🚲 EPÍLOGO 2/2 🚲

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Alex se estaba encargando de vestir a sus hijos para la gran noche de Piper, y aunque Jack ahora ya era lo suficientemente grande como para vestirse solo, Noa estaba ocupando todo el tiempo de Alex sin decidirse por uno de los vestidos que la rubia le había comprado semanas atrás.
Y queriendo no molestar a su esposa, Alex le había dicho que se tomara su tiempo en el salón de belleza, pero ahora tenía el tiempo en contra y ni siquiera se había dado una ducha.

Piper había estado un poco tensa últimamente, y aunque ella atribuía todo a lo importante de su exposición en la galería, habían hablado con el doctor y su humor cambiante más bien parecía un desajuste hormonal, por lo que lo más factible era hacerle una revisión.

Tiempo atrás habían decidido usar un DIU como método anticonceptivo y solo por si a caso, a lo que el doctor había explicado que podía deberse a ello también. Así que iba a revisarla para ver que todo estuviera bien a penas la rubia pudiera hacerse un espacio en su agenda para ir a verlo al consultorio.
Lo que desde luego, había estado aplazando.

Mientras tanto, Alex tenía que lidiar con sus cambios de humor y también con las exigencias de su pequeña princesa que, después de todo ya no era tan pequeña. Jack le había obsequiado su mantita espacial desde que había nacido, pero a penas cumplió cinco decidió que la tendría solamente sobre su mesita de noche por si algún día la necesitaba, pero ya no la llevaba a todas partes ni dormía con ella.

Era una niña grande. Y mas que eso, a veces a Alex le parecía estar discutiendo con una adolescente, lo que con Piper jamás se daba. Al parecer Noa y su madre rubia eran de carácter muy afín.

— ¿Por qué tengo que llevar un vestido y Jack y tú pueden ir en pantalones? — preguntó la pequeña pelinegra con el ceño fruncido y los brazos cruzados a la altura de su pecho.

— Porque... — se lo pensó un momento — Bueno, mami eligió unos cuantos que combinan con su atuendo y...

— Eso lo sé, pero no me lo preguntó antes. Yo también quiero ir en pantalones.

— Lo sé mi amor, pero no tenemos un traje para ti... Es tarde y necesitamos estar ahí puntuales para apoyar a mami.

— Pero... — hizo un puchero mirando a su madre con esos ojos verdes sonrojados a los que no podía resistirse.

— No llores, princesa... — Alex la tomó en sus brazos — Veremos cómo conseguirte un lindo traje, ¿De acuerdo? Pero si mami quiere asesinarme tendrás que decirle que no ha sido cosa mía.

La niña sonrió y le llenó el rostro de besos a Alex. Y es que había pocas cosas a las que ella podía negarse ante su pequeña hija. Desde que había nacido había sido como su debilidad, así como Piper.
Siempre había demostrado ser una mujer fuerte y ruda, de esas que no se doblegan ante nadie, sin embargo ahí estaba, siendo tan vulnerable ante los encantos de su princesa a la que tampoco quería decepcionar, y aunque sabía que quizás Piper iba a estar molesta porque no había usado alguno de los vestidos que le había comprado semanas antes específicamente para ese evento, sentía que no podía hacerle daño a nadie si se portaba un poco flexible ante su elección de ropa. Después de todo tenía entendido que ni siquiera la misma Piper iba a llevar un vestido, entonces, ¿Por qué hacer sufrir a su hija?

Con mucha seriedad, Alex le pidió a su hijo mayor vigilar a Noa mientras se daba un baño rápido, puesto que todavía debían ir a recoger el traje de la niña para luego dirigirse al evento y encontrar a Piper allá. Sabía que no tenía suficiente tiempo para arreglarse demasiado, y sobre todo, no podía dejar sin vigilancia a sus hijos sabiendo que las peleas desencadenaban tanto caos en casa que parecía como si un terremoto hubiera sacudido cada espacio, y no podía perder ni un minuto buscando arreglar el desastre, o no al menos su quería llegar a tiempo para la inauguración de la exposición de su esposa.

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