🚲 CAPÍTULO EXTRA 🚲

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— ¿Piper? — preguntó Polly mientras la rubia atareada servía un par de tazas de café de espaldas a ella.

— Ya voy, — gruñó — creo que tenemos que decirle al señor Healy que la cafetera principal necesita mantenimiento. Tardó años en preparar los cafés y...

— Sí, las cafeteras son una mierda, pero...

— Todas las máquinas aquí están viejas y gastadas, igual que nuestro jefe que no puede tomarse ni dos minutos de su tiempo para...

— ¡Piper! — insistió Polly haciéndola voltear a verla.

— ¿Qué? — su ceño fruncido evidenciaba la molestia que ahora estaba con su mejor amiga.

— Hay un repartidor allá, con un enorme ramo de rosas.

— ¿Y? Si está obstruyendo la entrada entonces llamemos a los agentes de tránsito.

— No, es que está preguntando por ti. — la sonrisa traviesa de Polly se asomó de pronto en sus labios — Parece un ramo muy caro, y estoy segura de que te lo ha enviado Alex.

— Debe ser una equivocación... — pasó saliva limpiándose las manos en el delantal con nerviosismo — Iré a ver, por favor entrega estos cafés en la mesa 8.

Polly solo asintió con la sonrisa pícara aún pintada en su rostro, mientras que Piper solamente la ignoró y avanzó con rápidez hasta la entrada, donde efectivamente estaba un chico repartidor sos entiendo con esfuerzos el enorme y hermoso ramo que casi cubría todo su torso.
La rubia pasó saliva. Jamás había recibido flores, y mucho menos un ramo que fuera tan grande y costoso, por lo que sus mejillas se tiñeron de rojo cuando el chico le explicó que Alex Vause las enviaba para desearle un buen día, y que había adjuntado una tarjeta.

“Sé que es mucho atrevimiento de mi parte enviarle flores a una dama sin preguntar, pero no encontré nada tan bello como tú para desearte un buen día, así que pensé que las rosas serían algo adecuado.
Y para que sepas que no dejo de pensar en ti. ¿Nos vemos mañana en tu trabajo? Puedo ir a recogerte. Di que sí por favor y hazme sonreír también como me imagino que lo estás haciendo tú ahora.
                                                     ~A.V.”

Piper acarició los pétalos y aspiró hondo el delicioso aroma de las rosas, por lo que la sonrisa no desapareció de su rostro, aunque al abrir la puerta, los pequeños ojos azules que la miraban desde la mesa del fondo no parecían para nada contentos con aquello.
Pasó saliva y siguió avanzando paso tras paso hasta el mostrador donde orgullosa colocó las flores adornando el espacio vacío al lado de la caja registradora y asegurándose de que no obstruyera nada.

— Alex es la responsable de esto, ¿no es cierto? — le preguntó Jack mirándola fijamente.

— ¿Alex la cachorrita o Alex mi amiga? — bromeó Piper con esa misma pregunta que el niño le había hecho antes.

— No bromees mamá, sabes que Alex mi cachorrita no puede enviar flores, por lo que seguramente fue Alex quien las envío, ¿O me equivoco?

— Sí, fue ella. — respondió Piper — Fue un lindo detalle, ¿No lo crees?

— Más bien creo que debo conseguir dinero, o al menos bitcoins. — dijo Jack ante la confusión de su madre.

— ¿De qué hablas?

— Olvídalo, no lo entenderías. — suspiró — Son negocios entre Alex y yo. Estaré arriba.

El niño subió las escaleras ante la mirada confundida tanto de Piper como de Polly, pero esta última no dejó pasar la situación para lanzarle sus preguntas respecto a Alex, que desde luego Piper trató de evitar, porque es cierto que no tenían nada entre ellas aún.
Es cierto que las palabras de Alex habían marcado un parteaguas en todo aquello al mencionar que la rubia le gustaba, pero lejos de eso no habían conversado mucho al respecto.
En realidad nada.

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