Pov Miguel
- Ámame Miguel...por favor.- podía ver en su cara de "cógeme con ganas" pero, yo no podía hacerlo, no podía. Hiro es un buen chico y no podría hacerle este tipo de cosas, aunque me diera esa expresión necesitada de amor, además estaba ebrio, ¡Un Rivera nunca se aprovecha de un borracho!.
Pero, mi pecho parecía gritarme con fuerza que lo tomara, mi única oportunidad de estar con alguién que me agradaba, sin embargo, ¿Tendría ese "tipo" de sentimientos por él?.
-Hiro...yo...
-¿No me amas verdad?- ahora estaba llorando, tomó con fuerza mi chaqueta y sin avisar volvió a moverse. ¡¿Cómo era posible que ande de calenturiento y llore como Magdalena?!. Yo ya no podía soportarlo, algo dentro de mi ya había despertado y estaba dispuesto a saciarse. Lo miré y él igual, tímidamente se fue acercando a mi rostro, sabía lo que se venía y no iba a poner resistencia.
Sus ojos con lentitud iba cerrándolos, relamí mis labios para prepararlos a tomar posiblemente su primer aliento, pero, no todo estaba pintado de rosa.
- ¡¿Pero que carajos está pasando aquí?!.- una voz masculina gritó en la puerta. Era un joven mayor, asiático, sus cabellos eran oscuros, en su cinturón noté de inmediato la placa de la FBI. Se podía percibir desde este punto de que estaba muy furioso y esté no venía solo a hablar.- ¡¿Quién rayos eres tú?! ¡¿Qué le estás haciendo a mi hermano?!
-¡¿Hermano?!- de golpe miré a Hiro y a este joven. ¡Dios bendito me metí en una buena!- ¡No, no es lo que parece!- todo sonrojado empujé a Hiro, ya no me preocupé en dónde había chocado. De inmediato salí corriendo de su departamento, los gritos de este me llamaba para pedir explicaciones pero, estaba segurito en qué no me creería. Con un fuerte portazo entré a nuestro departamento, intenté calmar mi aliento, estaba muy asustado de que al menos nos hubiera visto así y no en otra cosa.
Dejé salir un suspiro al calmarme pero en eso mis ojos se abrieron de golpe, pues frente de mí estaba Marco sentado en el comedor a punto de beber su lata. También estaba sorprendido de lo que estaba pasando, pero, noté que su mirada bajo en dirección de mis pantalones. ¡Ese chino me dejó encendido! Por inercia subí mi cremallera y me tape.
-Wey...si vas a encargarte de eso hazlo en silencio...
-¡C-callate Marco!
-Pues si, no tengo la culpa que allá afuera te hubieran cachado en tus..."andadas". Y yo que te creí un ángel.
-¡Esto no es porque haya querido!- caminé en dirección al baño para arrojarme un poco de agua fría.
-¿Pues a quién te andabas cogiendo? Se oyó muy gacho la reclamada.- salí con una toalla en la cabeza secándose el agua, por suerte mi erección ya había bajado y no tendría que escuchar su carrilla. Tomé una silla y dejé caer mi cabeza en la mesa, sentí algo frío recargarse en mi mejilla. Miré por debajo de la toalla que Marco me observaba calmado y entregándome una lata de cerveza.- bueno, una soda no es bueno ahora para los sustos...
-Gracias...- lo tomé mientras él volvía a sentarse frente a mí.
- Fue el chino de enfrente, ¿Verdad?- mi rostro se volvió a ponerse caliente al ver de nuevo en mi cabeza el rostro jadeante de Hiro. Tomé la toalla y cubrí mi rostro.- Creo que ya se te pegó el actuar cómo mariposín y ya te quieres tirar a tu vecino.
-¡No es así!- me levanté algo molesto- Sabes que eso solo es por el trabajo...con Hiro es muy diferente.
-¿Diferente a qué?- desvíe de nuevo mi mirada y no dije nada. Marco bebió su lata y dejó salir un gran suspiro, sabía que iba salir con una de sus cosas pero- No me importa a cuál lado le tires, eres mi familia, pero, solo una cosa Rivera. No te metas con la ley o nuestros cuellos serán sus trofeos.
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Liberty City
FanfictionLas desiciones que se toman pueden tentar demasiado tu vida y a los demás. Miguel y Marco, dos inmigrantes, llegan con la ilusión del sueño americano a Liberty City. En busca de una buena vida caen presas del negocio de la mafia. Sin saber que el...