🚲 CAPÍTULO EXTRA 🚲

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El sol a penas estaba comenzando a salir y la ansiedad de Piper no podía ser controlada desde al menos media hora atrás.
Se sentía atrapada y el sudor de su frente confirmaba que de verdad, no podía luchar contra aquello ni siquiera aunque lo deseara con todas sus fuerzas, las cuales en esos momentos eran nulas. Así que, como siempre dicen, si no puedes con el enemigo, únete a él y fue precisamente lo que la rubia decidió que era mejor poner en práctica.

Le acarició la espalda con suavidad a Alex, haciendo a un lado sus mechones oscuros para poder pasear los dedos por la suavidad de su piel conforme se erizaba en los espacios que su camiseta dejaba libres.
Piper adoraba acariciar a Alex en todo momento, pero por las mañanas cuando estaba completamente dormida, sin duda ella podría acostumbrarse a eso bastante rápido.
Levantó un poco la camiseta y su mano se deslizó por toda la columna vertebral de abajo hacia arriba, y luego levantó un poco las sábanas para ver el culo perfecto de Alex pegado a su pierna, aunque había una molesta tela de spandex cubriéndola cuidadosamente.

Como desearía que Alex durmiera desnuda.

Piper acarició el trasero de su novia, casi esposa, con suavidad y se mordió los labios. Era tan firme que incluso sentía envidia de el, aunque sabía bien que tenía también lo suyo.

Su mano se deslizó ahora por las costillas de la pelinegra, subiendo cuál escaleras hasta llegar a la altura de sus prominentes pechos de los que desearía tener una vista completa desde donde estaba, así que se incorporó un poco y con suavidad, sus dedos se deslizaron hacia el más cercano, notando de inmediato como el pezón sensible y erecto se levantaba con deseo de ser explorado, así que no pudo resistir la tentación y lo apretó con suavidad entre sus dedos pulgar e índice.

Alex rodó boca arriba aún sin despertar, y los ojos de Piper se deleitaron aún más al ver la carpa formada bajo las sábanas.
No era secreto que las erecciones mañaneras eran algo bastante común en Alex, pero dado que no eran ni siquiera las seis de la mañana y la pelinegra seguía dormida, a Piper le provocó aún más de lo que de por sí, siempre le provocaba el maravilloso cuerpo de su novia.

Siguió con su labor de acariciarla y su mano poco a poco se fue abriendo camino hacia más abajo, en donde la carpa en sus bóxers se hacía todavía más evidente sin la sábana cubriéndola.
Era grande y ya estaba más que lista para ser disfrutada, lo que desde luego era uno de los increíbles dotes de Alex.
Trató de frenarse a sí misma, pero la libido ganó. Ni siquiera tenía muchas energías pero las ganas de tener a Alex eran mayores que cualquier otra cosa en ese momento.

Así que, sobre la tela se spandex, Piper deslizó su mano sintiendo el eje erecto y apretujado en los bóxers de Alex. Deseando salir y ser tomado por ella como tanto lo había estado deseando.
Acarició de arriba hacia abajo, palpando y apretando de a poco el largo tallo que parecía ponerse cada vez más duro, e incluso la tela en el área de la punta ya estaba húmeda por sus fluidos que hicieron a la rubia morderse los labios.

Ni siquiera supo en qué momento el atrevimiento llegó a ella, pero sus dedos comenzaron a colarse dentro de la cinturilla de elástico de los bóxers para acariciar la punta del miembro endurecido que incluso parecía moverse por sí solo, buscando ser atendido y comenzó a salivar de tan solo ver el glande pálido completamente húmedo.
Un par de dedos se deslizaron por el pre semen resbalando con facilidad y siguiendo la línea de su hendidura, disfrutaron de la calidez para luego hacer los fluidos situarse en la base y todo lo que fue posible cubrir para poder acariciar con soltura.

La mano de Piper se aferró del eje ahora un poco húmedo y comenzó a mover su muñeca arriba y abajo, masturbando a su novia aún dormida mientras su propia respiración se iba al carajo.
Se mordió los labios al ver la punta de Alex gotear aún más y cuando recorrió el rostro del cuerpo hasta su torso, notó que de pronto los ojos verdes la observaron adormilados.

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