29. Igual a ti

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Alex le había dado un último beso en la frente a Piper con la intención de tranquilizarla un poco a penas se la llevaron en la silla de ruedas dentro del área restringida, y aunque había caminado tomada de su mano durante todo el trayecto por los pasillos del hospital, en ese momento en que tuvo que dejarla marchar a solas con los doctores y enfermeras, su corazón se sintió oprimido por la preocupación y los deseos de estar con ella y saber lo que sucedía.

No podía creer que al fin el día había llegado y los nervios que la habían atacado a pesar de parecer por demás serena esa mañana en que todo pintaba para ser un día normal, como cualquier otro, y pensando en ello, repasando cada una de las cosas que había hecho y omitido, se sentó en la sala de espera completamente sola.

°°° Flashback °°°

No había forma de que Piper pudiera dormir esa madrugada. Había despertado con sed y luego de beber un poco de agua, no había podido volver a conciliar el sueño de ninguna postura posible.
Estaba oficialmente frustrada y cuando la alarma que despertaba a su esposa todos los días sonó, no pudo sentirse mas molesta.

Alex se levantó como habitualmente, le dio un montón de besos a su esposa y le preguntó qué era lo que le apetecía desayunar esa mañana, y aunque Piper mintió diciéndole que quería algo de fruta solamente, la pelinegra decidida a complacerla dijo que le agregaría un par de waffles con miel para que no tuviera hambre más tarde, o no al menos demasiada, porque le había prometido a Jack que irían a ese restaurante italiano de pizzas luego del trabajo y de ir a recogerlo al colegio.

Pero cuando la pelinegra volvió a la habitación, encontró a Piper sentada con la espalda encorvada y las piernas abiertas mientras ejecutaba las respiraciones profundas y rítmicas que el doctor les había puesto a practicar.

La mente de Alex se bloqueó. Necesitaba llamar a alguien y para eso debía soltar la charola del desayuno que llevaba en las manos, pero no podía dejarla a mitad del camino.
Terminó colocándola en el tocador y se acercó a Piper cuyo ceño fruncido parecía que en poco tiempo la iba a hacer explotar. Sus ojos azules lucían enfurecidos mirando a Alex que de un momento a otro se sintió como una pequeña presa frente a los ojos enojados de un león.
Porque prácticamente eso era.

— Amor... — Alex pasó saliva intentando no hacer las preguntas obvias que sabía, molestaban demasiado a su rubia — Voy a llevarte al hospital, ¿De acuerdo?

— No puedo ponerme de pie... — dijo recargándose en la cabecera de la cama con un brazo cubriéndole el rostro — Y por mi madre que no vas a cargarme.

— Puedo llamar una ambulancia y...

— Lo estás empeorando... — dijo sintiendo su cuerpo partirse mientras intentaba no dejarse llevar por el dolor — Solo... — sus dientes se apretaron con tal fuerza que pensó que se le romperían.

— Sé que te duele... — aunque en realidad ni siquiera podía imaginarse lo mucho que estaba sufriendo — Pero solo será un momento mientras nuestra pequeña sale de ahí... Y yo voy a estar contigo, amor...

— Quiero que termine pronto... — al fin el llanto de Piper comenzó a rebasarla con intensidad — Quiero que todo esto acabe...

— Al fin hoy es el día, vas a hacerlo muy bien... Ya lo estás haciendo muy bien... — acarició su espalda y pronto una de las manos de la rubia se clavó en el muslo de Alex con fuerza que casi la hizo gritar.

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