Operación Alpha

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Minerva y Andrea.

Mientras van entrando por los rehiletes las chicas van conversando, sobre lo que vieron ayer, les resultó raro ver a los maestros sentados en una de las mesas de metal platicando. Había llovido toda la noche, por lo que en la mañana, charcos en el suelo servían como espejos para reflejabar la mirada fatigada y desvelada de los estudiantes. Algunos de los chicos llevaban abrigos con gorros por si volvía a llover, otros más cautos, un paraguas en mano. La pelirroja tenía un abrigo rojo robusto y su amiga un suéter ligero con capucha negra, tan oscura como las nubes en el cielo.

Mientras iban caminando a la puerta del pequeño escenario, notaron que hoy el aula estaba abierta de par en par, el maestro Fausto estaba trapeando mientras repasaba algunas cosas con la maestra de la clase de hoy. Las dos chicas al ver la situación se quedaron aún más extrañas, por suerte no las notaron, así que retrocedieron un poco para ir a esconderse en el baño: — ¿Qué está pasando aquí?

Se quedaron allí hasta que vieran a otro compañero y así no entrarán solas.


Fausto y Paty.

— Debes recordarles probar bien las cosas, no solo comerlas, deben saborearlas.

— ¿Y cómo sabremos si están haciendo bien el ejercicio?

— Debes prestar atención en cómo comen y lo que comen. La memoria corporal les va a ayudar a sustuir.

— Suena absurdo.

— No lo es, es importante para su formación.

Los primeros en entrar a la clase son Zorrito y Elías. Los dos, a diferencia de la chicas entran con naturalidad, ambos portan unos recipientes en donde guardan comida. A pesar de la normalidad de su expresión se sienten contentos de ver el auditorio, se ve más limpio que antes, una vez se secó el piso van al centro del escenario y le entregan sus recipientes al maestro, tal y como si entregaran mercancías.

La maestra se les queda viendo curiosa, quiere abrirlos hasta que su colega le dice que aún no. Fausto saca dos trapos del vestidor y se los pasa a los chicos: — Hoy comenzaremos con las clases en serio, así que deben tenerle un respeto al escenario, esta es su casa y como deberían hacerlo con su hogar, aquí también estaremos encargados de cuidarla. Si nos entregan este lugar sucio, lo limpiamos y si nos lo entregan limpio lo dejamos más aún. El día de ayer hubo una conferencia aquí, así que hay que darles pasada con el trapo a los asientos. Cuando lleguen los demás irán pasando el trapo a sus compañeros. ¿de acuerdo?

Elías no sabe responder, no limpia ni su cuarto y solo ayuda a Doña Linda a recoger la sala compartida los fines de semana. Quien acepta esa tarea sin rechistar es Zorrito, quien lleva su trapo a mojar al baño, su compañero lo imita al ver el cambio a la rutina de hoy. Regresando al aula comienzan a limpiar, poniéndose de extremo a extremo, acaban una fila hasta que llega Alicia, así, el guitarrista le pasa el trapo a ella, conforme van llegando lo demás se pasan la tarea, causando un trabajo colaborativo de manera inconsciente. Al principio, creían que era un castigo para el último que llegará, pues a sus ojos, tendría que limpiar más que el resto, pero, una vez terminaban de limpiar los presentes, al menos una vez, le indicaba a los demás repetir el círculo, procurando que, al menos cada estudiante limpiara tres filas. Fue una media hora incómoda, hubo poca plática y al final el lugar acabo impecable, dejando a todos sentados en círculo, en el centro del escenario: — Muy bien chicos, esa fue la primera parte del calentamiento, ahora vamos a caminar, eso incluye a todos. La maestra Paty comenzará dar instrucciones y luego poco a poco irá delegando las instrucciones a los demás.

—¿Qué? — Abraham.

—Denle una oportunidad chicos.

La maestra les pide a todos quedar descalzos, le hacen caso, aunque no de inmediato y tras ello van todos a caminar en fila por el auditorio, es bastante diferente a como lo hacían con calzado, para empezar el piso es más frío, más cuando se trata del área que carece de iluminación, el maestro va y cierra la puerta del auditorio. Mientras van caminando, intercalan el aŕea de los pies donde trabajan, primero normal, luego puntas, después talón, más tarde parte interna y terminar con la parte externa del pie; mientras lo hacen deben repetir un trabalenguas que les va diciendo por partes la maestra. Dan en total cuatro vueltas cuando paran, en ese entonces la maestra los abandona de la formación queda enfrente Alicia mientras dan las siguientes instrucciones: — Ahora ella será la líder de la fila hasta que digamos cambio, ustedes deben seguir sus acciones, si ella salta todos lo hacen, si ella camina a hurtadillas ustedes ya saben lo que tienen que hacer. Cuando sucede el cambio ella se va al fondo y el nuevo líder es el siguiente en la fila.

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