Capítulo 14

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Este capítulo va por mi primer aniversario en Wattpad :)

Espero que os guste.

A leer :D


—No me puedo creer que haya aceptado —comentó Naya, mirándome boca abajo desde mi cama.

—¿A que sí? —respondí, mientras rebuscaba en el armario.

Eran las once pasadas de la noche y me sentía llena de energía. ¿Raro? No lo creo. Naya y Nick solían bromear diciendo que yo era la versión moderna de Winona Rider en Bram Stoker: Drácula, ya que por el día siempre andaba cansada, pero por la noche me daba un subidón de energía que parecía que me había comido todas las chuches del supermercado.

Habían pasado dos horas desde que había vuelto con Jake del lago Emigrante y desde que él me había prometido que acompañaría al concierto de Ellie. Y desde que me había dado el vale por un beso.

Me pasé la lengua por los labios, que me cosquillearon como si recordaran el beso que le había dado a Jake antes de entrar en el cuarto. Nada más cruzar la puerta, Cris y Naya me habían desbordado de preguntas. Que si adónde había ido, que si qué había pasado, que si Jake y yo habíamos hecho algo ilegal (sí, me preguntaron si habíamos robado algo), etc. Diya las había espantado con patatas fritas como si fuesen perros, pero en cuanto la comida se había acabado, las dos fieras no habían tardado en volver a por mí.

Al final, tras varios minutos aguantado sus preguntas, se lo había contado todo. Lo de la furgoneta, lo del vale del beso, lo del concierto, lo de Niall Horan... Todo.

Me desmorono bajo presión, ¿vale?

Qué débil eres.

Ahora, todas menos Emma estaban esparcidas por el dormitorio que compartía con Diya.

 —Ya, bueno, Jake no le diría que no a nadie —comentó Daria—. Y menos a Hasley.

Me volví hacia ella, con el ceño fruncido por su comentario.

 —¿A qué te refieres? —pregunté.

 —Pues a que Jake nunca le ha dicho que no a nadie a quien aprecie —respondió, encogiéndose de hombros.

 —Ya, pero ¿a qué te referías con lo de conmigo menos?

 —Ah. Pues que está claro que le importas muchísimo —dijo—. O sea, es bastante obvio.

 —Eso, eso —intervino Naya—. Que os besáis y os habéis enrollado y...

—¡¿Os habéis enrollado?! —chilló Cris.

Enrojecí y fulminé a Naya con la mirada. Ella sonrió con inocencia y yo sacudí la cabeza antes de volverme hacia ellas.

—Eh..., sí, nos hemos enrollado —murmuré.

—¡¡¿Cuándo?!!

Hace un par de días.

Calla.

—Oye, Naya, ¿puedes escribir a Nick? —evité la pregunta—. Quiero ir a ver a Patrick.

Ella asintió y salió de la habitación para llamar a nuestro amigo. En cuanto salió, Cris me abordó a preguntarme. Por suerte, Emma hizo su entrada y le pidió que dejase de gritar o le destrozaría la colección de discos de Katy Perry.

Me hacía gracia que tanto Diya como Emma supiesen cuál era el punto débil materialista de mis amigas: Cris tenía mucho aprecio por su colección de música y películas (la mayoría eran Clueless o Scream Girls); el punto débil de Ashley eran las plantas; y el de Daria eran sus pósteres de The Walking Death o Por trece razones. Por mi parte, no había comentado nada de mis ediciones de Los juegos del hambre o Sombra y hueso.

Sangre por espinas 【Parte I THFYS】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora