Capítulo 18

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ÚLTIMO CAPÍTULO

Lo siento por este final tan triste y por la canción.

(En realidad no MUAJAJAJA)

Es brominola.

Sin corregir.

A leer :D


 —¿Se pondrá bien? —pregunté por enésima vez.

Julia se encogió de hombros.

 —Las quemaduras no llegaron a pasar el segundo grado, estoy segura de que sí. Jake es un chico fuerte y Andrew ha hecho un buen trabajo cuando mis plantas no han podido ayudarle, se recuperará.

Sentí que el alivio me recorría el cuerpo. El nudo en mi pecho se aflojó un poco, lo demasiado como para dejarme respirar aunque fuese un poco.

Llevaba más de dos horas en la puerta de la enfermería, esperando a que alguien me dijese algo. Fui consciente entonces de lo que había pasado: había perdido el control.

Había perdido el control sobre mis poderes y casi había matado a Jake en el proceso. Me había desmayado durante un par de minutos y, cuando me había despertado, estaba en el sofá y Nick me esperaba para que despertara.

 —¿Puedo verle? —pregunté.

 Julia me miró casi con pena y, tras soltar un largo suspiro, asintió con la cabeza.

 —Cinco minutos —me advirtió.

Miré a Cris y a Brandom, que llevaban esperando conmigo bastante rato.

 —¿Queréis pasar vosotros...? —pregunté.

Cris negó con la cabeza.

 —Ve tú.

 —Gracias —le dije antes de abrir la puerta y entrar en la enfermería.

No miré a Mary, que continuaba en la misma cama de aquella tarde. Jake estaba tumbado en una de las camas, con los ojos cerrados y cubierto con una sábana hasta el cuello. Me senté en una silla que había junto a él y le cogí una mano, envolviéndola con las mías, y me la llevé a la boca. Tenía una pequeña herida en la sien y sus brazos estaban salpicados de distintas quemaduras. Las lágrimas me bajaban por las mejillas.

 —Lo siento —sollocé—. Lo siento muchísimo, Jake. Por favor, perdóname.

Sabía que Jake me perdonaría, claro que sí, pero ¿llegaría yo a perdonarme a mí misma o me odiaría a mí misma por casi matarle?

Me miré las manos. Yo no había salido herida, según Evelyn las hadas de fuego éramos ignifugas, pero detestaba no haberme quemado yo también; si por lo menos me hubiese quemado el pelo me sentiría mejor conmigo misma. Pero no, yo estaba perfectamente, mientras que Jake estaba inconsciente por mi culpa.

¿Por qué narices había tenido que venir a preocuparse por mí? ¿Por qué no podía haberse quedado en el comedor? ¿Por qué tenía que ser tan jodidamente bueno?

«Te quiero, Has», había dicho Jake horas antes del accidente —si es que se podía llamar así a algo que se habría podido evitar—. ¿Seguiría pensando lo mismo o me odiaría por casi matarle?

El amor puede matar, nos dijo una vez la señora Reed, mi profesora de Literatura, cuando leímos Romeo y Julieta, dos años atrás.

Otra pregunta cruzó mi mente: ¿qué habría pasado si Cris y Diya no hubiese venido a ver si estábamos bien?

Sangre por espinas 【Parte I THFYS】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora