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Alicia González.

Entrando en la primera tanda de alumnos se encontraba Alicia, chica de 1.70, cabello castaño algo ondulado, con varios lunares en el rostro y portando unos lentes. De complexión media, portando una blusa blanca junto a un suéter café, sus pantalones unos jeans oscuros y unos converse negros donde en la marca de la media suela estaba escrita la leyenda "improbables, no imposibles". En ese entonces estaba junto a su amiga con una libreta abierta, cierra la misma y se levanta a las listas, con algo de prisa, aunque entusiasmada.

Al llegar, ajusta sus lentes antes de ponerse a buscar dónde estaba la lista, sabía bien cual era su opción, de hecho, había anotado el taller que deseaba en su libreta una vez lo escuchó. Le ofrecieron una pluma para anotar su nombre y firma en la hoja, pero ella tenía la suya, la buscaba entre el chongo que había hecho para arreglar su cabello incontrolable de esta mañana, ya que, con la que escribió la había dejado mientras anotaba. Deseaba llegar a la escuela hoy temprano, estaba emocionada pues, desde que leyó que este taller se ofertaba sentía que al fin tenía un lugar donde darle uso a su escritura. Fue la primera en anotarse, tinta azul y una firma de ella en cursiva con una taza de té detrás de su nombre.

Maximiliano Dueñas.

Max pertenecía al mismo grupo que Alicia, ambos eran del grupo "A" los mejores promedios del salón, por lo que era obvio que tendrían las primeras escogencias. El estilo del chico era peculiar para alguien de su edad. Aunque aún no comenzaba del todo la temporada de frío, tenía un chaleco azul rey con una corbata celeste, adornando su camisa a botones blanca. Su pantalón, negro de vestir y sus zapatos pulcros, daban la sensación que tuviera un uniforme, aunque les dejaban vestir en la escuela a gusto personal. En lo que respecta a su cuerpo, es pelirrojo, pecoso, con una complexión ni tan delgada, ni tan atlética y unos ojos ligeramente rasgados con unos lentes que le ayudaban a la vista y sostenidos por su nariz que parecía un gancho. Por estos rasgos le conocían como Zorrito, además que acentuaba con su personalidad.

Había esperado que Alicia optará por su taller, miraba entre turismo y protección civil para distraer. Sabía que si ella entraba también lo haría su amiga, por ser siempre tan apegadas, una vez Alicia se anotó le preguntó: - Ninguna me llama la atención, ¿No te molesta que te siga?

-Adelante. – Decía ella notando sus intenciones, aunque aún sin definirlas.

El chico sacó una pícara sonrisa y después se anotó. -Veamos cómo nos va. 

Su firma era con su letra usual, pero ello no le quitaba la belleza a la misma por lo bien cuidada de su letra.

Minerva Barajas.

La segunda tanda de alumnos llegó a las mesas, algunos talleres como yoga o diseño gráfico tenían ya cinco anotados.

Minerva era una de las chicas perteneciente en esa tanda, su cabello ardía, era un rojo tan intenso que estaba en fuego, se debía a los constantes retoques y cuidado al mismo. Su piel era porcelana fina ilustrada con un sutil y natural maquillaje, su mirada, a diferencia de su cabello algo apagada, sus manos como asas de taza y su cuerpo apenas comenzando a denotar acentuaciones de la madurez. Llegó vestida con una blusa holgada blanca, un pantalón caqui y unos zapatos oscuros.

Miró la lista de lo que quería con sólo dos nombres. Pensó "entre menos mejor". Sentía aun así algo de remordimiento, si no hubiera sido por una calificación injusta de una maestra hubiera sido la primera en poner su nombre en la lista.

En su firma en vez del punto en la "I" y la "J" tenían un corazón. Mostró una sonrisa tanto al maestro Pedro como al director, la cual era difícil de ver en su persona, más no imposible.

Nuestro Dramático tallerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora