Capítulo 3

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Os merecéis este capítulo por ser tan pacientes.

Siento no haber estado publicando. Trataré de subir más a menudo.

A leer.

:D

Ultra maratón: 1/4


Hasley.

Hasley, mi niña, recuerda que siempre, siempre estaré a tu lado.

Hasley Catherine Parker, como no me digas lo que te ha dicho Peter te mataré. ¡Es el chico que me gusta desde hace como mínimo un millón de años!

Has, déjame ponerte una película de miedo.

Hasley, ¿sabes qué? He encontrado una nueva papelería. ¡Hay muchísimas cosas guais!

Hasley, cielo, nos tienes aquí para lo que necesitas, ¿oyes?

Hasley.

Despierta.

Abrí los ojos, incorporándome de golpe sobre un colchón blando. Me encontraba en una especie de enfermería. Lo sé porque reconozco una enfermería enseguida; me he desmayado muchas veces al ver sangre en Biología.

Sin embargo, esa era diferente. Quizás fuera el decorado o quizás fuera las camas... Da igual, lo importante era que no reconocía esa habitación.

Traté de rebuscar en mis recuerdos de la última noche, pero cada vez que lo intentaba un dolor puntiagudo y desgarrador me recorría todo el cuerpo. Sólo logré recordar los ojos rojos del lobo y unos azul oscuro eléctrico, casi etéreos.

Cuando intenté ponerme en pie, sentí que las piernas me fallaban y caí de nuevo.

—Yo que tú no me levantaría tan rápido —dijo una voz desde una silla algo lejos de mí.

Me volví: una chica de largo cabello negro como la tinta, de enormes ojos marrones muy oscuros, casi negros. Su piel bronceada contrastaba perfectamente con su look, todo negro. Sus labios rojos me sonrieron.

A su lado, se encontraba, sentando en una mesa y leyendo un libro, un chico rubio de ojos... Ese era el chico que me había salvado anoche.

—Soy Cristina  —se presentó ella.

—Yo soy... —empecé.

—Hasley Catherine Parker —completó el chico rubio, alzando la mirada hacia mí—. Cris encontró tu carnet.

Me fijé en que, a la luz del sol que entraba por las ventanas, su cabello era más bien del color del oro. Y me encantaba.

Me sonrió de medio lado. Y yo me derretí por dentro.

Cristina atrajo de nuevo mi atención.

—Así que... eres un hada.

La miré.

—Su... supongo.

Ella asintió con la cabeza mientras yo volvía a mirar al chico rubio. Ella se dio cuenta y señaló al otro chico.

—Él es Jake —lo presentó.

—Hola —murmuré. Entonces caí en algo—. Una pregunta, ¿dónde narices estoy?

—En Ashland, Oregón —contestó Jake.

Le observé, trazando mentalmente líneas y círculos que formarían un dibujo de su rostro.

Sangre por espinas 【Parte I THFYS】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora