¡Sorpresa!

570 24 0
                                    

Narra Minnie.

Kristal estaba muy enojada conmigo después de lo que paso en la madrugada; pase todo el día en mi estudio pensando qué sorpresa realizarle, a lo que por fin decidí que sería una cena en un restaurante italiano, puesto que esta era su comida favorita y sabía cuál sería el lugar perfecto que hice la reservación muy esperanzada a que esto funcione. Me levanté de mi silla para volver entrar en la habitación, tome una ducha rápida para vestirme con una polera negra, un jean con rotos a la altura de las rodillas, mi cabello amarrado en una coleta y mis zapatillas blancas, sin maquillaje; al bajar solo me encontré con Kristal saliendo de la cocina con un vaso de jugo en su mano, la intenté tomar de la cintura, pero me separo.

—¿Se puede saber para donde vas? 

—Iré a comprar unas cosas que necesito. ¿Sigues enojada conmigo Kristal? No es para tanto —hice un pequeño puchero haciendo un leve berrinche, detestaba que en verdad se enojase conmigo.

—Iré contigo entonces —camina a la escalera para empezar a subir el primer escalón cuando se detiene en seco por la respuesta que obtuvo.

—No... No puedes ir Kristal, no es algo de gran importancia —la miré para ver como se detenía girando su cabeza hacía a mí, creo que se ha de enojar mucho más de lo que estaba.

—Si no es tan importante como dices, ¿por qué no puedo ir? Seguro irás a matar a alguien y no me quieres llevar a ver, ¿cierto? —rueda los ojos dejando salir una risita antes de subir a la habitación— ya vete y no vuelvas.

Suspiro levemente para rascar mi cabeza y salir resignada—. ¿Por qué tienes que ser así de berrinchuda, Kristal?

—Creo que estoy siendo muy dura con ella —suspira para sentarse en la cama abrazando una de las almohadas mientras hablaba sola— pero no me gusta que vuelva a ser asesina, ¿y si le pasa algo? No, no me agrada la idea... Solo quiero que esté bien... Aunque sea su trabajo y parte de su vida no me gusta —toca su cabeza cuando escucha que su laptop sonaba en notificaciones, esta se encontraba en la mesita de noche, a lo que con curiosidad la toma sin abrirla— ¿Está bien que revise sus cosas? —suspira para abrirla sin más, su curiosidad a veces era demasiada.

Mensaje de texto.

(...) Señorita Victoria, le queremos informar que ya tenemos su reservación lista en nuestro restaurante, para la cena que agendo la tarde de hoy, todo lo que nos pidió está listo.

Al leer el mensaje cierra la pantalla dudosa—. Hum, qué raro, ¿con quién cenará Victoria? —comenta para sí un tanto celosa, en su cabeza se hacían muchas películas en su cabeza.

Horas más tarde, mientras estacionaba frente a la casa, llame a dos de las empleadas para que sacaran todo con cuidado y lo acomodaran en la habitación cuando nos fuésemos; había traído chocolates, flores, un peluche algo grande, una botella de vino con sus copas y velas para cuando volviésemos de la cena, una velada romántica tanto fuera como dentro de la casa me imaginaba. Cuando salía del auto, subí un poco más tranquila a la habitación, mirando a Kristal algo pensativa, al menos se veía un poco más tranquila.

—¿Con quién vas a cenar esta noche?

—Sabes, eso de que andes revisando mis cosas como que me empieza a fastidiar Kristal, pero respondiendo tu pregunta, planeo cenar contigo, ¿con quién más? 

Le miré con una ceja arqueada mientras me cruzaba de brazos, esta solo pudo bajar su mirada mientras jugaba con sus dedos, seguro estaba muy avergonzada como para darme la cara. 

—Lo siento, no sé qué es lo que me ocurre.

—Kristal, ya no quiero que estés así conmigo, la verdad esa cena es para nosotras dos, así como una sorpresa que tengo para después que por eso salí, bueno tenía, mejor te enseño ahora mismo, porque no me gusta que desconfíes de mí, por qué no te he dado motivos para hacerlo; que te mintiera una vez no significa que lo haga siempre, te prometí que esa sería mi última muerte y lo cumpliré. 

Suspire algo pesado para llamar a las empleadas para que trajeran todo, la sorpresa que se llevó Kristal al notar todo lo que traían en mano la hicieron sentir como una tonta por haber desconfiado de su pareja. 

—V... Victoria Yo... Yo lo siento...

—Yo solo quiero que me perdones por los malestares que te he causado, no quiero que estés enojada conmigo porque sabes cuanto te amo y... —no termine de pronunciar palabra alguna al sentir los labios de Kristal sobre los míos en un beso que me hizo callar— sorpresa...

—Te amo mucho amor, perdóname tú a mí por como actuaba —le abraza con cierta fuerza mientras lágrimas de felicidad caían en sus mejillas, ella estaba feliz de sentir el calor de aquella chica que tanto amaba, estaba feliz de tener a Victoria consigo a pesar de sus tonterías.

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora