Juegos bajo las cobijas

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Después de ese largo día, volví a casa de manos con Kristal, me dolía la cabeza un poco, no sé qué me había caído mal, quizás fue el pollo broaster que comimos antes de llegar, así que apenas entramos en la casa, subí a la habitación para poder darme una ducha, pero al momento que me encontraba desvistiendo aún en la habitación, aquella linda voz de Kristal se escuchó detrás de mí, que al girarme únicamente en ropa interior reí al verle sonrojada. 

—Minnie yo... —le mira de arriba a abajo con un leve sonrojo en sus mejillas que poco a poco se iba tornando más fuerte.

—¿Tú? —sonrió al verla así tan indefensa y tímida que me acerque con cierta malicia con intención de intimidarla, pero vaya sorpresa la que me lleve con esta chica.

—Y... Yo... Perdón por esto... Pero, no aguanto un minuto más sin estar contigo, quiero que seas solamente mía... —esbozo antes de arremedar con un empujón a la mayor que la hizo caer de espaldas en la cama, esta ágilmente se subió en la encima empezándole a besar. 

—Admito que su accionar me hizo sorprender, pero no dude dos veces en seguir aquel fogoso beso que esta me brindaba, mis manos, rápidamente fueron a su espalda baja, descendiendo así hasta adentrarse bajo su falda escolar. Kristal por su parte, introdujo su lengua en mi cavidad bucal, no sin antes escucharla, soltar un pequeño jadeo al sentir los estrujones que le proporcionaba en su trasero; su cuerpo se tensó un poco, era su primera vez seguramente, por lo que al separarnos por falta de aire note que su rostro estaba completamente rojo. 

La guerra vuelve a formarse al juntar nuestros labios nuevamente con una necesidad, mis manos jugueteaban aquella suave masa que eran sus glúteos, los cuales moldeaba a mi antojo, hasta que con un giro la coloque debajo de mí, empezando a deshacerme de su estorbosa ropa.

Los pequeños jadeos que se le escapaban a Kristal eran música para mis oídos, que con su ayuda la termine por desnudarla, dejando las prendas tiradas en distintas partes de la habitación. Solo se escuchaban aquellos besos, y jadeos de gustosidad entre nosotras, puesto que fui dejando en el cuerpo de Kristal mis huellas en su piel, que cualquiera que la viese notaria que tiene una dueña, y a esa dueña le gustaba dejar bien marcado el cuerpo de su pequeña. 

Uno que otro mordisco se me llego a escapar en sus pechos desnudos, otorgándome escuchar como se retorcía solo con un par de besos bajo de mí, pero escucharla gemir para mí, también era la melodía que siempre quería escuchar. —

—Ah~ mommy~ —muerde su labio inferior llena de placer, para ver como esta descendía a su parte intimida con sus besos— Mi... Minnie, ¿cuál es tu nombre? —le mira un poco avergonzada porque eso era algo prohibido, pero su necesidad estaba en saberlo para poder seguramente gemirlo.

—Mi nombre ya lo sabes corazón, no entiendo por qué lo preguntas.

—¿Qué? Com... Como así...

—Mi nombre es Victoria Moore... 

—Reí ante su rostro de sorpresa, seguro no se lo ha de esperar. Calle sus palabras al empezar a remover la punta de mis dedos en su botón de placer mientras me agachaba para que así mi lengua empezara a realizar su trabajo, darle placer era lo que más quería, y sí que era bien recibido por el cuerpo de Kristal, la cual se aferraba a las cobijas mientras mordía sus labios dejando salir gemidos de placer por el calor que le iba invadiendo su cuerpo, que dándole estrujones a la tela al sentir a su contraria. 

Continúe con mi maravilloso oral, escuchando su garganta gemir de manera desenfrenada, eso me daba entender que lo disfrutaba, hasta el punto que su abdomen se contraía, que con un pequeño grito se podía decir que había perdido la cordura por la excitación. Al escucharla sonreí divertida mientras aumentaba el movimiento ahora haciendo una simulación de embestidas, al sentir que su humedad aumentaba me separe para abrirla de piernas ante mí, pasando las mías y que nuestras intimidades empezasen a rozar.—

—¡Agf dios! Como deseaba que me hicieras tuya mommy~ 

Fue lo último que gimió Kristal, puesto que en el vaivén del frote que era acompañado con pequeños saltos, ambas nos terminamos corriendo al tiempo tras la estimulación que tuve en la posición de tijeras. Me iba a separar de su cuerpo, pero Kristal lo impidió tras besarme, que tras acomodarme a su lado nos dábamos caricias que acompañaba tal beso.

—Muy delicioso amor...~

—¿En verdad te gusto? —sonríe algo agitada la menor. 

—Me encantó hacerlo contigo, podría volverme adicta a tu cuerpo pequeña. 

—Te amo Victoria... Ahora es momento de dormir.

—Buenas noches, mi amor.

Le di un pequeño beso en la frente para velar su sueño, Kristal de lo exhausta había quedado dormida rápidamente, y para mí, mis males se habían pasado. Después de noches deseándola, por fin se me ha hecho el milagro, al fin Kristal me ama como yo a ella, por lo que nada ni nadie podrá separarnos.

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