Capítulo 11

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¿Qué? ¿Os esperabais ese final?

Pues no sabéis la que se avecina.

Mini maratón: 2/2.


Cuando me desperté, sentí que algo caliente me rodeaba. Abrí un ojo para encontrarme a un durmiente Jake. Mis ojos se abrieron del todo al recordar lo que había pasado anoche.

Noté que la sangre me subía al rostro y lo calentaba,

Me senté en la cama, busqué mi ropa y me vestí. Me miré en el espejo que Jake tenía en la pared: mi pelo estaba revuelto y mejillas sonrojadas. Precioso.

Me peiné un poco con las manos antes de coger mi bandolera y salir antes de ahí. Por suerte, eran las ocho de la mañana. Los Especiales solían dormir hasta las nueve y media, así que no me crucé con nadie hasta llegar a mi cuarto.

Al llegar, descubrí a Diya dando vueltas por el salón y a las demás repartidas en los sofás y sillones. Cuando entré, todas se volvieron hacia a mí.

—¡Hasley! —exclamó Cris.

—¿Dónde estabas? —preguntó Diya—. ¡No has dormido aquí, estábamos preocupadas!

—Eh...

—¿Has dormido con Jake otra vez? —preguntó Naya.

Más que dormir...

Calla.

—¿Qué? No. Me quedé dormida en la biblioteca cuando fui a estudiar ahí anoche —mentí descaradamente.

Obviamente, Naya, que era la que mejor me conocía, me miró con los ojos entrecerrados. Yo evité mirarla.

—Me voy a dar una ducha —mascullé, y desaparecí antes de que pudieran decirme algo.

Después de una larga ducha calentita en la que me sonrojé más de una vez al recordarme de anoche, me vestí y fui con las chicas a desayunar. Una vez en la mesa, fruncí el ceño al ver que los de tercer nivel no se encontraban en sus respectivas mesas.

—¿Aún no se han levantado los de tercero? —pregunté—. Son casi las diez.

—Es domingo —contestó Diya—. Hoy no hay clases con Evelyn y Fenersby. De ningún tipo. Solo un poco de entrenamiento en el área de los Especiales por la tarde.

—¿Es domingo? —me extrañé.

Ellas se rieron.

—Sí.

—¿Qué pasa? ¿Te ha dejado sin saber en qué día estás una noche en la biblioteca? —preguntó Naya, poniendo su Énfasis de amigas que saben de que va la cosa y mirándome fijamente con las cejas enarcadas.

—Eh..., es que tengo sueño —murmuré.

—Ya, ya, claro.

—¿Qué tal el entrenamiento de ayer? —le pregunté a Ashley, para que cambiase de tema. Ella, como siempre, no se dio cuenta de mi intención. Me daba un poco de pena usarla para eso, pero no podía permitirme que me descubrieran.

—Oh, pues fue muy bueno porque al idiota de Orlando...

—¿Se dio calambres a sí mismo con su electricidad? —concluyó una voz detrás de mí. Me tensé al oírla—. Sí, lo hemos oído, Ash.

Jake se sentó a mi lado.

Genial.

Me lanzó una miradita demasiado personal como para usarla en medio de la cafetería. Por suerte, Brandom se sentó al lado de Cris y le sonrió antes de preguntarle:

Sangre por espinas 【Parte I THFYS】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora