Días pasajeros

9 1 1
                                    


Elías y Abraham.

Mientras ambos comían entre los espacios de clases habían creado cierta rutina, les daba por observar a los estudiantes con cierta tranquilidad, ya que se dieron cuenta que la escuela podría fungir como un escenario, donde se mostraba con cierta complicidad la comedia humana. Había entre líneas mudas romance, amistades duraderas, complicidad para sobrevivir al estrés escolar, aunque también la cara tétrica, con resultados funestos, sin embargo, a pesar de los segundos, adjudicaban de todos modos que resultará una comedia pues a pesar de todo los días escolares seguían con cierta progresión a manera de un juvenil espejismo. Entre bocados se inventan historias: -¿Qué crees que sea de él?, ¿por qué tiene la cabeza tan gacha? - decía Abraham entre mordiscos de un sándwich que le preparó su hermana.

-Estamos en la primera cuarta parte del semestre, no debe ser por entregar trabajos. -Elías contesta, seguido, da una mordida a la hamburguesa que compró con doña Lupe.

La plática continúa con cierto ritmo, el chico friki preguntón, entusiasta de querer saber qué es lo que se pierde afuera, Elías responde sin cuidado, diciendo siempre con un posible más nada concreto. Ambos sabían que nunca entenderían la historia correcta más esos destellos eran suficiente para matar tiempos muertos. Cuando terminaron de comer hay un breve silencio, no incómodo, sólo piensan cada uno en sus cosas mientras terminan sus bebidas a cortos sorbos. Es este escape que aprovecha la cabeza de Elías para pensar en lo que sucedió el fin de semana, no es nada del otro mundo, solo un un desfase nuevo.

El sábado por la tarde mientras caminaba por la calle, se encontró con uno de sus amigos, Diego, ambos al verse se saludaron de manera muy efusiva, fueron a un restaurante para ponerse al corriente, la verdad es que lo necesitaban, Elías estaba contento más que nada porque no tenía que hacer ese día además de caminar por el centro, mientras tomaban rebanadas de una pizza es el amigo del músico el que menciona esta frase: -Te lo digo, Fernanda ya está embarazada.

-Debes estar bromeando, ¿en serio vas a ser padre?

-Como te explico... yo no soy el padre.

-¿Qué?

-Cortamos hace meses, conoció a alguien con el que se casó casi de inmediato.

-Oh, lo siento.

-No te preocupes son cosas que pasan, además estoy comenzando a asimilarlo y salir con otras mujeres. Si quieres puedo arreglar una cita doble, asumo que debes seguir soltero.

Al escuchar la invitación solo se sentía estresado, quería rechazar pero al ver el rostro de su amigo supo que no era conveniente, aunque su tono sonaba animado al decir lo de su ex pareja en sus ojos se reflejaba un vidrioso lagrimal, Diego, no era así, pensó, en la preparatoria no le gustaba el tedioso proceso de buscar pareja y más bien fue la misma chica que tomó la iniciativa, sentía su vació, lo entendía en cierto punto y tal vez una salida no le haría mal si así pudiera ayudar a una vieja amistad. Pagaban la cuenta pactando en mitades, quedaron de verse la próxima semana para seguir hablando del pasado y tener la antes dicha cita doble.

Ese día no pudo dormir a plenitud, se le hacía curioso como un noviazgo de prepa desapareció tan pronto, veía a Diego y Fernanda casados tan pronto terminarán las carreras y ahora no eran nada. Además, no se sentía listo para salir con alguien, quería consejos, pero la noche anterior cuando habló con sus padres no recibió más allá del "ya estás grande, no olvides usar condón", tenía miedo de decirle a Diego porque en sus tiempos de prepa él le daba consejos al chico y no quería demostrarle que los papeles habían quedado cambiados ahora, aún no sabía si Abraham lo podría aconsejar bien, no lo veía como el chico adecuado para pedirle consejos románticos, tal vez con alguien de teatro podría desahogarse y ser aconsejado de ello.

Nuestro Dramático tallerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora