Quitándose vendas

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Maestro Pedro.

Planean una pausa antes de comenzar el siguiente ejercicio sin embargo los interrumpe nuevamente el maestro Pedro, el señor se encuentra confuso, Paty no acató a la indicación de presentarse temprano, esto le causaba un sabor amargo tras darle la plaza. Pese a ello tenía cierta esperanza de encontrarla aquí, ya que vio a los chicos trabajar afuera del salón con dinámicas. Al pedirles explicaciones los chicos ya no quieren encubrir a la maestra, confían en si mismos, al grado que quizás logren sacar a flote el taller con sus actividades autoimpuestas.

Pedro escucha los detalles, antes de decir algo lo analiza, siente ante todo que le resulta curioso, de hecho, tiene más sentido que ese ejercicio de piratas de la primera clase hubiera surgido de manera tan espontánea. Solo le queda una duda: - ¿Quién les hace las actividades?

-Depende, lo de ver los unipersonales lo pensó Zorrito pero las actividades corporales fueron pensadas por el padre de Alicia -Fabiola.

-Ya veo.

El maestro sigue pensando, los chicos quieren seguir conversando con él: -A decir verdad, es complicado hacer esto, de tres clases y apenas pudimos desarrollar una en tal cual, ¿No le parecería buena idea traer a Fausto? - Zorrito.

-Me temo que es imposible tenerlo con ustedes.

-Al menos que nos quiten a la maestra. -Abraham.

-El director lo está pensando por las quejas que hemos tenido del taller.

-¿Quejas?

-Sí, los maestros dicen que los de teatro andan buscando forzosamente cambiarse a otros talleres.

-Creo que hay un malentendido- Ryu.

-¿Por qué lo dices? - Pedro.

-Estoy tomando otro taller a escondidas, pero yo pregunté a la maestra antes de entrar si había problema alguno y me dijeron que no.

-Puede ser, pero al parecer no solo es un caso, son más alumnos los que hacen esta actividad, les pediré un favor, traten de no asistir a las clases de otros talleres, quédense en teatro.

-Sigo sin entender, yo también estoy tomando clases en otro taller, pero porque nos aceptan y luego se quejan con usted. -Abraham.

-No lo sé, pero para no estar recibiendo estas quejas por favor no vayan a otros talleres de colados. Ahora debemos quedar de acuerdo sobre lo que haremos con la maestra y quiero que sean honestos ¿ha venido la maestra o no?

-No. -Minerva.

-Vuelvo a preguntarles... ¿Quieren teatro?

La mayoría responde que sí, la única que no dice nada es Lucía: - ¿Y usted qué opina? -Pedro.

-¿Yo?, lo que ellos digan.

Sigue la chica en el fondo, se perfumó para disimular su olor aun así su cara se veía desmejorada. Pedro la nota, aunque no le dice de momento, al pensar que es por posibles desvelos, tratando de no quitarle un ojo encima sigue cuestionando a los demás: -Adoro que quiera ser autodidactas, pero ustedes díganme, ¿cómo le harán si a fuerzas necesitan un maestro que los supervise para que no se lesionen?

-Descuide trataremos que los ejercicios sean seguros. - Alicia

-¿Tan seguros como cuándo te golpeaste con los ojos cerrados?

-Lo siento, no fue mi intención lastimarla -Fabiola aún apenada.

-Deben tener un maestro que los supervise. Convencer a alguien, mientras veré que hacer con Paty. De momento yo creo que hoy ya trabajaron bastante, pueden irse a casa.

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