrojó a la cama- tómalo por lado positivo, si obedecemos como buenos chamacos, ganaremos una buena lana.
- Si pero...naa olvídalo.
- Tranquilo primo- ví que salió un bostezo de él y se estiró un poco- ya mañana será otro día...
- A veces te quiero dar un buen putazo...- de inmediato pude escuchar ruidos provenientes de Marco. Ya se había quedado dormido de inmediato, suspiré y caminé por el departamento, busqué un poco de alimento. Cuando abrí el refrigerador, no había nada más que un par de latas de cerveza y algo que tal vez era una papa o una zanahoria negra. Cerré de inmediato al ver que no había nada que calmaría mi hambre.
Sin dudar, tomé un poco de dinero que nos habían dado y poder buscar algo en la calle. Sabía que no daría en dar al menos a una tienda, pero intentarlo no me iba quedar comiendo esa cosa negra de procedencias misteriosas.
Tomé las llaves y salí del lugar, podía oír las voces de los vecinos, otros discutían, otros reían y otros...bueno se demostraban su amor. Al fin salí a la calle, parecía todo un mundo cuándo comenzaba observar el lugar, en las esquinas ya estaban las mujeres que buscan nuevo cliente para esa noche, su perfume barato se podía oler con tan solo pasar a su lado. Los policías ni caso hacían al ver en sus propias narices las negociaciones de droga, pareciera cómo si solo de tratara de una venta de chicles. Seguí caminando toda la calle en dirección recta, así no tendría pierde al poderme regresar , pude ver un gran anuncio de comida rápida a la siguiente calle. Tenía una mala imagen por fuera, pero al menos me calmaría un poco el estómago, entre al restaurante y había muy poca gente dentro de ella.
Se podía escuchar una música media distorsionada por el desgaste de la grabadora, la poca gente que estaba comiendo me miraba con gran curiosidad, me dirigí a la recepción y una chica de cabellos rubios salió de la cocina.
- ¿Puedo tomar su orden?- habló con una sonrisa.
- Ah...si ...me puede dar una hamburguesa. Digo dos...
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Liberty City
Fiksi PenggemarLas desiciones que se toman pueden tentar demasiado tu vida y a los demás. Miguel y Marco, dos inmigrantes, llegan con la ilusión del sueño americano a Liberty City. En busca de una buena vida caen presas del negocio de la mafia. Sin saber que el...